Una joven es arrojada a las vías de un tren y su existencia se extingue en un instante. Cuando vuelve a abrir los ojos, no encuentra descanso ni luz, sino el cuerpo de la villana secundaria de la novela que siempre odió. La rabia que arrastraba en su antigua vida despierta ahí, más fría y afilada que nunca.
En ese mundo donde la “santa” es intocable y los héroes juegan a ser salvadores, ella decide convertirse en la sombra que los devore. No quiere redención. No quiere justicia. Solo quiere verlos caer.
¿Podrá quebrar la historia que otros escribieron?
¿Quién detiene a alguien que dejó de creer en la misericordia?
¿Y qué ocurre cuando la oscuridad obtiene un nuevo nombre… y un nuevo rostro?
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Humillando al protagonista Masculino
Recorrió toda la escuela en tiempo récord y terminó llegando a la biblioteca. Estaba por entrar cuando el sonido de la campana resonó por los pasillos, anunciando el inicio de las clases. Con un suspiro resignado, dio media vuelta y se dirigió a su salón.
Al llegar, su mirada fue directo al asiento donde la Ember original solía sentarse. Era imposible no reconocerlo: justo al lado del príncipe Alan. Observó el lugar con desagrado, como si fuera una trampa puesta para ella. A su alrededor, los estudiantes murmuraban, especulando lo ridícula que se vería si osaba sentarse ahí.
Ignorando cada comentario, Ember se deslizó hasta el penúltimo asiento del fondo, un lugar que nadie parecía querer. Desde allí parecía reivindicar su territorio. Los murmullos crecieron; algunos la observaban con recelo, otros con simple curiosidad. Ember sonrió apenas, orgullosa de seguir su propio ritmo, mientras apoyaba la mejilla contra la ventana y se perdía en el paisaje. Esa manera distante suya, mitad calma, mitad desafío, era justo lo que la volvía tan impredecible.
No notó que, en el último asiento, Daniel la observaba. Parecía disfrutar del caos ajeno como si fuera un buen libro. Su mirada era aguda, tranquila, analítica. Había algo en Ember que lo intrigaba ya que algo en ella había cambiado este último año
Poco después entraron Lily y Alan. Lily avanzaba tímida esperando alguna burla de Ember pero al verla lejos de lo habitual tomo un respiro y se sento , mientras Alan caminaba con el orgullo tenso y explosivo de alguien acostumbrado a imponerse. Al ver el puesto vacío dónde debería estar Ember, Alan frunció el ceño, como si el simple hecho lo ofendiera.
Se acercó y soltó, en voz baja pero amenazante:
"¿Ahora qué estás planeando?"
Golpeó la mesa de Ember con la mano abierta, no fuerte al punto de hacer daño, pero sí lo suficiente para reclamar autoridad.
"Te dije que te alejaras", contestó Ember sin mover un músculo más de lo necesario. Su voz sonó seca, tranquila y peligrosamente firme, como si no tuviera intención alguna de ceder.
Alan abrió la boca para replicar, irritado por su actitud, pero el profesor entró justo entonces. El silencio forzado de la clase lo obligó a retroceder a su asiento. El orgullo herido le tensó la mandíbula.
Desde el fondo, Daniel dejó escapar una ligera risa. No se burlaba de Alan; simplemente apreciaba el espectáculo. Para él, comprender las dinámicas entre las personas era casi un pasatiempo, y Ember acababa de convertirse en su personaje favorito.
Las clases avanzaron sin mayor drama. Ember se dedicó a escucharlas con la misma disciplina con la que uno aguanta una tormenta: sin quejarse, pero tampoco disfrutando demasiado. El tiempo pasó rápido y, cuando sonó el timbre del receso, ella esperó a que el salón se vaciara por completo antes de levantarse.
En lugar de dirigirse al comedor o al patio, tomó el camino opuesto y se encaminó a la biblioteca. Al entrar, se detuvo por un instante, sorprendida. El lugar era enorme, con estantes que parecían tocar el techo y una elegancia silenciosa y lujosa.
Caminó entre los pasillos con genuina admiración, rozando con los dedos algunos lomos brillantes. Entonces vio algo que desentonaba: un libro viejo, desgastado, escondido entre ejemplares demasiado nuevos. Como si alguien hubiera intentado disimular su existencia.
Ember lo tomó, curiosa. Justo cuando estaba por abrirlo, un destello azul apareció frente a sus ojos. El sistema interrumpió su descubrimiento mostrando una pantalla flotante con su tabla de estadísticas actuales.
Tabla de Estadísticas Mágicas
Nombre: Ember Veylthorne
Raza: Humana
Afinidad mágica: Oscuridad + Luz
Clase actual: Estudiante de la Academia Astralis
Nivel: 1
Atributos Base
Atributo: Valor, Descripción
Mana: 120/120, Energía mágica disponible. Aumenta con práctica y ascensos.
Vitalidad: 85/100, Resistencia física. Baja cuando usa magia inestable.
Fuerza: 10, Básicamente sirve para abrir puertas pesadas y ya.
Agilidad : 14, Reflejos rápidos, útil para esquivar hechizos y problemas… en teoría.
Inteligencia: 22 , Determina la potencia de hechizos y análisis mágico.
Voluntad: 18, Resistencia a ataques mentales y control energético.
Carisma : 8, Nivel social actual: desastre.
Afinidades Mágicas
Tipo de magia. Nivel Detalle
Oscuridad 2 Control básico de sombras. Inestable pero poderosa.
Luz 0 Sellada. Solo puede despertar bajo ciertas condiciones.
Neutral / Elemental 1 Hechizos básicos aprendidos en clase.
Habilidades Actuales
Habilidad. Nivel. Efecto
Visión Sombría 1 Permite ver en áreas poco iluminadas.
Manipulación de Sombras 1 Movimientos simples de energía oscura.
Intuición Mágica 1 Detecta objetos o personas con alta magia cerca.
Resistencia Mental 1 Reduce efectos de ilusiones débiles.
Estado Actual
Parámetro Valor
Papel en la historia: Villana secundaria reescribiendo su destino.
Riesgo de muerte temprana: Alto si sigue chocando con protagonistas masculinos.
Ember repasó cada línea del panel como si fuera una sentencia de muerte.
Al llegar al final, se quedó inmóvil un segundo y luego soltó un suspiro que casi pudo romper la pantalla.
“Genial. Esta villana es un chiste. Con estas estadísticas no intimido ni a un gato bebé. Así jamás voy a convertirme en la villana principal.”
Su frustración era tan grande que hasta el menú parecía burlarse de ella. Volvió al libro decidida a ignorar al sistema, abrió la primera página… y otra ventana apareció sin pedir permiso.
Notificación del Sistema
Familiar compatible detectado:
Zorro Blanco — Nivel 99
Un destello dorado explotó frente a sus ojos, obligándola a retroceder tambaleándose. Cuando la luz se disipó, parpadeó varias veces para asegurarse de no estar delirando.
Allí, sentado en medio de la biblioteca como si fuera dueño del lugar, había un pequeño zorro blanco de dos colas. En la punta de las orejas, patas y colas brillaba un suave tono azul pastel. Era una criatura tan hermosa que parecía sacada de un cuadro antiguo… o de un catálogo de mascotas mágicas demasiado caro para su presupuesto emocional.
Ember lo observó con la boca entreabierta, incapaz de decidir si acababa de recibir un milagro o un problema de nivel legendario.