Darnos cuenta, lo duro que es reconocer nuestros fracasos y errores
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La Boda
Llegó el gran día hoy me caso con el amor de mi vida, Luis Eduardo Castel es un ser maravilloso, tenemos planeado viajar a Acapulco para nuestra luna de Miel, solo será por tres días, tenemos que ahorrar dinero para comprar nuestra casa en Ciudad de México, él trabaja en una tras nacional y yo quiero terminar mis estudios de medicina, todo es un sacrificio, pero estoy segura de que lo vamos a lograr, mi madre está contenta, pero ella es muy callada, es poco comunicativa, ella pasó por momentos difíciles y traumáticos en su juventud, nunca a querido hablar de eso, pero sé que la marco para siempre. Ella nunca ha querido decirme quien es mi padre y yo no le pregunto, sé que algo le hizo que ella cuando le nombró eso sus ojos se llenan de lágrima y no la quiero hacer sufrir.
Mis compañeros de trabajo vienen a acompañarme los padres de Luis Eduardo, los señores Castel ya llegaron ellos están felices de que su hijo va a formar su hogar, mi madre hoy me dijo que el día que Luis Eduardo me hiciera algo que ella siempre estaría para mí.
No sé por qué me lo dijo, pero eso me puso pensativa y eso me lo dijo después que viera a Luis Eduardo hablar con su padre el señor Eduardo en el jardín algo oyó mi mamá, ya que después se puso sería y pensativa, pero ella no dice nada.
tíoy llegó la abuela Anita con su hermano él tio José, hablaron con mamá un largo rato, el me entregará en el altar, no tenemos más familia.
Ya todo está listo el tío vino por mi, mi vestido es precioso, me siento como una reina, llegamos a la iglesia y está decorada muy bonita con flores exóticas la tía del doctor me regaló toda la decoración, esa gente es maravillosa, todo se desarrollo como lo planeamos, Luis Eduardo está ansioso por irnos en nuestro viaje de bodas, saliendo de la casa mi mamá me dijo que siempre estaría para mí, no se que le pasa pero al llegar le pregunto. Regresamos antes de tiempo porque a Luis Eduardo lo llamo su jefe, tienen problemas en la empresa, salió de Acapulco a ciudad de México y yo tuve que venirme sola, el me dijo que el próximo fin de semana retomamos nuestro viaje, hace un mes que nos casamos y no he podido ver a mi esposo por tanto trabajo, ya casi no me llama y pienso darle una sorpresa voy para ciudad de México, de nuestra luna de miel me traje un regalito estoy embarazada y le daré la sorpresa. Pedí permiso en mi trabajo y me dieron una semana y el director me preguntó si me gustaría trabajar en su clínica de Nueva York y le dije que me dejara hablarlo con mi esposo ellos quieren que nos vayamos para allá no solo me ofrecen trabajo a mi si no a él también, se que le va a gustar mucho. Me despido de mi madre y me da una cadena con un ángel, para que me cuide y me dice con un fuerte abrazo que no me olvide que ella está siempre para mí. La beso y le digo yo lo sé tu eres mi fuerza, nos separamos porque llegó el taxi que me lleva al aeropuerto, el vuelo duro una hora y Media, busco un taxi le doy la dirección del departamento y voy pensando lo feliz que se pondrá mi amor al verme. Son las seis de la tarde ya debe haber llegado, saco las llaves y entro callada para sorprenderlo, el apartamento está impecable y hay un corral en la sala, oigo risas y gemidos en uno de los cuartos, me llegó hasta allá y consigo a Luis Eduardo haciendo el amor con una mujer y al lado de la cama un niño en una cuna dormido, siento que se me cae el mundo, salgo como entre, pero antes dejo mi anillo de bodas y las llaves de ese apartamento, la puerta la dejo abierta y me voy como vine, camine no se cuántas cuadras, llegué a un pequeño hotel y me registre, no se por cuanto tiempo llore, pero me hice una promesa no llorar por un maldito hombre mentiroso, llamé a mi mamá y le conté todo, le dije que no volvería que había aceptado el trabajo en Nueva York, que fuera recogiendo porque nos mudamos y que nunca dijera donde yo estaba, hable con la esposa de mi jefe y le conte todo y me dijo que me fuera directo a nueva York, que ya tenía casa que no me preocupara que ella ya llamaba a su cuñado para que me recibiera, eso hize, ya tengo tres semanas aquí trabajando, llamé a mi madre para que se viniera, ella recogió todo y mando la mudanza, ella se vino por avión y yo la esperé en el aeropuerto, al verla me abrazo y lloramos las dos, ella me contó que Luis Eduardo esa misma tarde llamo como loco a la casa varias veces y mando a sus padres averiguar que había pasado y mi madre se los contó y Eduardo el padre se le salió decir se lo dije que dejara esa mujer, pero no me hizo caso, la casa de México se vendió y pudimos comprar una aquí en un conjunto residencial pequeño, continúe mis estudios de medicina y sigo trabajando en la clínica, el tiempo está pasando muy rápido y de Luis Eduardo ya casi no me acuerdo, es extraño, pero solo el amor de mis hijos me mantiene viva y en pie.