Nicolina, una sexi y curvilínea Italiana regresa luego de 10 años, para abrir un Bar que promete subir el calor en los Ángeles.
Bruno Altamirano un seductor, frio y sumamente organizado, se abre paso en el mundo de la arquitectura, ajeno a que la jovencita de la que se enamoro perdidamente en su juventud, regresó a su vida ordenada tan solo para desmantelarla con un documento que podría cambiarlo todo.
Esta obra es de mi autoría, esta protegida y la amo como todas mis historias.
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Con planes o sin ellos, siempre tu
Cleo no lo dejó pensar y subió sobre sus piernas acomodando las de ella a cada lado, sin romper el beso.
Luka gruño de placer el sentir los dedos enredándose en su cabello mientras el beso se profundizo. Sus labios encajaron a la perfección, mordiscos sutiles y las lenguas danzando de una manera excelsa, los dejaba sin aliento y con ganas de mas
Había tenido tantos sueños con esa mujer, pero todos quedaron cortos con lo que estaba sintiendo.
Cleo se sentía tan pequeña, tan sabrosa sobre sus piernas que envolverla con sus fuertes brazos era infinitamente glorioso.
Ella una vez que probo de ese hombre decidió no parar, mañana seria otro día, esta noche quería que esas manos grandes que acariciaban su espalda, se tatuaran en su piel, que el aroma delicioso quedara empapado en ella.
Por lo que no estaba dispuesta a soltarlo, hasta conseguir lo que quería.
Comenzó a moverse lenta y placenteramente sobre él, sintiendo que no era la única que estaba subiendo la temperatura.
Las grandes manos apretaron los muslos y Cleo sonrió sobre la boca que la estaba arrastrando a la locura.
Luka la miro unos segundos y su lengua juguetona paso por sobre su boquita como si fuera un delicioso helado.
-¿Qué estamos haciendo, bailarina?- sonó tan seductor que Cleo creyó que no aguantaría mucho.
-¿Necesito explicarlo?- respondió mordiendo el labio inferior con fuerza y este siseo de placer.
El subió lentamente por las tersas piernas y se coló debajo de la camiseta para sentir eso que tanto quería, la diminuta braga se perdía en el firme y perfecto trasero volviéndolo loco.
-Preciosa, esto es …
Apretó con fuerza y siguió camino, arrastrando la tela hacia arriba. La rubia colaboro quedando completamente desnuda de la cintura para arriba.
Luka perdió la habilidad de hablar, razonar y respirar al verla. Tenerla desnuda se sentía irreal, pero ahí estaba. Los senos redondos y firmes, la estrecha cintura y uno que otro lunar en esa piel radiante lo invitaban a besarla.
Y como un hombre en el desierto, creyendo ver un oasis, roso con sus dedos la piel expuesta para ver si era real.
Cleo jadeo, cuando una de las manos fue de su cintura, pasando por el valle de sus senos para terminar sujetando su nuca. Luka la jaló hacia un beso que le robaría el alma al igual que el corazón.
Estaba plenamente decidida, lo tendría toda la noche. No tenía duda alguna que en la mañana este hombre, que parecía perdido por ella seguramente se arrepentiría, pero no importaba, estaba preparada para eso.
-Al cuarto- ordeno cuando la dejo respirar y él sonrió.
-Sujétate, bailarina- la voz ronca sobre sus labios erizo su piel e hizo caso, heredando sus brazos y piernas.
Luka sujeto su firme manzana y se puso de pie, gozando de su rubio koala.
-¿Me guías?- interrogo entres besos, a medida que pateaba las cajas vacías que habían quedado desperdigadas.
-Por allí- señalo el pasillo que continuaba después de la cocina y no detuvo los mimos, haciendo que el italiano se concentrará en llegar a la habitación cuanto antes.
Besó la barbilla, luego succiono la piel del cuello y sonrió al oírlo gruñir. No quería dejar lugar sin besar, no quería detenerse o correría el riesgo de pensar.
Luka llegó al cuarto y pateo la puerta, mientras devoraba los labios de la rubia que sostenía sus mejillas con firmeza.
Parecían animales en celo, desesperado por consumirse una mil veces.
Trastrabillo y choco contra el borde de la cama donde Cleo desenredo sus piernas y se paró sobre el colchón.
Él reía embobado, la abrazó con fuerza sin impórtale el dolorcito en su nuca al ver hacia arriba, porque ella no dejaba de besarlo.
-Eres delicioso, - ronroneo.
Beso las mejillas, los ojos, la nariz, para retomar en esa boca hambrienta que la recibía con ganas.
El italiano estaba en una nube de placer, ella era todo lo que quería y más. Y con fervor alejo los miedos que intentaban jugar con su cabeza.
-Tú lo eres, hermosa, tu eres jodidamente deliciosa- murmuró sobre esa boca perfecta y bajo con besos hasta llegar a ese par de cerezas que lo esperaban erguidas.
Cleo se sujetó de sus cabellos y cerró los ojos, disfrutando de aquella lengua ardiente que daba círculos y succiones perfectas.
Pero quería más, mucho más, por lo que lo aparto.
-Te quiero sin nada, ahora- sus pupilas estaban tan dilatadas de placer que el verde cristalino era casi imperceptible.
- Lo que mi bailarina ordene- gozo de esa orden y rápidamente arrojo la remera al aire y los pantalones\, al igual que la ropa interior\, termino en el suelo.
-Grrrr, que rico - Cleo mordió sus labios y lo observo sin un gramo de vergüenza. De pie en la cama, poso sensual con sus manos en la cadera, y dejo que sus ojitos grabaran cada centímetro de ese cuerpo tallado.
Por primera vez Luka sintió una cosita llamada pudor.
Esa mujer lo comía con la mirada, y aunque él no tenía ni un cabello virgen, era la primera vez que lo hacían sentir así.
-No señorita, no seré el único desnudo aquí- busco mostrarse seguro y señalo la pequeña tela que aun la cubría.
-¿No?- rio tratando de alejarse, pero este fue más rápido y la atrajo.
Se inclinó y jugo con su lengua sobre el borde de la tela, disfrutando de los ligeros espasmos de la rubia.
Luego sus dientes fueron a la pequeña tela de encaje y la deslizo con ayuda de una de sus manos hasta los pies.
-El verde te queda hermoso- dijo, haciendo alusión al color de la braga, mientras dejaba besos por las piernas sin dejar de verla- pero sin nada te ves mejor
Cleo ya no se contuvo y tiro de ese cuerpo monumental, llevándolos, a ambos, a la cama.
Luka apoyo sus antebrazos al costado del rostro de Cleo, y la miro detenidamente, mientras esta paseaba sus manos por esa espalda musculosa hasta llegar al firme y redondo trasero, el cual azoto divertida.
-Bailarina, vas a matarme- se hundió en el cuello para besarlo con hambre.
-No, primero me tomas y luego mueres- rio al ver como él levantaba el rostro viéndola, sorprendido.
-Mujer realmente, vas a matarme.
-Por supuesto- ella uso todo su cuerpo y giraron en la cama.
Luka posicionó sus manos en la cadera y suspiro embelesado, sin perder de vista los movimientos de la rubia, que se estiro en dirección a su mesita de noche y saco un condón.
-Primero, lo primero-
-¿Si?- dijo pícaro al ver como esta concentrada abría el paquetito dorado.
Incluso en ese momento, lo hacía sentir en casa, sin la necesidad de ser un macho cabrío que debía tener el control en la cama. Ella era perfecta y eso lo asustaba, tanto como lo excitaba.
-Por supuesto, cariño, hay que vestir de gala a ese campeón, sino. no va a la fiesta. ¿Y no queremos eso, ¿verdad?
-No, no queremos eso-
La risa ronca, fue perfecta para Cleo que una vez que vistió al soldado, se ocupó de guiarlo.
El italiano contuvo el aire al sentir el calor de esa mujer consumiéndolo. Verla, moverse como una diosa era una imagen que jamás podría olvidar.
El cabello largo y rubio caí sobre los sen6s y las caderas iban y venía a medida que las uñas se clavaban en sus abdominales.
No, definitivamente, no podría parar con esa mujer, había caído y estaba feliz de hacerlo.
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Otro día en los Ángeles, uno en el Nicolina decidió darle un poco de tiempo a Bruno, lo conocía, si insistía él se pondría terco y con tal de molestarla se negaría a firmar.
Por lo que borro el mensaje que estaba a nada de enviar, si estaba ansiosa por cerrar aquella etapa que parecía no querer dejarla ir.
Nunca estuvo en sus planes ser madre de esa manera, pero cuando la vida te da limones es mejor hacer limonada, que llorar.
La muñequita italiana de curvas exageradas, se puso bonita y decidió visitar a los últimos proveedores, estaba días de la inauguración. Pero antes tenia que alimentarse.
Lo que llamo su atención fue llegar a la cocina y no encontrar el desayuno listo, ese al que la tenía acostumbrada Luka.
Fue al cuarto y encontró todo en su lugar, algo bastante diferente sucedida en su cuarto, que era un completo caos.
-¿En que cama te has metido rufián?- susurró con una risita, sin imaginarse que este estaba en las sabanas de una gran amiga.
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En Alta arquitectura Bruno miraba su celular, el contacto "Lina" aparecía en la pantalla y solo debía apretar el botón verde, y listo.
Le diría que ni loco firmaría ese documento, que no la dejaría huir, que la perseguiría como una sombra, pero se contuvo.
Ella tenía la habilidad de escaparse y esta vez tenía que pensar cómo hacer para que le fuera imposible.
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Mientras tanto, en la entrada del estudio de arquitectura las miradas no se hicieron esperar, los hermanitos Greco caminaban viendo todo y nada.
Para ser preciso, Dante lo hacía y como todo un galán asentía, seductor, ante las mujeres que lo saludaban.
Alessandro ajeno a los suspiros, hablaba en francés estando al teléfono, su preciosa esposa viajo a Paris por asuntos familiares y estaría lejos una semana, cosa que para el rubio era frustrante, adoraba abrazar a su esposa cada noche, luego de sucumbir al deseo.
Dos hombres hermosos, pero diferentes.
El mayor vestía un traje azul a la medida que lo hacía lucir elegante. Alessandro se veía serio, seductor y distante a diferencia de Dante que portaba un estilo, elegante sport. Jean azul, remera blanca de cuello en V y saco negro, haciéndolo ver sexi y con un aire tosco, pero delicioso, era imposible no imaginarse el cuerpo tonificado que se cargaba de bajo de esa ropa.
Ambos caminaron hasta el ascensor e ingresaron marcando el piso que los llevaba a la oficina de Bruno.
📱📱- Je t'aime précieux- Alessandro finalizo la llamada y suspiro viendo los números correr.📱📱
-¿Cómo está mi cuñada?- interrogo Dante viendo divertido, la cara de angustia de su hermano.
-Bien, pero soy yo, quien no lo está- sus manos fueron a los bolsillos, estaba a nada de mandar todo al demonio y tomarse un avión.
-Ale, no seas exagerado, son solo siete días, tu mujer y tu hijo pronto van a volver- rio y negó esperando que las puertas se abrieran.
-Tú, hablas porque no tienes ideas de lo que se siente extrañar a la mujer que amas, ya te va a tocar y seré yo quien ría- amenazo juguetón a medida que se abrían paso por el pasillo.
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Bruno estaba perdido en sus pensamientos, una y otra vez cambiaba los posibles planes para agarrar a esa italiana escapista, pero no se decidía por ninguno
-Señor, los hermanos Greco lo esperan- María había interrumpido sus pensamientos y se puso de pie acomodando el traje.
-Hazlos pasar, por favor.
Espero como todo un empresario y trato de mantener la compostura al ver esas dos moles ingresando.
Él no era pequeño, tal vez compartía la misma estatura de Alessandro, pero Dante definitivamente era intimidante.
-Señor, Altamirano- el rubio, extendió la mano- Alessandro Greco- se presentó nuevamente- la última vez, hablamos solo unos minutos.
Bruno quiso que la tierra se lo tragara y es que en esa época estaba idiota por su situación con Aria.
-Sí, lo lamento, aquella vez estaba con algunos inconvenientes, espero me sepa perdonar- el rubio asintió- favor tomen asiento- indico los sillones.
-Usted debe ser el señor Dante Greco- dijo viendo al italiano y extendió la mano. Sintió como su mano fue presionada con fuerza.
Esos ojos verdes parecían perforarlo y la sonrisa de costado le hizo pasar saliva.
-Sí, es un placer conocerlo- Dante no puedo evitar recordar los hermosos ojos azules de Camila, al ver los de Bruno
-También es un placer, mi hermana hablo mucho de usted- el arquitecto trato de mostrarse amistoso. No podía creer como su hermana se enfrentó a es mole
-Sí, definitivamente está loca-pensó-
-¿Su hermana hablo de mí?- fue inevitable sonreír.
-Esa leoncita, piensa en mí- pensó entretenido, ahora más que nunca la molestaría
-Sí, me conto de su excelente trabajo en el conjunto residencial. - El arquitecto omitió la parte de los insultos y se quedó con lo mejor.
Dante dejo escapar una carcajada al oírlo, nada le haría creer que esa mujer lo elogio.
- Imagino lo bien que hablo.
Bruno sonrió y se encogió de hombros- mi hermana es un poco exigente
-Ni que lo digas- el grandote rio y fue a sentarse junto a Ale.
-¿Café?- interrogo, antes de ubicarse
-Por favor- respondieron ambos.
El arquitecto abrió la puerta y dio la orden para luego acercarse a los hermanos y sentarse en el sillón individual
-¿Recibieron el correo con el proyecto?, le pedí a mi…
-Sí- interrumpió Alessandro -, la idea es excelente tendremos que…- hizo silencio y comenzó a buscar a los lados- mierda- dijo entre dientes y suspiro
-¿Que sucede?- interrogó Dante sin comprender porque se detuvo.
-Deje el maletín en el auto – murmuró avergonzado
Dante rodo los ojos y negó- Señor Altamirano nos daría unos minutos, iré a buscar las carpetas en el auto.
-Claro, lo espero, mientras tanto podemos avanzar- señalo a Ale que quería esconderse, y es que tener cabeza de enamorado le había afectado en el trabajo.
-Sí, claro- afirmó el rubio, agradeció con la comprensión.
-Perfecto- respondió el grandote y se puso de pie, para caminar en dirección a la salida.
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Dante paso por el escritorio vacío de María y vio lo perfectamente ordenado que estaba.
-Necesito, sin dudas una secretaria así- recordó por un instante a esa mujer que parecía odiarlo, ya que siempre se olvidaba de pasarle las citas. -
Subió al ascensor, llegó a la planta baja y busco el coche donde encontró el dichoso maletín.
Revisó que estuviera todo alli, ya bastante había sido con el olvido de su hermano.
A pocos metros, Camila presionaba la alarma de su coche y echaba un último vistazo a su vestido en el reflejó de las ventanillas.
Ambos caminaron concentrados en sus asuntos sin percibir al otro.
El italiano cerraba el maletín y ella enviaba mensajes, pero el impacto de sus cuerpos, frente al ascensor, los espabilo.
-Tu- los ojos azules lo miraron desafiante y este sonrió.
-Señorita Altamirano, parece que ama encontrase conmigo – rio entretenido al ver esas mejillas rojas de rabia.
Se hizo a un costado y le cedió el lugar para que ingresara primero
-No seas bruto- respondió enojada presionando el botón una vez que él ingreso- este estudio es de mi familia, aquí trabajo
Dante rio ante esa arrogante y sexi mujer.
Se ubicó detrás, disfrutando el dulce aroma fresas que desprendía el largo cabello negro.
Camila podía sentir el cuerpo enorme muy cerquita y mantenía su cuello estirado rogando que el ascensor subiera más rápido. No sabía si era por su miedo a los lugares cerrados o la ganas que le traía al cavernícola
-Es pequeño este lugar- el susurro en su oreja la hizo estremecer
Ella giro sobre sus tacones como toda una fiera y se encontró con ese rostro hermoso que la miraba fijamente.
- Si- paso saliva- e invades mi espacio- su manito se posó en el pecho para alejarlo\, pero un fuerte ruido le helo la sangre.
-Carajo – murmuró y tembló como una hoja
Dante miro hacia el techo sin percatarse del rostro asustado de Camí.
-Al parecer se atascó- dijo y bajo la mirada para verla- Ey, leoncita ¿Qué sucede?
-No puedo respirar.
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Besos
Gaby
.el tereré es una bebida tradicional de mi país Paraguay 🇵🇾 y se toma frío con remedios naturales y mucho hielo ..... saludos 😘😘😘