Aunque su corazón se destrozara en mil pedazos tras el dolor que sufrió a causa del padre de su hijo, aún no nato, está dispuesta a seguir adelante por la pequeña vida, aunque su alma aun grite por el dolor.
En la vida a veces comenzamos muchas cosas de la forma equivocada, y el amor no está exento de caer en ese error, pero no por eso deja de ser verdadero.
Esta es la historia de un amor que aunque empezó de la forma equivocada encontró el camino.
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Veintiuno
Mariana no volvió a mirar los papeles en los que estaba trabajando, se quedó con la vista fija observando la puerta por donde entraría el hombre y en cuanto lo vio asomar por la oficina sintió como su parte espiritual se separaba de su cuerpo material y bailaba alrededor de él.
- Buenos días.
Escuchó hablar al rubio con ese sonido ronco y cerró los ojos imaginando como sería escuchar esa misma frase en su oído una mañana desnuda junto a él y sacudió su cabeza con fuerza, decididamente tener a Ninete cerca recordándole ciertas cosas no era algo bueno, ella nunca fue así.
- Buenos días Gabriel.
Pero él no se quedó atrás, su nombre en la boca de la mujer se oía exquisito y se la imaginó repitiéndolo una y otra vez mientras él la embestia en su cama, y entonces se obligó a pensar en el porqué estaba allí y quien era ella.
- He venido por mi respuesta.- el hombre fue directamente al punto mientras se acercaba al escritorio con una sonrisa de las que hacían a Mariana temblar.
- Sí que no tiene mucha paciencia usted.- se quejó ella con una sonrisa y lo vio desviar la mirada hacia el ventanal de vidrio que daba al gran patio interior de la floristería y que estaba lleno de macetas con plantas.
- Si se trata de ti no- y allí estaba otra frase dicha con aquella voz que a Mariana le provocaba cosquillas en lugares innombrables- Y no me mal interpretes, soy completamente capaz de entender cualquier respuesta que me des y aceptarla, pero no quiero morir de la incertidumbre. - todo lo que dijo lo dijo sin mirarla, parado de frente a los cristales, intentando evitar que su cuerpo reaccionara a la respuesta que le diera la mujer.
- Está bien, acepto comer con usted.
La sonrisa en la cara del hombre se hizo mayor aunque ella no pudo verla.
- ¿Hoy?- se giró él de pronto para mirar sus ojos.
- ¿Podemos dejarlo para otro día? No vine arreglada para una salida.- intentó justificarse.
- Estás perfecta.- le dijo haciendo hasta lo imposible por no acercarse a la chica y hacerle todo lo que tenía en su cabeza en ese momento, y no la engañaba, ella estaba sentada y no podía ver la parte inferior de su vestido, pero arriba estaba que no dejaba cabida a ni un reclamo, sobre todo por el color azul de la tela de su ropa que iba en perfecta armonía con sus ojos.
Ella bajó la cara al sentir que sus mejillas ardían de calor debido a la mirada de él y a el hombre le encantó verla sonrojada y tímida, era muy buena actriz, fue uno de sus pensamientos, los otros era mejor borrarlos, todos iban desde hacerla suya allí mismo contra el cristal de la ventana hasta tenerla toda una semana gimiendo sin control bajo su cuerpo.
- Vendré por ti a la una, iremos a Trattoria da Fortunata, para que se lo digas a Ninete o a quien desees, quiero que te sientas segura conmigo. - otra sonrisa y Mariana se quedó muda otra vez- Estás perfecta de verdad, no intentes cambiar nada.
Y sin esperar respuesta salió de la oficina, si no lo hacía pronto una erección iba a delatar sus pensamientos.
- Hasta luego Ninete- le dijo a la rubia al pasar como un bólido a su lado mientras esta atendía a una pareja que querían encargar las flores para su boda.
Unos minutos más tarde salía Mariana de la oficina.
- Pensé que no ibas a terminar nunca lo de los papeles.- Ninete parecía niña en la puerta de un cine antes de que empezara la película- Dime, cuenta todo.
- No hay mucho para contar Ninete, que hoy iremos a comer en Trattoria da Fortunata y que allí podré preguntar lo que desee de él.
- Huy, que bueno.- se burló la rubia- Pero antes de que preguntes irás informada, vamos a buscar en internet que eso nos dice siempre un poco más.
Y sin esperar sacó su teléfono y fue escribiendo Gabriel Hudson en cada uno de los buscadores de las distintas redes sociales tratando de encontrar información del hombre.
- Chico inteligente, todas son privadas, solamente tienen acceso sus seguidores y sería muy evidente que ahora le pidiéramos que nos aceptara, vamos a probar con Fb, es la última que nos falta.- Ninete abrió la página y- Bingo, esta no es privada- enseguida apareció la sonrisa de Gabriel en la fotografía del perfil y fueron directamente a su información- Aquí dice que es un empresario del mundo de la informática, de familia son solamente él y su madre, no tiene ninguna relación porque espera por la indicada y las fotografías son las típicas, playa, fiestas con amigos y navidad con su madre.
Mientras al teléfono de Gabriel llegaba una notificación, alguien estaba husmeando en su página falsa de Fb y con su sonrisa característica se imaginó quien era, abrió la notificación y el nombre de Ninete Ferrara apareció en ella, sabía que iban a buscarlo en las redes sociales, en estos tiempos esa era una herramienta poderosa por eso fue un paso por delante de ellas, no podía darse el lujo de dejar crecer una duda que acabara con sus planes al darse cuenta ellas de que no existía un Gabriel Hudson.
Una menos diez y la puerta de la floristería se abrió para que entrara por segunda vez en el día el rubio que parecía ir gritando "soy el puto amo" mientras caminaba hacia las dos mujeres.
- Hola, le dijo a las chicas cuando estuvo frente a ellas y miró a Mariana como si buscara algo más, estaba hermosa, ya la había visto en la mañana con esa ropa, pero igual no podía dejar de admirarla.- Si lo deseas podemos irnos ya.
- Sí, sí, ya váyanse y pásenlo bien, coman con calma y no te preocupes por regresar Mariana, mañana nos vemos en casa. - Ninete hablaba sin detenerse y a él le pareció graciosa, y Mariana recordó que era viernes y los sábados a veces se encontraban para estar todos juntos.
- Está bien, mañana nos vemos entonces- le contestó y se dieron un beso, pero Mariana sabía que la rubia no iba a esperar al otro día para enterarse de todo, que en la noche tendría una larga llamada suya.- Por favor no le digas nada a Luigi- le pidió al oído a su cuñada y esta asintió antes de verlos andar hacia el auto del hombre.
Gabriel caminó a su lado y abrió la puerta del copiloto para que la chica entrara y rápidamente dio la vuelta para entrar él.
Se sentó detrás del volante y respiró hondo pensando en el momento y en que estaba con aquella mujer en un lugar tan pequeño, y ese fue un gran error, el olor a jazmín de Mariana entró en su cerebro y lo hizo apretar las manos para aguantar las ganas de caer sobre ella, ya estaba viendo que cobrar su venganza no iba a resultar tan fácil como pensó.
Gracias autora! Felicitaciones!