Pedro es un Exmilitar que debido a una lesión se vio obligado a retirarse, siendo un adicto a la adrenalina en su retiro decide fundar una academia de deportes extremos.
Un día un accidente termino con su vida y cuando cree que es su fin termina el reencarna en el cuerpo de una chica, pero no de una cualquiera sino de la emperatriz del imperio de Arrosa, una chica mimada que está destinada a morir, y ¿Cómo sabe eso?, es porque dicha emperatriz es un personaje relleno en la novela favorita de su hermana.
Pero Carlos no está dispuesto a morir de nuevo por lo que hará lo necesario para sobrevivir.
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Capítulo 21
DANNA
El resto de la fiesta yo no me pareció tan tediosa y aburrida gracias a Alicia, la hija del conde Anyelir, ella era muy divertida, me recordaba a Kelly, la esposa de mi mejor amigo y también una gran amiga mía, hablamos de todo un poco, sus opiniones eran más que interesantes y teníamos algunas cosas en común, otra cosa que mantuvo la fiesta menos aburrida fue la Marquesa Amelia, quien tenía ideas claras y una opinión de lo más peculiar, en el mejor de los sentidos.
Al final la fiesta no fue una pérdida total, puse en su lugar a una zo**a y además creo que hice dos amigas.
- Son más que bienvenida cuando lo deseen – les dije a ambas mujeres antes de que ese fueran
- Es un placer para nosotras que la emperatriz nos abra las puertas a palacio – me contestan las dos al unisonó antes de hacer una reverencia e irse
- Camila, Anna, creo que debo agradecerles por convencerme de hacer esta fiesta – les digo
- Sabía que te gustaría – me dice Camila con una sonrisa burlona, porque ella como Anna saben que lo odie, Amelia y Alicia fueron lo único bueno, pero aunque sea algo bueno salió, yo en verdad creí que sería una pérdida total me alegra ver que no fue así
2 semanas, ese es el tiempo que ha pasado desde la dichosa fiesta de té, en ese tiempo asistí a solo a una fiesta de té, y solo porque la anfitriona fue la Marquesa Amelia y la verdad no fue tan mala, ella solo invito a mujeres con las que tenía trato y eran de un pensamiento parecido a la de la Marquesa, pero al ser de una influencia menor no estaban incluidas en la lista que me hiso Camila, el resto de la invitaciones, que eran muchas, las rechace, eran de aquellas niñas mimadas que solo me querían a su lado para que les diera importancia, por su parte Alicia fue a verme en dos ocasiones, lo cual me hacía feliz, ya que estaba haciendo no solo una amiga, sino también una aliada para cuando me divorciara.
Ya estoy recuperada, bueno me recupere hace unos días, pero Amaro se negó a entrenarme hasta que mi recuperación fuera total, así que hasta hoy empezare mi enteramiento, desde hace unos días volví a mi rutina normal, por lo que estoy en forma para lo que venga.
Me pongo uno de los pantalones con los que suelo correr, pero en vez de ponerme un top opto por una camiseta, si bien no hay mucha diferencia, al menos con esta cubro mi vientre, lástima que no llego muy lejos, ya que Anna que interceptó cuando apenas iba saliendo de mi habitación y me prohibido salir así.
- Su majestad ¿Qué trae puesto? – me pregunto
- Mi ropa para entrenar, no piensas que entrene en vestido ¿o sí? – le pregunto, pero ahora que lo pienso no es mala idea, principalmente uso vestidos ahora, así que es importante que aprenda a moverme con estos, talvez más adelante cuando mi entrenamiento avance cambie mi ropa para poder prepárame para cualquier eventualidad
- Claro que no su majestad, pero lo que trae puesto es muy revelador y solo el emperador tiene el derecho de verla – me dice
A veces me dan ganas de darle un zape cada vez que sale con sus frases sobre el emperador y yo, pero no lo hago porque no es su culpa, su crianza la hace pensar así, y además técnicamente estoy casada con Amaro, por lo que ajustado a esta época Anna tiene razón, pero no me pienso cambiar, esto me da libertad de movimiento, además no tengo nada mas
- Te equivocas, el emperador no tiene ningún derecho sobre mi soy una persona, no una cosa – le digo a lo que ella solo niega con la cabeza, pero no me contradice – y si no es esto ¿qué demonios me voy a poner? – le digo a lo que ella se vuelve a quedar callada – es ese caso vámonos
Y sin darle opción de nada, ni siquiera de reaccionar abandono mi cuarto bajo la atenta mirada de mis guardias quienes no dejan e verme, y como culparlos el ejercicio ha hecho maravillas con mi cuerpo.
Llegamos al campo de entrenamiento donde se encuentra al Gran General de las tropas de mi marido, y por lo que se un gran amigo suyo, al parecer él, mi marido y el cara de pedo son algo así como los tres mosqueteros, solo que ellos si son tres, no he tenido la oportunidad de hablar con él, pero siempre hay una primera vez para todo, a demás Amaro aun no llega así que no hay nada que perder.
- Un saludo Gran General – lo saludo con la cortesía correspondiente.
Este voltea a verme y por su cara puedo ver que no le agrade, esto me hace preguntarme que tienen los amigo de mi marido contra mía, porque a ninguno le agrade cuando me vieron.
- ¿Quién es usted y que hace en mi campo? – me dice muy enojado mientras me mira de arriba abajo, y yo aprovecho para hacer lo mismo, es fuerte, se nota, es más musculoso que Amaro, su cabellos es negro y sus ojos de un color gris, es una linda combinación, pero dedo admitir que la combinación de rojo con dorado de Amaro es mucho más linda, en el momento que pienso eso me sonrojo y no dudo en darme un cachada mental por esos pensamientos, pero que demonios me pasa, estaré en el cuerpo de una adolecente, pero no lo soy, así que no puedo permitirme tener pensamiento tan absurdos
- Soy … - empiezo a hablar pero son interrumpida por Anna
- Su majestad – dice cuando llega a mi lado y en sus manos trae una camisa, no se de quien es, pero seguramente es para cubrirme, al notar al Gran General mi amiga se sonroja y lo saluda un tanto cohibida, no puedo creerlo a Anna le gusta el Gran General
- ¿usted es la emperatriz? – me pregunta mientras levanta una ceja
- Si, así es – le dije mientras me acercaba a él, si creía que me iba a intimidar estaba muy equivocado
- Veo que mi amigo se casó con una mujer con todas la letras, que la trae por aquí su majestad ¿acaso va entrenar? – me pregunta mientras me señala haciendo referencia a mi ropa
- Así es, Amaro me entrenara – le contesté, al parecer me equivoque, creo que si le agrado
- Ya veo, en lo que llega su majestad por que no empieza a calentar me dice mientras me pasa un brazo alrededor de los hombros, yo alzo mi mirada para verlo, ya que es más ato que yo y le sonrió como muestra de agradecimiento pero entonces un grito nos separa
- ¡SUELTALA EN ESTE MOMENTO! – oímos y nos separamos al instante y ambos vemos a un Amaro muy enojado venir hacia nosotros