Jeff Smith quiere casar a su única nieta Alice con Edward Sackler CEO de las empresas Sackler y el hijo mayor de la familia, el trasfondo de está trama es que Alice no se quede sola al momento del fallecimiento de Jeff, aparte de hacer crecer su empresa y fortuna, Mark Sackler tiene oscuras intenciones sobre esté matrimonio, que ambas familias buscan tener beneficios propios pero... sera Alice la única que sufrirá con éste matrimonio forzado? ...que estarán buscando los Sackler con está alianza??? acompañame a descubrir los misterios!
NovelToon tiene autorización de mirna vega para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 21
El sol empezaba a asomarse tras las cortinas de la habitación, Edward observó su reloj faltaban unos escasos minutos para que fueran las seis de la mañana se levantó del sofá y salió de la habitación. Carl ya estaba en el pasillo esperando a que Edward saliera. Al verlo le mostró la maleta que traía en la mano con su ropa y cosas de aseo personal, se las entregó junto con un cafe.
Edward tomó las cosas y regreso a la habitación, se fue directamente al baño para tomar una ducha rápida y vestirse con la ropa limpia ya que la camisa que traía estaba manchada con algo de sangre se terminó de vestir y al salir del baño se dio cuenta de que Rebecca estaba abriendo los ojos y buscando con la mirada a su alrededor a alguien conocido. Su rostro se iluminó al ver a Edward –Oh cariño ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué estoy en el hospital? preguntó Rebecca fingiendo no recordar nada, en su interior sentía felicidad pensando que su plan había funcionado.
El rostro de Edward estaba aun más sombrío de lo normal y mostraba muchísima furia, con la mirada fija en Rebecca, pregunto –¿Realmente no recuerdas lo que sucedió anoche? Rebecca con algo de miedo por ver el rostro desfigurado de ira de Edward solo atinó a negar con la cabeza.
–Bueno en un breve resumen te diré la estupidez que cometiste. Fuiste a mi casa para chantajearme y evitar que me casara el día de hoy. Rebecca abrió grandes sus ojos en signo de admiración tratando de fingir que no recordaba.
Edward se acercó a la cama para mirarla fijamente muy de cerca, se agacho y le dijo lo más claro y cerca posible para que no tuviera pretextos o fingiera no entender –Rebecca, tú más que nadie sabe que no hay ninguna persona en el mundo que pueda chantajearme y si alguien se atreve a hacerlo se arrepentirá enormemente. Estas palabras causaron terror en ella sabía que su plan había fallado y que sobre todo lo pagaría muy caro.
–Una mujer que se vale de este tipo de artimañas no puede estar a mi lado.
Rebecca estaba a punto de suplicarle que no se alejara de ella cuando entró el doctor, –Oh ¿Ya despertó señorita? Este dirigió una mirada a Edward y le extendió la mano para decir –Buenos días, señor Sackler. –Buen día. Respondió Edward al mismo momento que extendía su mano para corresponder el saludo del doctor.
–Bueno la señorita ya se encuentra bien, su salud está fuera de peligro solo necesita reposo por un par de días y estará perfecta. Pero va a necesitar utilizar tranquilizantes por un tiempo para restablecer su salud mental.
Rebeca al escuchar esto no podía entender de lo qué hablaban, ¿Como que salud mental? se preguntaba ella, no logró decir algo mas por que Edward habló para dar sus indicaciones, –Doctor afuera está personal de la institución en la que será recluida, la solicitud está sobre la mesa firmada para su ingreso, puede indicarles a ellos cuáles serán sus cuidados para estos días y también cuales son los exámenes que le harán para determinar su estado de salud mental.
Rebecca estaba completamente atónita sin poder articular ninguna frase o palabra para oponerse a lo que Edward quería hacer con ella. Observó que estaba a punto de marcharse cuándo logró decir algo –Edward por qué me lástimas de está manera, no me trates cómo si fuera una basura que puedas desechar así de fácil. Dijo lloriqueando y con su rostro inundado de lágrimas.
Edward lo único que podía demostrar era impaciencia, dió un último vistazo a Rebeca antes de salir de la habitación para después decirle una última frase cargada de frialdad y sumamente hiriente . –Este es tu merecido, tú te lo buscaste.