El clan de brujas Lanira suele vivir en la clandestinidad, las reglas de su clan son claras, no busques más de lo que necesitas o puedes llamar la atención de un dragón.
Aisha miembro de este clan estaba por terminar su año en solitario y sus practicas profesionales cuando desapareció del radar, el clan ha implorado saber, pero hay un poder muy grande que la retiene y la oculta de su familia.
Dos años después ella regresa herida y sin memoria de lo que le ocurrió durante su ausencia y con la cría de un dragón creciendo dentro de ella...
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Ejder y Libelle
Mientras se arreglaba para la cita con Libelle, Ejder se cuestionó constantemente el porqué había aceptado la invitación, ya que entre más lo pensaba, sus justificaciones se volvían más débiles, sobre todo porque su padre ya tenía agendada una reunión con el demonio para esa misma tarde, sin embargo, por primera vez en su vida sentía verdadera curiosidad, quería saber qué era Libelle, cuál era su verdadera relación con aquel demonio, porqué era tan amable con él, a pesar de lo sucedido, y sobre todo, qué pretendía lograr al invitarlo, sin embargo por la situación de su hermano era mejor si se limitaba a tratar de quedar bien y no ofenderla.
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Se reunieron en una cafetería a las afueras de la ciudad, cerca de un área turística, donde rentaban cabañas, el lugar era acogedor uno de los favoritos para los enamorados locales y foráneos. En cuanto ella lo vio llegar, su estomago se apretó, Libelle estaba nerviosa, nunca antes había coqueteado con nadie y no estaba muy segura de cómo hacerlo. Ambos se saludaron tímidamente y comenzaron a ordenar.
Al principio la platica fluía en torno al trabajo, él la cuestionaba sobre las razones para iniciar su empresa y sus principales fuentes de inspiración, Libelle se limitaba a contestar de forma reservada, no quería abrumarlo, hasta que notó que el ambiente comenzaba a enfriarse, así que se animó a si misma para comenzar a preguntar y a explayarse en las respuestas. Un pastel de chocolate y dos tazas de café después, Ejder tenía frente a sus ojos a una Libelle parlanchina y algo bromista que ya lo había hecho contar un par de anegdotas sobre su infancia, y aunque el ambiente entre ellos se había aligerado, Libelle sentía que a ese ritmo no lograría ni si quiera tomar su mano. Pero de repente, al tratar de tomar al mismo tiempo el botón de servicio, sus manos se rosaron, generando una corriente eléctrica que les erizo la piel y se alojó en la base de su nuca, provocando un hormigueo lleno de placer que los recorrió igual que un escalofrío.
Ambos estaban sorprendidos, nunca habían sentido algo así de intenso. Libelle le sonrió coqueta mientras se disculpaba, esa era la clase de emoción que buscaba, y se cuestionó a si misma si se podía volver ambiciosa y buscar un poco más de ello. Por su parte Ejder estaba tan sorprendido que dudaba de lo que acababa de sentir, Ejder a diferencia de ella había tenido todo tipo de experiencias, pero ninguna le había logrado provocar una sensación, ni medianamente, parecida a lo que acababa de sentir, por lo que sin dudarlo, antes de que Libelle pudiera alejar su mano, él la atrapó en la suya, sintiéndose embriagado de deseo y placer, por lo que no pudo evitar preguntarse cómo se sentiría recibir una caricia de esas manos.
A partir de ese momento todos sus problemas y buen juicio desaparecieron, sin ninguna inhibición y ante los ojos sorprendidos de Libelle, llevó su suave mano a su rostro guiándola para que acariciara su mejilla, al tiempo que cerraba los ojos y ladeaba la cabeza para presionarse suavemente en ella, los ojos de Libelle lanzaron un destello luminoso, Ejder inmerso en un placer que jamás había experimentado, ni siquiera notó el instante en que perdió todo su autocontrol, cuando abrió los ojos mostró ante ella su verdadera naturaleza, lo que la sorprendió por uno segundo, pero entonces comprendió que sólo la fuerza de una criatura mítica como él podría resistir su toque cargado de energía, por lo que se armó de valor, no sólo para continuar sino para tomar las riendas de la situación.
Sin más dudas ella levantó su otra mano para tomar el rostro de Ejder y acercarlo a ella, ante éste acto él se mostró complacido y sin dudarlo se aproximo para besarla; al principio fueron caricias delicadas, como el aleteo de una mariposa sobre los labios de Libelle, que se fueron intensificando hasta convertirse en una fiera salvaje que exigía entrar en ella para poseerla. Cuando se separaron ambos respiraban con dificultad, mientras se miraban fijamente a los ojos, entonces Ejder tiró con suavidad de ella para acercarla a su cuerpo mientras hundía su nariz en su cuello e inhalaba con intensidad su refrescante aroma a bosque y flores, le dio un leve beso y subió hasta su oído para susurrarle:
—No sé qué es, pero a penas puedo controlarme...así que te doy en éste momento la oportunidad de huir, antes de que te devore— la voz grave de Ejder pareció resonar en cada rincón del cuerpo de Libelle quien no supo que la impulsó a acercarse hasta su oreja y mucho menos de donde le salió su respuesta.
—Eso espero, esta noche deseo ser un gran festín para ti— al terminar de hablar tomó entre sus labios el lóbulo de su oreja, masajeándolo con su lengua, él sabía delicioso...
Ejder al instante soltó un leve gemido, que sólo ella alcanzó a escuchar, y en cuanto lo liberó, él la tomó de la cintura para apresurarse al mostrador, pagar la cuenta y solicitar una cabaña.
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Antes de entrar en la cabaña Ejder la tomó entre sus brazos levantándola para cruzar el umbral, nunca se había sentido tan ansioso en su vida, pero al mismo tiempo su instinto le instaba a centrarse en que ella disfrutara de toda esa experiencia, extrañamente deseaba cuidarla y hacerla sentir como una reina. Libelle se sorprendió, pero la sensación fue reconfortante, había muchas cosas que en su vida no podría experimentar; entrar a la recamara en brazos del hombre con el que yacería por primera vez, ya lo podía tachar de su lista, y eso la hacia sentir feliz y nostálgica al mismo tiempo, era tan encantador que si no tenía cuidado podría desear más de lo que podía llegar a obtener.
Él la depositó con suavidad en la cama y la cubrió enseguida con su cuerpo, volviéndola a besar con ansiedad, mientras comenzaba a recorrer su torneado cuerpo por completo, llenándola de caricias que la estaban haciendo olvidar todo; sus dudas, su familia y hasta su nombre, para sólo centrarse en el anhelo de lo que vendría a continuación.
A pesar de la feroz necesidad que lo había poseído, Ejder fue retirando con cuidado cada prenda del cuerpo de Libelle, al tiempo que la animaba a que ella también lo tocara y le quitara las suyas. Cuando las barreras que separaban sus cuerpos desaparecieron él le susurró al oído varias veces lo hermosa que era y lo ansioso que estaba, mientras saboreaba los rosados botones de su pecho, al tiempo que ella podía sentir su dureza palpitante frotándose entre sus suaves pliegues, buscando su húmeda entrada, él sabía que era la primera vez de Libelle, sus ligeros titubeos y sus adorables expresiones de sorpresa ante cada paso que daban, la habían delatado, por lo que, al ya no aguantar más y sentir la punta de su dureza en el lugar correcto, le advirtió que dolería sólo un momento y con sumo cuidado como si temiera romperla con un brazo rodeó sus hombros mientras con su otro brazo sujetaba su cintura, al tiempo que presionaba para comenzar a invadir su intimidad. Libelle al instante se aferro a la espalda de Ejder mientras apretaba sus labios, un leve gemido escapó desde su garganta, y algunas lagrimas traicioneras brotaron de sus ojos, aún así ella se sentía dichosa.
Ejder permaneció inmóvil dentro de ella, completamente extasiado por el placer de sentirse envuelto por su húmedo y cálido interior, al tiempo que iba besando sus ojos para beberse las lagrimas que sin darse cuenta había dejado escapar, pudo sentir como ella volvía a relajarse, y la humedad aumentaba, entonces le dio un beso cargado de lujuria mientras comenzaba un suave vaivén que poco a poco se fue intensificando, Libelle comenzó a sentir que le faltaba el aire mientras pequeñas oleadas de placer le recorrían la columna como descargas eléctricas que la hacían dejar escapar algunos gemidos, entonces él aumentó la fuerza de sus embestidas, al tiempo que ella enrollaba sus piernas al rededor de su cintura y cuando Ejder sintió que su liberación se acercaba instintivamente buscó la mirada de Libelle, llegando juntos a su liberación mirándose a los ojos, lo que propiciaría un primer enlace para formar un vinculo de pareja.