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La Capo De La Camorra

La Capo De La Camorra

Status: En proceso
Genre:Mafia / Equilibrio De Poder
Popularitas:130.6k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Mia Saviano sabe lo quiere desde que era una niña, ser la Capo de la Camorra y no dejará que nada intervenga en su camino, menos el hombre que es su enemigo número uno y al cual deberá matar eventualmente.
Leo Saviano quiere ser presidente de los EEUU y no dejará que ningún escándalo arruine su oportunidad.

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Libro abierto (+21)

Alek

–Imagino que tienes preservativos –dice con sus ojos negros por el deseo.

Guiño un ojo mientras le quito la blusa mojada y su brasier rápidamente. Mía quita sus bragas y me detengo un minuto para apreciar a la bella mujer que tengo delante.

–No tengo tiempo para que tomes fotografías mentales, Alek –declara mientras baja mi bóxer–. Después puedo enviarte una foto o un vídeo. Ahora te necesito.

–¿Así va a ser esto? ¿Me vas a estar mandando durante toda la noche? –pregunto divertido mientras comienzo a avanzar con ella hacia la enorme cama–. No sé si lleve bien lo de seguir órdenes, muñeca.

–Dame órdenes entonces. No me importa –se apresura a decir.

La dejo caer en la cama y la giro en un movimiento.

–Levanta ese culo que me ha estado tentando desde el principio –ordeno y Mía obedece.

Respiro profundamente al ver lo excitada que está. El brillo de la evidencia de su deseo baja por su muslo. Acerco mi boca y lamo el delicioso néctar que me está regalando.

–¿Te excitó chuparme la polla, muñeca?

Mía mueve su trasero, confirmando.

–¿Cuánta resistencia tienes? –pregunto tanteando terreno mientras acaricio sus redondas nalgas.

–La que quieras –responde girando su cabeza y mirándome con una tentadora sonrisa–. ¿Qué tal tu recuperación? –pregunta mordiendo su labio.

–Contigo será muy rápida –digo mientras me coloco el preservativo–. Agárrate fuerte –ordeno antes de entrar en ella en un movimiento–. Santa mierda, Mía, que bien me tomas –gruño con mi boca pegada a su espalda–. Tan estrecha, tan malditamente perfecta.

–Dame unos segundos –pide con los ojos cerrados, haciendo una mueca de dolor.

Me pego a su espalda y le doy besos húmedos en su nuca y cuello, justo antes de morder el lóbulo de su oreja.

–¿Cómo vas, muñeca? –pregunto ansioso por moverme.

–Unos segundos más –pide en un jadeo–. Ocupas tanto espacio.

Bajo mi mano a su centro y juego con su montículo sacándole gritos y groserías.

–Esto ayudará, preciosa –susurro antes de presionar ambos de sus pechos con las palmas de mis manos.

–Me siento pequeña en tus manos –susurra.

Sonrío y beso su mejilla.

–Eres perfecta en mis manos.

Gime y comienza a mover su trasero, probando cuánto puede soportar. Después de unos segundos, asiente.

–Estoy bien ahora.

Tomo su pequeña cintura en mis manos y comienzo a moverme dentro de su calor como he querido hacer todo este tiempo. Se siente tan malditamente bien, que quisiera poder quedarme dentro de su cuerpo toda mi vida.

Cada maldita hora.

–Alek, sí –comienza a gritar Mía con desesperación. Tomo su hermoso cabello rubio en mi puño y tiro de él, ganándome un gemido que resuena por toda la habitación–. Mas fuerte –pide entre gritos desenfrenados.

Salgo de su cuerpo y me acuesto en la cama.

–¿Qué mierda? –pregunta.

–Móntame –le ordeno–. Quiero comerme tus preciosos pechos.

Mía se sube sobre mí, empalándose en un movimiento. Comienza a moverse mientras yo jugueteo con sus pechos.

Los amaso con mis manos y los succiono con mi boca, dejando marcas de color rojo alrededor de sus preciosas puntas erguidas.

Mía grita una palabra que no consigo entender y se deja caer sobre mi cuerpo.

–No estoy ni cerca –me quejo, girándome con ella.

Sonrío cuando la tengo bajo mi cuerpo. Sus ojos están cerrados y puedo ver un par de lágrimas colgando de sus pestañas.

Es tan hermosa.

Imagino que no tiene tanta resistencia, pero puedo entrenarla. Eso me gustará demasiado.

Comienzo por moverme lentamente, tentándola con mis movimientos. Luego de unos segundos acelero un poco. Gime despacio con el cambio de ritmo. Sube sus manos a mis bíceps y sus uñas se entierran en mi carne. Gruño al sentir ese pequeño dolor en mi polla.

–Tú puedes, muñeca –le susurro en ruso.

Enreda sus manos en mi cuello y luego baja mi cabeza a la suya. Nos besamos mientras me muevo, sintiendo como me presiona con sus músculos internos.

Cuando sus caderas suben a mi encuentro, sonrío. Recuperó la fuerza que le había quitado su reciente orgasmo.

Me arrodillo y miro el lugar donde nuestros cuerpos se unen. Mía se incorpora y lo hace también. Creo que a ambos nos excita mirar.

Tomo su trasero, fijándola a la cama, y comienzo a darle con más fuerza sacándole un grito tras otro.

–Por favor –pide moviendo la cabeza de un lado a otro–. Alek, quiero… quiero…–calla cuando muevo mi cadera en semicírculos y luego lanza un alarido cuando vuelve a terminar.

–Te pregunté cuánta resistencia tenías, muñeca –digo–. Me gusta tomarme las cosas con calma –le aseguro antes de volver a recostar mi cuerpo sobre el suyo.

–Maldito seas –masculla con lágrimas bajando por su mejilla.

Beso su rostro y seco sus lágrimas con mis labios. Entierro mi rostro en su cuello y comienzo a moverme de verdad, golpeando su centro con fuerza, sin detenerme, sin mirarla, sin pensar, solo sintiendo.

El calor se arremolina en mi espalda baja y antes de darme cuenta me dejo ir con un gruñido.

Todo a mi alrededor desaparece por unos segundos, y luego caigo al lado de su cuerpo.

Bajo el cuerpo de Mía puedo ver la enorme mancha de humedad que dejamos y no puedo hacer otra cosa que sonreír. Me gusta saber que mi chica ruda se dejó llevar por la pasión y disfrutó.

Acaricio su mejilla con mi nariz y mi pecho se hincha cuando veo su hermoso cuerpo temblar, presa de las réplicas de su última liberación.

Cierro los ojos y sonrío. Fue mejor de lo que esperaba.

–¿Por qué tu papá te mandó a matar? –pregunta después de unos minutos, sorprendiéndome–. Siempre me pregunté qué puede llevar a un padre a querer asesinar a su propio hijo.

Sus ojos se abren y vuelven a estar verdes y satisfechos, sobre todo lo último.

–Haces las peores preguntas post sexo, ¿lo sabías?

–Respóndeme, Alek –pide girándose para quedar frente a mí.

Me acuesto de espalda y miro el techo, recordando a mi progenitor.

–Me odiaba. Creo que desde que nací. No recuerdo haber escuchado una palabra amable de su boca –digo con cuidado–. Me odiaba, pero odiaba más a mi madre.

–¿Por qué? –pregunta mientras afirma su barbilla en mi bíceps.

–Mamá nunca pudo amarlo. Mi progenitor se obsesionó con la belleza de mi madre y la secuestró. Mi abuelo la buscó por años. Mi abuela murió de tristeza al no saber qué había pasado con su única hija.

–¡Eso es horrible!

Asiento. –Papá sacó a mamá de Rusia y la llevó a Canadá. Le pagó a un sacerdote para que los casara y desde ese día comenzó el infierno para mi madre.

–La violó –declara.

–Cada puto día. Buscaba con desesperación un heredero y creo que tenía la esperanza de que si le daba un hijo, mamá podría llegar a amarlo. No ocurrió por supuesto. Nadie podría amar a su captor.

–No desarrolló el síndrome de Estocolmo, ¿entonces?

–No. Luego yo nací y fue el día que mi progenitor entendió que nunca podría tener el amor de mi madre, porque yo había acaparado todo su mundo. Me odió desde entonces y nos mantuvo a mi madre y a mí encerrados en el sótano–. Niego con mi cabeza al recordar ese sucio y helado lugar–. La primera vez que vi la luz del día fue cuando me entregaron a tus hombres.

–Lo siento mucho –susurra. Su mano acuna mi mejilla y me obliga a mirarla–. Tu mamá tuvo suerte de tenerte –agrega.

Cierro los ojos y recuerdo la última vez que vi a mi madre. Sus gritos pidiendo misericordia y el terror en sus ojos al saber que mi progenitor me entregaría a sus enemigos.

–¿Por qué me liberaste? –pregunto cuando abro los ojos y puedo ver en ellos lo mismo que vi ese día, esperanza.

–Pude verte –susurra.

–¿Disculpa?

Respira profundamente antes de responder: –Nunca he sido buena leyendo las emociones de los demás. Con mi familia aprendí a memorizar sus emociones con las expresiones de sus rostros, pero con los demás… No hay nada, un libro vacío. –Vuelve a acariciar mi mejilla–. Pero contigo…–calla y sonríe–. Pude leer cada emoción bailando en las pupilas de tus ojos. Eras un libro abierto, al menos para mí, y no quise acabar con algo tan transparente. No podía.

–Quería morir y a la vez quería vengarme.

–Lo sé, lo vi en tus ojos.

Tomo su barbilla. –Gracias. Creo que nunca lo dije, pero gracias por darme otra oportunidad.

Se acerca y me besa con hambre y mi cuerpo vuelve a necesitarla como si nunca la hubiese tenido.

–¿Quieres más? –pregunto mirando sus ojos dilatados.

–Sí. Mañana probablemente no podré caminar, pero quiero más. Mucho más.

Acaricio sus labios con los míos, ansioso por volver a sentir su cuerpo pegado al mío.

–No te preocupes, muñeca. Mañana te llevaré en mis brazos a donde quieras. Pero esta noche tendrás que soportarme.

Sonríe antes de volver a besarme.

1
Beatriz Coelho
escritora tengo el corazón arrugadito /Frown/
Beatriz Coelho
Mi querida escritora me fascinan tus novelas y está serie ha estado fenomenal. ésta en particular me encanta. Por favor actualizala....
Olivia Requena
Excelente
katius
bien hecho
katius
pero que estúpido 😒
Marcelina Chamorro Orrego
hermoso capitulo gracias bella escritora felicitaciones,ya Gaby mostró un pequeño progreso y bueno Leo, entendió que tiene más oportunidades que primero la familia, bendiciones 💐❤️
Marthha Sierra
excelente historia ya quiero más capitulos me devoró cada uno de sus capítulos que me quedo con habré de más y más pero bueno no queda otra cosa que esperar con ansías el siguiente capitulo mil gracias 😭😭😭
Beatriz Coelho
estoy enamorada de esta novela /Grimace/, por favor escritora apurece con los nuevos capítulos
Rocio Gil
lástima que nos tienen que pasar cosas malas para abrir los ojos
Nancy Martinez
cada capítulo más admirable,!!!! felicitaciones x tus grandes escritos ❤️
lisbeth mijares
me encanta ojalá querida escritora pudieras regalarnos un maratón sería maravilloso 😍😍
Cecilia Alarcon
excelente capitulo
D∆&∆n∆👑💜🏰
Leo tomo la decisión correcta para el momento q vive 💪
Idalide Solano
que Gabi regrese de dónde está para que le haga a leo cambiar pañales como castigo jajaja 😂 y sean muy felices
Yanet Cristina Vilugron Salazar
Bien Leo,te felicito 👏👏👏
Nairobis Cardozo Portillo
Leo me alegro que pongas a tu familia como prioridad y hayas puesto en su lugar a Dan viejo avaricioso y corrupto. De ahora en adelante Gabby y tú bebé milagro son lo más importante
Dolores Hernandez
wow leo mi 💓se estremece de alegría de saber que ahora sí estás apostando todo por Gaby y el bebé y dándole prioridad a tu pequeña familia que son tu mujer y tu hijo como debió de ser en cuanto Gaby te dijo del bebé pero no todo es perfección lo sabemos pero me encanta tus ganas y empeño en arreglar y sobre todo aprovechar la oportunidad que la vida te está dando para arreglar tus errores o por lo menos tratar de repara el daño que ese ya no se repara pero con amor las cosas se vuelven más llevaderas me encanta ver cómo leo pone en su lugar al presidente del partido maldito viejo adicto e ahí a todos los políticos que se quejan del narcotráfico y son ellos los principales consumidores mientras existan consumidores como este viejo ojalá y leo le saque la mugre al viejo ese que no respeta ni momento como ese en el que una persona esta entre la vida y la muerte personas que no tienen empatía ni sensibilidad gracias escritora muchas gracias de verdad le deseo mucho éxito y bendiciones 🙏👍👌👏👏👏👏👏👏
Mary Ney
Serían espamos o verdaramente lo escucho hay escritora más capítulos
viviana esteban
así se hace, limpieza con ellos!!
Cristel Reynoso
Muy emotivo este capitulo, te deja con una satisfacción de alegría...
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