Soy Mia Montecarlo, joven, hermosa y la única heredera del patrimonio de mi familia; todo eso no me sirve de nada, pues estoy en prisión, por culpa de la Familia Montiel y su ambición, su amor por el dinero y la vida ostentosa, les hizo tenderme la más vil de las trampas, pero lo que ellos no saben es que saldré de aquí, y saldré a vengarme.
Mi plan está hecho y no descanzaré, hasta hacer pagar a cada uno de ellos, incluyendolo a Él, "Valente Montiel".
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11- Dentro de mi.
(Valente).
Son las 11 de la mañana y no he podido concentrarme, en el trabajo, ni un solo segundo; estuve esperando la llamada de Leonardo, pero parace que el puede decir cuando y como hablar conmigo.
Sé, que no soy santo de su devoción y con toda razón, no lo merezco por ser un Montiel.
Aparte de eso, mi mente está bloqueada sin poder pensar en otra cosa más, que en Mía y en mi corazón vacío y amargado, por estár sin Ella.
Cualquiera pudiera decir que soy un hombre afortunado, pero lo que soy, no es nada de lo que pueda sentirme orgulloso.
Lo que soy es un imbécil, un maldito imbécil, que no sabe que hacer.
¡¡Carajo!!...
Soy un verdadero asco, parte de una familia podrida y que aún no ha hecho nada por desenmascararlos.
Pero debo hacerlo, por Mía.
AHHH.
Maldita sea...saber la verdad no es facil, no es fácil descubrir que he estado equivocado por tantos años; creyendo que Mía no merecía ni uno solo de mis pensamientos, luchando por sacarla de mi mente, de mi corazón y de mi piel.
¡¡Pero eso fue imposible!!.
Jamás la he podido olvidar.
La tengo impregnada en mi ser, la llevo en la sangre, en mis pensamientos día y noche.
Viví, pensando que le quitó la vida a mi padre por crueldad, porque él, no le siguio el juego inmoral, viví pensando que todo lo que me dijo Eugenia de Mía y de Daniela era verdad.
Viví pensando que ella merecía mi desprecio.
Pero descubrí que las víctimas, fueron Ella y Daniela
Y quizás seguiría engañado, sino hubiera escuchado a Efraín discutiendo con Eugenia y culpándola por la muerte de nuestro Padre.
Ese día, Efraín argumentó que Papá por correo le había explicado el plan y que el no quería hacerlo, pero que ella lo obligó.
Escucharlos me horrorizó y me hizo empezar a buscar la computadora portátil de mi Padre y buscar la forma de abrir su correo, necesitaba saber más.
Hasta que lo logré, la encontré y lei.
Allí descubrí que, todo era un plan para mandar a la cárcel a Mía.
Pero no contaban con que Ella, le dispararía a Óscar.
¡¡Quién no lo hubiera hecho en su lugar!!.
Lo hizo por defender a su mejor amiga, y aunque duele saber que al hombre al que le disparó era mi Padre, lo hizo por que fue la única forma de detener, al monstruo que abusaba de una mujer ante sus ojos.
Ahora estoy viviendo, en la desesperacion, pensando en todo lo que Ella ha pasado sin merecer estár alli, y en el odio que ha sentir por mí.
Mientras yo muero de amor por Ella, mientras estoy seco, vacío, viviendo una angustiante soledad, que no he podido llenar con nada, ni con nadie.
Estoy aquí, parado frente al ventanal de la oficina más grande y lujosa de esta empresa.
Soy el CEO, del Corporativo Montecarlo, soy Valente Montiel, pero también soy el hombre más infeliz del mundo, a mis casi 30 años, debería ser un hombre con ganas de vivir, debería estár gozando de mi juventud, pero lo único que sé hacer es sufrir, sufrir por el pasado; ahora más por lo estúpido que fui, por no haberme dado cuenta, de que todo fue un plan malévolo de mi Madre con la aprobación de Oscar y la ayuda de Efraín.
Y Ella, mi niña Preciosa está privada de libertad, por culpa de ellos y por culpa mía.
Maldita sea...
Como estará, como son sus días, como pasa sus noches, pasará frío, pensará en mi, recordará mis besos, mis caricias, recordará mi juramento.
Mía, Mía Montecarlo... ¿Será que algún día podrá perdonarme?.
Podrá perdonar todos estos años de encierro, podrá entender que no solo ella está en prisión, yo mismo soy prisionero, en mi propia cárcel...
Sí, Soy un prisionero, que solo piensa, en sus preciosísimos ojos color de oro, que no salen de mi mente, y esa sonrisa perfecta, que me encantaba y su cuerpo, ese cuerpo que deseé con locura, con desesperación ese cuerpo que me hacía temblar con solo tocar su suave piel, al que llenaba de besos, pero que jamás hice mio completamente, y no por que no lo deseara, sino porque ella era menor de edad y debía respetarla.
Ahh Mía...Mía...
Perdóname mi amor...
Perdóname, por ni siquiera darte la oportunidad de contarme tu versión.
Estuve tan ciego desde el principio y ahora no sé cómo voy a acercarme a Ti; sé que debo devolverte tu honor y eso haré.
Pero antes debo enfocarme en llegar al fondo de todo y desenmascarar a mi familia...
El intercomunicador de la oficina, de presidencia llama, sacándome abruptamente de mis pensamientos.
Lo levanto y allí está Marcela, mi secretaria, con su fastidiosa voz, saludandome con formalismo, seguramente tiene a alguien cerca, por el contrario, estuviera llamándome Cariño, la verdad no entiendo como se me ocurrió acostarme con ella.
Eso es otra estupidez... que cometí.
—¿Que quieres?...—Le contesto con aspereza.
—Señor Montiel, aquí está su Madre quiere pasar a verlo, le dije que usted no quiere ver a nadie, pero ella insiste en hablar con usted.—Me dice y estoy seguro que solo viene a poner mi día, mucho más insoportable.
—Que pase.—Le digo a la insípida secretaria, mientras me acomodo en la silla que jamás debí ocupar.
Escucho los golpes en la puerta, y autorizo a que pasen, se que mi Madre viene a llorar por 3 horas continuas, como lo ha hecho cada aniversario de la muerte de Óscar, pues a pesar de tener nueve años de muerto, ella sigue tratando de revivir la herida.
—¿Dime a que vienes?.—Le digo al verla cruzar la puerta, con su elegante vestimenta negra y sus múltiples joyas, las que luce con orgullo, joyas que ha comprado con dinero ajeno.
—Valente hijo querido, ¿cómo estás?, tengo varias semanas de no verte, si no fuera por tu hermano Efraín que aunque está de viaje me llama todos los días; viviría en completo abandono.—Me dice, haciéndose la martir, cosa a la que ya no le presto mi atención.
—"Si Madre, menos mal que tienes a Efrain", ahora te vuelvo a preguntar ¿ a que vienes?.—Le digo a secas a la mujer que me dio la vida, pero también una de las culpables de que ahora sea como un muerto viviente.
—Valente, ¿que es lo que sucede?, sabemos que el día que a tu Padre le arrebataron la vida, tu cambiaste mucho; te volviste frio, prepotente arrogante y hasta un tanto insoportable, pero ahora estás más furioso que nunca, y está bien que estés furioso; pero no con tu familia, no es con nosotros que debes estár furioso, es con la maldita que le arrebató la vida a Oscar, a quién debes odiar es a Mía Montecarlo.—Me dice sin ninguna vergüenza.
—YA... CALLATE.—le digo a gritos.
Ella, se impresiona al oírme y me ve con descontento.
—¿Que es lo que te pasa Valente?, no me gristes, soy tu Madre.—me dice tajante e incredula de mi actitud hacía ella.
— Lo que pasa es que, tengo a la peor de las Madres, tu eres la culpable del asco de hombre que soy.—Le digo con decepción de mi mismo, caminando más cerca de Ella.
—No, entiendo por qué me hablas de esa forma, si tu Padre viviera, volvería a morir al oírte y no me puedes decir que soy la peor de las Madres, pues lo que he hecho es por Tí y por tu hermano.—Me dice con descaro.
—Ya basta de hipocresías, todo lo que hicieron Oscar Montiel y Tú, fue por ustedes mismos, por ambiciosos y egoístas y envidiosos, somos una familia de porquería, unos delincuentes, y me averguenzo de llevar este apellido.
Ya descubrí toda está farza y es mejor que lo sepas de una vez, lo sé todo y voy a sacarlo a la luz pública, aunque yo también tenga que pagar las consecuencias.—Le digo a mi Madre y Ella cae sentada en la silla que tiene atrás, con su mano en el pecho palideciendo, supongo qué jamás pensó que yo lo descubriría.
Y no veo en sus ojos ningún arrepentimiento, lo que veo es miedo a verse descubierta, no por mi, le teme que todo el mundo sepa que clase de familia somos y las consecuencias de todo.
Ella, me mira fijamemte y me dice.
— ¿Y que es lo que harás?...
¿Que harás, Valente Montiel?.