Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 3
—¡Pobrecito! Cómo sufrió por tu culpa antes de morir—dijo Tuny, intentando provocarla usando la culpa—se supone que lo amabas, pero lo pusiste por debajo de tu ex pareja. Defendiste hasta el último momento, a un hombre que solo te dañó.
—¡Basta!—gritó—¡Lo haré!
Tan solo recordar lo que pasó antes de su muerte, la torturaba de una forma que ella misma quería matarse de nuevo en ese momento. Pero, estaba consciente de que, si no era ella la que saltaba directo al umbral de aquel mundo, lo haría su abuelo, no podía condenarlo más de lo que ya había hecho estando en vida.
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Oscuridad, seguido por un fuerte olor a humedad y podrido, fue lo que se percató tras saltar dentro del pozo. Un fuerte dolor en todo su cuerpo, y un sabor metálico en su paladar, provocó que finalmente abriera sus ojos, aunque su vista estaba muy borrosa.
—¿No deberíamos ponerla boca arriba?—la voz de un hombre se escuchó en medio de su confusión—¡se puede ahogar!
—¿qué? ¿Te preocupa lo que suceda?—ahora fue la voz de una mujer.
—¡Lo que menos quiero es que me acusen de asesinato, Valeria!—respondió el hombre.
Sintiendo cómo alguien volteaba su cuerpo y la dejaba con brusquedad, escuchó a los segundos cómo la puerta se abría para después cerrarse de inmediato. Esperando unos minutos a que nadie más se acercara, decidió levantarse pese al enorme mareo que tenía.
"¡Mi cabeza!", pensó.
Temblando, notó que la mano donde se había tocado la frente estaba manchada con sangre. Con cuidado de no caerse, se levantó con lentitud, notando no solo la sangre, sino también como un inodoro estaba atorado con papeles higiénicos, lo que provocó que todo a su alrededor se inundara.
Dejada en medio de tal desastre, como si de basura se tratase, caminó con los pies adoloridos, notando así que no poseía sus zapatos. No obstante, aquello no le importaba.
Ahora lo que apremiaba para ella, recién reencarnada en el cuerpo de un personaje que temía saber cuál era, era el poder verse en un espejo y corroborar su identidad. Así podía asegurarse de que lo que había dicho Tuny fuera cierto o no.
—¡No!—expresó llegando a los lavamanos—soy...soy ella.
Aquel cabello negro enredado, aquella piel pálida, llena de cicatrices, y sus ojos rojizos, eran una clara muestra del personaje a quien ella había creado para ser la protagonista principal de aquella macabra historia.
Ahora estaba en el cuerpo de Serah, miembro menor de la gran familia Valentine, pero con una vida bastante lamentable, tanto que se arrepentía enormemente por haberla creado.
Serah, hija del cuarto miembro al mando de la familia, era considerada una ilegítima por parte de su propio padre, al no heredar el típico cabello rubio ceniza y los ojos verdes claros. Sin apoyo, no solo era acosada por varios miembros de su familia, sino también por sus propios compañeros.
Recordaba muchas de las escenas de Bullying que la protagonista tuvo que aguantar, por lo que no pudo evitar reírse por la trampa que ella misma había diseñado y caído.
—Un castigo digno para una pecadora cómo yo—susurró con amargura.
Temblando, con varias heridas en su cuerpo, y su uniforme escolar manchado de sangre, intentó salir de los sanitarios pero un destello de luz dorada la detuvo.
Al frente de ella, muy similar a la pantalla que usaba Tuny, se encontraba una segunda pantalla flotante, pero esta era de un fuerte color dorado. Tanto que su luz se alzaba por encima de la luz artificial del lugar.
..."¡Bienvenida a su nuevo mundo!"...
..."Esta es la interfaz estándar para todos los usuarios primerizos"...
..."A medida que el usuario avance, se desbloquearán más funciones"...
..."Antes de comenzar, ¿le gustaría saber cuáles son las reglas?"...
Frunciendo el ceño, temiendo que pensaran que estaba loca, presionó el botón que decía"yes". Allí se sorprendió bastante que en vez de encontrarse una extensa lista de reglas, solo estuviera escrita, en letras rojas, una sola:
..."Mientras se cumpla con la misión principal y misiones secundarias, el usuario puede hacer lo que quiera con completa inmunidad"...
—¿Inmunidad?—preguntó bastante débil—¿Te refieres a que puedo hacer lo quiera sin castigo alguno?
..."Mientras se cumpla el objetivo principal, la venganza o el asesinato están incluso dentro de lo permitido"...
Yelena, ahora Serah, sacudió la mano para hacer desaparecer la pantalla en frente de ella. No podía pensar en nada, necesitaba buscar ayuda de algún profesor o encontrar, con algo de suerte, la enfermería de la escuela.
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Quien diera a una jovencita golpeada y ensangrentada, quería ayudarla... pero siendo quién era, no le sorprendía que hasta los propios maestros caminaran de largo por el pasillo, ignorando su evidente estado.
—¡Agh!—gritó cayendo por las escaleras.
Su falda negra y camisa roja se mancharon aún más de sangre, mientras sentía un fuerte dolor de cabeza y espalda producto de la caída.
—¡Pero qué tonta!—una voz desconocida se alzó por lo alto.
Su corazón se aceleró un poco al observar los rostros de los causantes de su caída, denotar aquel rubio cenizo que solo pertenecía a las cabelleras de los miembros del Clan valentine.
—¡Vámonos!—dijo la más delgada de todas—el receso está por acabar.
Aunque no reconocía a las dos chicas frente de ella, estaba casi segura de su parentesco con ellas. Sin embargo, no le importaba en ese momento, lo único que quería era ir a una enfermería y tratar así sus heridas.
—¡Maldita bastarda!—gritó la otra de las dos chicas—¡Deshonras a la familia!
Algo dentro del corazón de Serah se rompió, como si de un vaso ya roto y unido a la fuerza con pegamento se tratara.
Una nueva punzada hizo que colapsara, lastimándose sus rodillas. Aquellas palabras de estas personajes, le despertaron recuerdos oscuros de su pasado.
—¡Soy imbécil!—susurro con odio a sí misma.
Recostada contra una esquina, mientras el ruido de la campana marcaba el cese del receso y varios estudiantes subían las escaleras, ignorándola sin Piedad, no pudo evitar pensar en cómo había reflejado varias de las cosas que vivió en aquella historia.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien