"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Capitulo 03:"Aliados en la sombra"
El aire de la mañana era un cuchillo helado contra la piel.
Las campanas de la catedral aún resonaban en la distancia. Los rumores ya se propagaban como un incendio:
"¡Lady Aelina ha roto la boda real!"
"¡Ha humillado al príncipe en público!"
"¿Qué será de la familia Valemont?"
Aelina caminaba con paso firme por los jardines del Palacio del Alba, su refugio temporal.
Cada pétalo que caía parecía marcar un segundo más en la cuenta regresiva hacia la guerra.
"Mi primer movimiento está hecho."
"Ahora, necesito aliados. Los correctos. Los leales."
Pero primero... debía proteger a su familia.
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El salón de su padre estaba en silencio.
El Duque Renard Valemont, un hombre de honor, la miraba con el rostro sombrío.
—Hija... ¿qué has hecho?
Su madre, Lady Evelyne, se aferraba a un pañuelo, pálida de miedo.
Aelina les sostuvo la mirada.
—He impedido que me asesinen. Y he impedido que asesinen a ustedes... por ahora.
El duque frunció el ceño.
—¿Cómo lo sabes?
"Porque ya lo he vivido."
Aelina suspiró.
—Confíen en mí. No puedo explicarles todo aún, pero les prometo esto: no permitiré que nada ni nadie les haga daño.
Su padre asintió con gravedad.
—Haré preparar nuestras defensas. Pero el príncipe...
—Se moverá pronto. Y buscará a quién quebrar primero. Por eso... yo debo moverme antes que él.
Su madre la abrazó, temblando.
—Hija... ten cuidado.
Aelina apretó sus manos. Por primera vez en esta vida, podía protegerlos de verdad.
"No repetiré mis errores."
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La tarde llegó con cielos grises. La ciudad estaba en ebullición. Los nobles se reunían en consejo. Los soldados eran movilizados. Y el príncipe... probablemente ya tramaba su represalia.
Aelina observaba desde su balcón cuando oyó un golpe en la puerta.
—Mi lady —anunció la doncella—. El Capitán Lucas Drayven solicita audiencia.
Aelina sonrió ligeramente.
"El primero ha venido a mí."
—Que pase.
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Lucas entró con la armadura reluciente, el rostro severo.
—Lady Aelina.
Se inclinó, más formal de lo que ella recordaba. Más distante.
—He venido a escoltaros. El príncipe podría intentar un movimiento inesperado.
Aelina lo estudió.
Alto, fuerte, de mirada honesta y una lealtad que en la otra vida le costó la vida.
"No dejaré que mueras por mí esta vez, Lucas."
—Gracias, Capitán. Pero he de pediros algo más... personal.
Lucas alzó una ceja.
—¿Personal?
Aelina dio un paso hacia él, su voz baja como un susurro.
—Necesito aliados, Lucas. Hombres de honor. Hombres que no teman a la corona. Y necesito saber... ¿estás dispuesto a proteger no solo mi vida, sino también mi causa?
Lucas entrecerró los ojos.
—¿Qué causa, mi lady?
Aelina sostuvo su mirada con fuego.
—La caída de un tirano. La salvación de este reino. Y la protección de aquellos que amo.
Un silencio denso cayó entre ambos.
Lucas respiró hondo.
—No sé qué habéis visto, ni qué sabéis... pero os he servido desde que era un escudero. Y siempre he creído en vos.
Se arrodilló.
—Si vuestra causa es justa... contad conmigo, hasta la última gota de mi sangre.
El corazón de Aelina latió con fuerza.
"Lucas... esta vez no morirás solo por lealtad. Esta vez lucharás a mi lado."
Le tendió la mano.
—Entonces, Capitán, os nombro mi primer caballero.
Lucas alzó la mirada, sorprendido. Sus dedos rozaron los de ella. Un leve rubor cruzó su rostro impenetrable.
—Será un honor, mi lady.
Por un instante, la conexión entre ambos fue palpable. Un lazo sellado no solo por deber, sino por algo más profundo... algo que, en el tiempo, podría convertirse en otra clase de vínculo.
"Uno de cinco."
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La noche cayó.
El príncipe no había enviado aún un ataque directo. Sin duda, tramaba algo más sutil. Más venenoso.
Aelina sabía que el juego apenas comenzaba.
Sentada en su escritorio, trazaba nombres en un pergamino. Nombres de los hombres más poderosos del reino.
"Necesito más que un caballero."
—Mi lady —anunció Lucas desde la puerta—. Un mensajero secreto ha llegado. Dice que alguien desea veros... un tal Aurelian, archimago de la Torre Negra.
Aelina sonrió.
"Perfecto. El segundo lobo viene hacia mí."
Se levantó con elegancia.
—Decidle que le recibiré de inmediato.
Lucas asintió, su mirada cargada de una nueva devoción.
Aelina contempló su reflejo en el espejo, los ojos ardiendo de propósito.
"Vengan a mí, guerreros y magos. Os daré un propósito. Os daré un corazón que conquistar."
"Y juntos... destruiremos el imperio de sangre que se alza sobre mis cenizas."