Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
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UN LEGADO
Al llegar el día en que, Aldebaran y Kenia llevan a la casa de sus padres a Carlot David, en la cual toda la familia los esperaba con una fiesta de bienvenida, lo cual hace fluir las lágrimas en los rostros de los orgullosos padres, al ver que una vez más toda la familia se reúne, para conocer al último nieto de la familia hasta el momento.
Después de que toda la familia, estuviera reunida, cada tío y primo pudieron cargar un momento al nuevo bebe, Carlos llama a la familia a la sala familiar donde todos veían, una manta en el centro, donde todos se preguntaban qué era lo que cubría la manta.
Carlos:
Adorados hijos, amados nietos, sé que todos se preguntan lo que cubre esta manta, ahora mismo se los diré Liz y yo, hemos decidido realizar un legado para que este continúe, cuando nosotros hayamos partido.
Carlos y Liz, se ponen lado a lado y juntos jalan la manta, revelando un escudo con un fénix, el cual tiene una cruz en el centro de este mismo, ante la mirada sorprendida de todos los presentes, los cuales se quedan un poco confundidos al pensar por qué han tomado la decisión.
Liz:
Sé lo que están pensando, Carlos y yo lo estuvimos hablando por mucho tiempo y decidimos que nuestra familia, debía tener un símbolo, ya que si bien ya no se usa en estos días, gracias a ustedes, nuestro pequeño negocio familiar, se ha convertido en una cadena de restaurantes, llegando a hacer una prominente empresa y tal cual merece un símbolo que nos distinga.
Carlos:
A si es, este es nuestro legado para ustedes, nuestra amada descendencia.
Al escuchar, a Carlos y Liz, todos los presentes, empiezan a sollozar, al darse cuenta, que todo su esfuerzo había sido reconocido, por aquellos que iniciaron todo.
Junior:
Papá, mamá, gracias por este hermoso legado que nos han dado, es imponente.
Carolina:
Es muy bello, se nota que se esforzaron en su creación.
Aldebaran:
Sí que lo es, y más porque sinceramente llegue a pensar que nuestro esfuerzo no sería reconocido.
Carlos:
Sé que no hemos sido, muy expresivos, pero siempre nos hemos sentido muy orgullosos de todos ustedes, siempre han hecho su mejor esfuerzo y llegado a grandes alturas.
Liz:
No solo eso, sino que, siempre se han mantenido unidos como familia, cuidándose, unos a otros, espero siempre sigan así, aun cuando nosotros ya no estemos.
Melina Jr.:
Abuelitos está genial, pero ¿por qué dicen que ya no estarán?
Carlos III:
¿Está todo bien?
Carlos:
Tranquilos, estamos bien, pero siempre les hemos dicho que algún día tendremos que partir, no podemos ser eternos, pero nuestro legado sí lo será.
Lizbeth:
Abuelitos, el escudo está genial, pero preferiríamos tenerlos a ustedes por siempre.
Carlos:
Mi niña, el escudo solo es una imagen, nuestro legado, son ustedes, pero pase lo que pase, viviremos por siempre, en sus corazones, por eso siempre les contamos muchas anécdotas y les enseñamos todo lo que podamos a si ustedes se las pasarán a sus hijos.
Juan Carlos:
No abuelito ustedes, tienen que durarnos 100 años o más, digan que necesitan y mis primos y yo se los traeremos.
Liz:
Gracias, mi valiente muchacho, siempre preocupándote por este par de viejos, pero ya lo dijo tu abuelo, algún día partiremos, pero mientras ustedes nos recuerden, jamás moriremos.
Junior.
Ya basta, muchachos, es hora de ir al patio, estamos aquí para celebrar, estamos seguros de que mis papás duraran mucho tiempo.
Al decir esto, todos salen al patio para la parrillada, olvidándose un poco de las preocupaciones diarias.
Antes de salir Junior, aborda a Carlos para que nadie note su preocupación, o escuchen si algo malo está pasando.
Junior:
Papá, ¿está, bien tú y mamá?, si necesitan algo, solo díganlo, no importa que sea o si están enfermos, dime con confianza, te buscaré al mejor doctor, tenemos más que suficiente para tratamiento y medicinas.
Carlos:
Tranquilo hijo, estamos tan bien como podemos, tanto tu madre como yo, pero ningún doctor o tratamiento le gana al tiempo, relájate muchacho, aún hay vida en este viejo cuerpo.
Junior:
Está bien papá, te creo, solo cuídate viejo lindo.
Durante la tradicional parrillada, Aldebaran aleja discretamente a Liz, para poder tener, una conversación similar a la de Junior y Carlos.
Aldebaran:
Mamá, ¿está todo bien?
Liz:
Si hijo, ¿Por qué?
Aldebaran:
Tú y papá, están un poco raros.
Liz:
Tranquilo hijo, estamos bien, aún no se desharán de nosotros.
Aldebaran:
De acuerdo mamá, pero si necesitan algo, no duden en decírmelo.
La fiesta continúa, sin mayor problema, con todos celebrando, comiendo y disfrutando de la fiesta, ante la mirada de satisfacción, de Carlos y Liz, al ver a toda su descendencia disfrutar al máximo, como familia, sintiendo una gran satisfacción, al ver, como sus hijos han crecido, y los han bendecido con nietos a los que pueden consentir y los cuales, adoran a sus abuelos, sin importar la edad que tengan, ya que les encanta pasar tiempo con ellos.
Al terminar la parrillada, todos van a descansar a sus habitaciones, teniendo todos los nietos, sus propios cuartos, todos personalizados al gusto de cada uno, siendo un hogar lejos del hogar, además de estar protegidos de regaños paternales por la inmensa protección de los abuelos.
Entrada, la noche, Carlos y Liz, disfrutaban de la tranquilidad, de la noche cuando oyen, que tocan su puerta, imaginándose quién sería, además de para qué los buscaba, y como se imaginaban era Carolina.
Carolina:
Papá, mamá, ¿puedo hablar con ustedes?
Carlos:
Hija, ya me imagino de qué se trata, estamos bien, tus hermanos, ya hablaron con nosotros
Liz:
No nos pasa nada hija, solo recuerden que tienen que estar listo para cuando suceda, sé los décimos y repetimos, no podemos ser eternos.
Carolina:
Se me adelantaron esos dos, pero de todos modos cualquier cosa que necesiten, solo díganmelo y vendré desde donde sea.
Al decir esto, Carolina se retira a su cuarto, sintiéndose un poco más tranquila, al igual que sus hermanos al ver que sus padres, están bien de salud.