Grayce pensaba que conocía el amor, pero su matrimonio con Seth se ha convertido en una prisión de desprecio y agresión. Cuando la misteriosa Dahlia, supuesta amiga de la infancia de Seth, entra en escena, las traiciones comienzan a salir a la luz, desmoronando la fachada de su vida perfecta.
En su desesperada búsqueda de libertad, Grayce se cruza con Cassius, un hombre cuya arrogancia y misterio la obligan a cuestionar todo lo que creía sobre el amor y la lealtad. ¿Puede un contrato con alguien tan egocéntrico y desafiante realmente salvarla de su pasado oscuro? ¿O solo la llevará a un nuevo abismo?
Lo que comienza como un acuerdo frío y calculado, se transforma en una pasión ardiente e inesperada, desafiando las sombras que han dominado su vida.
¿Hasta dónde llegará Grayce para reclamar su propia felicidad?
¿Podrá Cassius ser la chispa que ilumine su camino o será solo otra sombra en su vida?
NovelToon tiene autorización de 𝐁𝐄𝐀𝐓𝐑𝐈𝐙 𝐘𝐎𝐒𝐄𝐅 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 7
Cuando finalmente logré procesar las palabras de Dahlia, la confusión y la expectación se entrelazaron en mi pecho. La habitación, que antes había sido un refugio, ahora se sentía como una trampa donde las sombras danzaban a su alrededor. Miré a Dahlia, quien aún mantenía su postura abierta, como si tratara de sostener un frágil puente entre nosotras.
— Bueno, —dije, rompiendo el silencio tenso—, supongo que deberíamos encontrar una manera de... convivir.
Una sonrisa tenue se dibujó en su rostro. — Eso me parece justo. Gracias por darme la oportunidad, Grayce. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente.
— Sí, tal vez. — Respondí, aunque las dudas seguían pulsando en mi mente. La lucha interna entre enfrentarla y entenderla era como un eco que reverberaba en mi corazón.
Con un susurro en el aire, la habitación parecía cernirse sobre mí. La revelación del mundo interior de Dahlia había dejado huellas en mi corazón. Mientras ella se acomodaba en el borde de la cama, compartiendo fragmentos de su vida que nunca imaginé, mi mente giraba como un torbellino. ¿Cómo podía haber estado tan segura de mis sentimientos cuando la realidad se retorcía a través de las ventanas de la percepción?
— Buenas noches, Grayce. Quería asegurarme de que estabas bien antes de irme. —dijo finalmente Dahlia, su voz suave, aunque la tensión aún flotaba entre nosotras—. Espero que puedas dormir tranquila.
Sin esperar respuesta, se puso de pie, su sonrisa había regresado, pero yo sabía que las sombras aún danzaban en su mirada. Se inclinó un poco hacia mí antes de salir, como si quisiera capturar algún atisbo de mi esencia antes de cerrar la puerta tras ella.
La habitación quedó en silencio, y por un momento, el aire pesado se disipó. Me quedé sentada en el borde de la cama, pensando en las palabras de Dahlia. A pesar de todo, había algo en su historia que resonaba dentro de mí. La soledad que había experimentado debía haber sido devastadora. Y, sin embargo, eso no borraba la confusión y la rabia que había sentido cuando la vi acercarse a Seth. Sentía que este conflicto interno estaba devorándome poco a poco.
Apagué la luz, dejando que la oscuridad me envolviera por completo, como una manta pesada sobre mis pensamientos inquietos. Me deslicé en la cama, buscando una posición cómoda, mientras intentaba alejar de mi mente las palabras que había pronunciado anteriormente, las cuales seguían resonando en mi interior. Mis pensamientos se agolpaban, como un río desbordado que arrastra todo a su paso, fluyendo caóticamente en mil direcciones, sin permitirme encontrar calma. Tras unos momentos de batalla interna, el cansancio me sobrevino, como un manto pesado que cerraba mis ojos y adormecía mi mente. Finalmente, la fatiga se apoderó de mí, y, en medio de esa tormenta mental, caí en un sueño profundo y reparador.
Pasaron horas, y el sonido de la tormenta afuera se volvió constante, acompañando mi descanso. La lluvia azotaba las ventanas con fuerza, y el retumbar de los truenos era un recordatorio de que la naturaleza seguía su propio curso, ajena a las tormentas que estallaban en mi interior.
De repente, sentí un aliento cálido en mi cara. Abrí los ojos lentamente, sorprendida y desorientada. Ante mí, se perfilaba la figura de Seth, con su cabello despeinado y una expresión suave en su rostro.
— Hey, Grayce —murmuró, inclinándose hacia mí con una familiaridad que me llenó de calidez. Y sus labios húmedos rozaron suavemente mi frente—. Te he echado de menos.
El roce de su mano cálida en mi cintura me hizo sentir segura y vulnerable al mismo tiempo. Era la conexión que siempre había deseado, pero justo cuando estaba a punto de perderme en la profundidad de sus ojos, sonó un pitido agudo: su celular.
Seth frunció el ceño mientras miraba la pantalla. — Es Dahlia —musitó, su tono se volvió ligeramente preocupado—. Está llamando.
Respiré hondo, sintiendo un pequeño destello de celos encenderse dentro de mí, pero lo empañé rápidamente. No podía ser celosa. Él era solo su amigo, al igual que yo. Sin embargo, observé cómo contestaba, su rostro cambiando un poco ante la llamada.
— ¿Dahlia? —preguntó, su voz era suave pero firme.
La voz de Dahlia llegó a mis oídos, aunque el teléfono estaba lejos de mí. Su tono era temeroso. — Seth, no puedo dormir… estoy asustada.
La lluvia continuaba golpeando la ventana, y un estruendo de trueno resonó, haciéndola continuar: — Hay relámpagos por todas partes. ¿Puedes venir? No quiero estar sola ahora.
Seth miró hacia mí, su rostro lleno de preocupación. — Está bien, Dahlia. Espérame. —Colgó y se volvió hacia mí—. Grayce, ella dice que tiene miedo. Necesito ir a donde está. Ella no está bien.
En ese preciso momento, el tiempo pareció congelarse a mi alrededor. Sentí cómo mi corazón se encogía, como si una pesada piedra lo oprimiera, y, de manera incontrolable, una risa amarga y desgarradora emergió de lo más profundo de mi ser. Me invadieron una serie de preguntas que no tenían respuesta: ¿Por qué me sentía de esta manera? ¿Qué provocaba en mí esa mezcla de dolor y confusión? Mientras él se movía rápidamente, vistiéndose y organizándose para salir, un torrente de palabras se deslizó de mis labios sin que pudiera detenerme a pensarlas.
— Así que, ¿ahora soy la persona que se queda atrás? —Me reí sarcásticamente, mis palabras resonaban en la habitación oscura—. ¿Te das cuenta de lo estúpida e ingenua que he sido? Aquí estoy, creyendo que somos algo especial, y tú estás corriendo hacia ella porque tiene miedo de unos relámpagos. ¡Qué romántico!
Seth se detuvo, mirándome confundido. — Grayce, no es así. No es solo que tenga miedo; es complicado… yo—
— ¡No! —interrumpí, sintiéndome herida y rencorosa. — Solo vete. Ve a consolar a tu querida amiga. Estoy segura de que necesita mucho más de ti en este momento.
Seth, se detuvo, su mirada intensa atravesó las sombras. — No es solo amistad… —susurró, pero ya no lo escuché.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, me dejé caer en la cama nuevamente, abrumada por una mezcla de emociones. No comprendía nada. Me sentí como una niña perdida en un bosque oscuro, buscando el camino a casa, mientras la tormenta exterior se intensificaba con cada latido.
Me regañé a mí misma, sumida en la confusión. — Eres tonta, Grayce. ¿Creías que esto iba a durar? ¿Despertar a la realidad es tan difícil para ti? Amiga de su exenamorado, y ahora esto. Es obvio que ella siempre tendrá su atención.
La tristeza invadió mi pecho, y apenas pude evitar las lágrimas. Había algo más en esta relación que no estaba dispuesta a aceptar. La tormenta rugía afuera, y yo estaba atrapada en medio de la mía propia.