La vida de Kitten siempre estuvo llena de dolor y humillaciones, condenada a vivir como una esclava en la casa del alfa. Ella era presa de las burlas de los cuatrillizos, hijos del alfa. Su único consuelo era que pronto tendría a su loba y con ello quizás encontraría a su mate.
Pero el destino se ensaña con ella cuando descubre que no solo tiene un mate, tiene cuatro y son aquellos que han hecho de su vida un infierno. Ante esto, Kitten teme aceptarlos por todo el dolor que le han hecho pasar, mientras que ellos buscan redimirse y ganarse su afecto, aunque sus personalidades arrogantes hacen difícil esta tarea.
¿Podrán los cuatro conseguir el perdón de Kitten y borrar todo el sufrimiento por el que la hicieron pasar?
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18. Los cuatrillizos Alfas
Al cruzar el umbral, el ambiente de la ceremonia los envolvió por completo. La música, una mezcla de tambores y cantos, creaba una atmósfera cargada de misticismo y solemnidad. Los miembros de la manada, vestidos con trajes tradicionales y con expresión expectante, se turnaban para mirarla con curiosidad y, en algunos casos, con desaprobación. Axel la apretó suavemente por el brazo y, con una sonrisa tranquilizadora, la condujo hacia el grupo de sus amigas.
Cuando Kattie vio a sus amigas, un destello de alivio cruzó por su rostro.
Andrew, aún cauteloso, miró primero a Axel. Al ver que no iba a matarlo, con su inconfundible energía, miró a Kattie y empezó a gritar como un adolescente loco, corriendo hacia ella y envolviéndola en un abrazo inesperadamente cálido. Sus amigas, Emma y Lara, no tardaron en unirse, gritando y saltando a su alrededor con una mezcla de alegría y nerviosismo.
Axel, ya convencido de que Andrew no sería un rival de amor, lo dejó ser. Aunque le molestaba un poco el contacto físico, entendía que si quería a una Kattie feliz, ellos tres serían un buen camino.
El bullicio y la emoción del reencuentro crearon una imagen divertida y llena de emoción, sacando una risa sincera de Kattie, quien se apresuró a disculparse por haberse ido y dejarlos la noche anterior.
— Cariño, no te preocupes. Sabíamos que estarías bien cuidada — dijo Lara, con una sonrisa tranquilizadora.
— Diosa, te envidio. Tener cuatro dioses y para ti solita. — dijo de una forma muy sugerente Andrew, haciendo sonrojar a Kattie.
Axel, por su parte, no pudo evitar soltar una sonrisa al escucharlo.
— Andrew, siempre tan exagerado —respondió Kattie, riendo nerviosamente mientras se ruborizaba.
— ¿Exagerado yo? ¡Para nada! —Andrew puso una mano sobre su pecho, fingiendo indignación. — Solo digo la verdad. Pero bueno, ¿qué se siente ser la chica más afortunada de la manada?
— Se siente... extraño — admitió Kattie, mirando a sus amigos con una mezcla de gratitud y confusión. — Pero estoy feliz de tenerlos a todos ustedes.
Emma le dio un apretón en el brazo y sonrió ampliamente.
— Siempre estaremos aquí para ti, Kattie. Pase lo que pase.
Lara asintió con entusiasmo.
— ¡Exacto! Y además, tienes a Axel, Alex, Sam e Ian cuidándote. No podrías estar más segura.
Andrew hizo una mueca juguetona.
— Aunque honestamente, con esos cuatro alrededor, no sé si estarás más segura o más... vigilada.
Todos rieron ante el comentario de Andrew, relajando un poco más la tensión que aún flotaba en el aire.
Axel, observando la escena, sintió calidez en su pecho al ver a Kattie rodeada de amigos que claramente la adoraban. Él sabía que, a pesar de los desafíos, estos momentos de alegría eran cruciales.
— Vamos, antes de que Axel decida cambiar de opinión sobre tu abrazo, Andrew — bromeó Kattie, tirando de él hacia el grupo mientras todos se reían.
— ¡Oh, por favor! — Andrew fingió estremecerse — Axel ya me ha aceptado como parte del paquete, ¿verdad, Axel?.
Axel, simplemente arqueó una ceja pero no pudo evitar una sonrisa pequeña.
— Solo si mantienes esas manos donde pueda verlas — dijo con tono serio, pero sus ojos brillaban con diversión.
La broma relajó aún más el ambiente, y el grupo continuó conversando y riendo mientras se dirigían a sus lugares designados para la ceremonia. Los nervios iniciales de Kattie se disiparon un poco más, gracias a la presencia y el apoyo incondicional de sus amigos.
Se informó que el rey Alfa y sus hijos habían llegado, trayendo consigo a la futura Luna de los príncipes.
La entrada del rey y sus hijos provocó un silencio sepulcral. Su presencia, imponente y llena de autoridad, imponía un aura de sumisión que parecía absorber todo el aire del lugar.
Kattie y Emma, aunque sorprendidas, fueron las únicas que se mantuvieron con la cabeza en alto, sin comprender porque no sentían la misma presión que los demás. Nerviosas e incapaces de sostener la mirada del Rey se apresuraron a agachar la cabeza.
La ceremonia dio inicio, con Alfa Caspian tomando su lugar en el centro del salón, su voz profunda y resonante llenaba el espacio.
— Hermanos y hermanas, hoy celebramos nuestra unidad y fuerza, los pilares que nos han sostenido a lo largo de los siglos — empezó el Alfa, su presencia atraía la atención de todos — En tiempos de cambio y desafío, debemos recordar siempre quiénes somos y lo que representamos. Nuestra manada es nuestra familia, y cada uno de ustedes es una parte vital de ella.
Kattie observaba la escena, sintiendo la contrariedad en cada palabra del Alfa, al compararlas con lo vivido bajo su propio techo. Sus ojos vagaron por el salón, notando cómo la atención de los príncipes, Marcus y Sebastian Krell, parecía desviarse ocasionalmente hacia Emma.
Emma, por su parte, intentaba mantener una compostura tranquila, pero Kattie pudo ver el leve temblor en sus manos y la forma en que sus ojos se movían nerviosamente.
Luego se encontró con la mirada de los cuatrillizos. Alex, con su mirada seria pero profundamente protectora, le transmitió un sentido de responsabilidad y compromiso. Su intensidad era palpable, como si cada mirada prometiera estar a su lado en cualquier desafío que enfrentará.
Sam, con una expresión de calidez que contrastaba con su actitud habitual, ofreció una mirada llena de ternura y afecto. Sus ojos reflejaban una devoción sincera, acompañada de un leve rastro de preocupación.
Axel, el más efusivo de los cuatro, mostró una sonrisa amplia y una mirada que emanaba tanto cariño como diversión. Su forma de mirarla era como un abrazo emocional, lleno de apoyo y un poco de picardía.
Ian, el más suave y reservado, la observaba con una mirada que era a la vez comprensiva y alentadora. Su ternura y amor se reflejaban en cada centella de sus ojos, ofreciendo un refugio tranquilo en medio del tumulto.
Justo cuando Kattie se sumergía en las intensas miradas de los cuatrillizos, su mirada se cruzó con la de Luna Ivy.
Luna Ivy la miraba con una intensidad fría, sus ojos mostrando claramente que ya sabía del vínculo de Kattie con sus hijos alfas. No había satisfacción en su mirada, solo una evidente desaprobación que la hacía sentir que su presencia era un desafío a su autoridad y a sus expectativas.
Kattie sintió un escalofrío al notar la mirada de la matriarca, que parecía contener una oleada de emociones reprimidas. El descontento de Luna Ivy no pasaba desapercibido y se dio cuenta de que, a pesar de los afectos y promesas de los cuatrillizos, el camino que tenía por delante no sería fácil. La tensión en el aire se hizo más palpable, y el peso de las expectativas y el resentimiento de Luna Ivy se añadió a la complejidad de su nueva situación.
— La fortaleza de nuestra manada no reside solo en la fuerza física, sino en los lazos que nos unen — continuó el Alfa con su discurso, haciendo una pausa para dejar que sus palabras calaran en la multitud. — La lealtad, el respeto y la compasión son tan esenciales como cualquier habilidad de combate.
La ceremonia continuó con rituales tradicionales y cantos que llenaban el aire con una sensación de reverencia y conexión.
— Nuestra fuerza radica en nuestra unidad — reiteró el Alfa, cerrando su discurso con una solemnidad que hizo vibrar el aire.
— Es un honor para mí nombrar oficialmente a los nuevos líderes que guiarán nuestra comunidad con sabiduría y valentía.
Hizo una pausa antes de continuar.
— Alex, Sam, Axel e Ian, al recibir este honor, deben saber que su responsabilidad es tan grande como la fuerza que poseen. Como cuatrillizos Alfas, su papel no solo es proteger a nuestra manada, sino también ser el pilar sobre el cual se construye nuestro futuro. Que sus acciones reflejen el verdadero espíritu de nuestra comunidad y que siempre recuerden que la verdadera fuerza radica en la unidad y el respeto mutuo.
Los cuatrillizos, de pie con una postura firme y digna, recibieron las miradas de orgullo y expectación de los miembros de la manada. La solemnidad del momento resaltó aún más la magnitud de sus nuevos roles.
— Hoy, no solo celebramos su cumpleaños, sino también la promesa de un futuro brillante para nuestra manada bajo su liderazgo —concluyó el Alfa, con su voz cargada de emoción. — Que su liderazgo inspire a todos y que juntos, enfrentemos lo que el destino nos depare con el coraje y la fuerza que siempre nos han definido.
Con esas palabras, el Alfa hizo un gesto de reconocimiento hacia sus hijos, marcando el final de su discurso con un abrazo a cada uno. La audiencia estalló en aplausos y vítores, celebrando el nombramiento.
La mirada de los nuevos Alfas se mantuvo fija en Kattie, con una promesa silenciosa.
Luego de finalizar la ceremonia. Los cuatrillizos recorrieron el salón, con Kattie a su lado. Era algo sincronizado, en un momento se encontraban Alex a su derecha y Sam a su izquierda, luego sin darse cuenta cambiaban y entonces eran Ian y Axel.
Autora la haga mate de los cuatrillizos