Todo iba al plan de Morgana, un hombre cualquiera, guapo, con exelente carácter y suficiente borracho para darle lo que necesitaba.
Un hijo.
Solo eso necesitaba para conseguir todo lo que la vida le ofrecía.
Sin embargo después de años, la vida le devuelve lo que tanto quitó y pidiéndole aún más.
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Capitulo 02
Seis pares de ojos la miraron cuando entró a la sala de juntas, los hombres sentados alrededor de la mesa caoba levantaron una ceja cuando miraron el cuerpo entallado de Morgana. Todos sabían el carácter de la mujer pero lo que más le agrabsda a la mayoría era tocar los puntos débiles de la mujer que llevaba su fortuna a la cima.
Pero el que sea bella solo los hacia sentir ansiosos y Moegana lo sabía bien, pero ella era una persona de armas tomar por lo que dejarse de los accionistas solo era la punta de iceberg que luchaba día con día.
—¿Aún sigues completamente segura de poder manejar la cooperación con Global? —Dijo el hombre número uno al final de la fila—Porque no veo un equipo competente para que te apoye...
—¡Es imposible que una mujer lleve esto bien y ser esposa... las mujeres fueron creadas para servir a los hombres!
Aquellas palabras enfurecieron a Morgana
—Veo que sus pensamientos son igual de viejos que ustedes... —Ella se levanto de sy asiento y camino alrededor de la sala— Pero no voy a permitir que vengan e interrumpan mi oficina cada que se les plazca ¿Que acaso el juego de ajedrez no es más importante que la visita?
—Venimos a checar nuestro patrimonio. Niña— Él hombre número tres se levantó del asiento— Mientras tu orinabas en pañales nosotros creamos con tu padre está empresa, dejartela a ti fue lo peor...
—Ustedes saben bien que he llevado la empresa a la perfección, ni un solo error...
—¡Por ahora! Estamos seguros que la próxima fusión con Global no la podrás llevar porque eres una mujer, Edgar es conocido por tener un pensamiento coherente y ¡Es así como se llevan los negocios!
La paciencia de Morgana llegaba a su límite cuando se encontraba con los socios, sin embargo, la voluntad de su padre era clara, él como el accionista mayoritario estaba decidido a dejar a alguien en el mando y para él, Morgana era la indicada sin embargo, lo que jamás se imagino fue que los otros accionistas le hicieran la vida imposible.
—¿Y tu esposo porque no está aquí?—Él hombre más viejo pronunció sus palabras—Aún no entiendo como es que tu padre te dejó a ti y no a Ronald, es un hombre ¡Necesitamos un hombre!
Morgana mantenía un perfil bajo cuando entro a su oficina esa mañana, hoy era el gran día donde podía conseguir el mejor contrato de la historia en la empresa. Había dedicado toda su vida y ahora que lo tenía en las manos no se iba a permitir que se perdiera.
Ronald estaba demasiado irritable los últimos días, se movía de un lado al otro intentando mantener la compostura de padre ejemplar en la escuela y con ella, las galas de beneficiencia eran más cotizados ahora que el verano había florecido y el sol estaba en su punto máximo.
Ella no era amante de esos lugares, pero le ayudaban lo suficiente para conocer posibles personas que ayudaran a que su empresa creciera cada día.
—Te vez espantosa—Eider puso una taza en su escritorio y se sentó en la silla frente a ella. Morgana envidiaba a la chica frente a ella, venía de una vida sencilla y sin escándalos. Lucho para entrar a una buena universidad y vivía soltera a pesar de tener miles de pretendientes.
Pero lo que más le gustaba a la chica era que podía vivir su vida sin que nadie le dijera nada. Amar libremente, vivir con comodidad y sonreír tan verdaderamente.
—Creo que tengo una migraña que me volará la cabeza.
—¿Otra vez peleaste con Ronald?
—Estoy arta de su manía de ser mártir, parece que no piensa que todas nuestras acciones tienes consecuencias y ahora mismo no podemos seguir lo que nos dice el corazón.
—Pero, Morgana debes de entenderlo. No dudo que su pareja estuviera exigiendo exclusividad.
—¡Pero ni siquiera pasa algo entre nosotros! Me tiene el suficiente asco como para dormir conmigo.
—Si, pero eso lo saben ustedes, ya sabes cuando las puertas se cierran, los ratones hacen fiesta y eso es.
Morgana intentó pensar un poco más allá pero su respuesta era la misma. Ronald no le gustaba ninguna mujer y ella no iba a ser la excepción. Sí, compartían día a día juntos pero aquello solo era por simple apariencia porque ni siquiera se besaban frente al público.
—Yo no tengo la culpa de las inseguridades de Shawn, necesito a Ronald para que la empresa funcione bajo mis manos. No puedo permitirme dejar que todo se vaya por la borda ¿Que sucederá con Jacob?
Y ese era el elefante rosa de su mente, su hijo. Que aunque Ronald y ella sabían la verdad, se mantenían con el secreto bajo sus narices para que no afectara al pobre niño. Para Jacob siempre Ronald iba a ser su padre a pesar de las diferencias que ambos tenían.
—Jacob tendrá que aceptar a su padre tal y como es.
—Andas demasiado positiva hoy —Le intento cambiar de tema—¿Te sucedió algo?
—Bueno, si tu dices que sucedió algo.—Le quito importancia hasta que se levantó de un salto espantando a la chica— Sí, conocí a un hombre perfecto esta mañana en el edificio. Tenia un cuerpo de infarto y unos ojos inolvidables.
En ese momento, Morgana recordó los ojos que jamás olvidaría, los de aquel chico que jamás podía sacar de su mente aunque lo intentara. Edgar.
Aquel hombre la había cautivado con unos cuantos besos pero el cuerpo de Morgana se volvía gelatina bajo sus toques. A pesar de los años aquella noche jamás habia salido de su mente incluso cuando habían pasado solo seis años del suceso.
—¿Porque presiento que en tu mente estás pensando en cosas sucias?—Su amiga era lo más inteligente de lo que parecia—¡Te haz ruborizado completa!
—No, solo recuerdo un hombre que tenía las mismas características que la persona que mencionaste.
—Ni siquiera creo que este en tu liga, Morg. El hombre me rechazó inmediatamente después de pronunciar solo dos palabras.
—Vaya no crei que tuviera una amiga que se diera por vencida tan fácil con un hombre.
—Bueno, esta claro que entiendo las dos letras que pronuncio. Sabes que me gusta respetar a la gente y si algún día digo que no, espero que también lo respeten como yo..
Para Morgana las palabras de su mejor amiga parecían una completa tontería, ella entendía que para gustarle a alguien debía luchar por lo que le gustaba, aún si encontraba una negativa en primer lugar.
Pero al parecer Eider era una chica que pensaba mucho.
—Creo que debes de coincidir con él.
—Yo creo que no. Se veía enfadado cuando siquiera dirigió una mirada hacia mí, dudo que entre en mis ligas. Tenia un traje caro.
—Si quieres te presto uno. Tengo cientos que resultarían tus preciosos pechos y tus nalgas cuadradas.
—¡Hey! —Le dio un manotazo y salió de la oficina dando por finalizada la conversación de esa mañana.
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Morgana era de armas tomar cuando nada salí como esperaba, pero a pesar de tener todo perfectamente planeado frente a su mesa, se dio cuenta que sus nervios la estaban traicionando.
Hoy era el día que iba a conocer al jefe de Global Empreses y se iba a asegurar que pudiera conseguir el contrato que tenía en mente.
Así que alineo por décima vez su papeleo y espero pacientemente a que la presencia de la persona llegara a la sala de juntas.
Edgar camino por el largo pasillo con la increíble cantidad de empleados a su alrededor, había viajado cinco horas para llegar a su futuro nuevo empresario. Se había dedicado a investigar al señor Thompson con delicadeza y le había agradado lo que había encontrado. Era un hombre capaz y con excelentes referencias en el campo laboral.
Era un hombre digno de admirar.
A lo largo del tiempo se había dedicado paciencientemete a sobresalir de la sociedad y se dio cuenta que lo hacía estupendamente bien formando una de las mejores empresas del país.
Pero todo se lo debía a la chica que por más que recordara aquella noche en la que unio su cuerpo con el suyo, su rostro era un misterio para él. La mujer le había dejado unos cuantos billetes sobre la mesa que le habían ayudado a salir de la terrible bancarrota que Holly lo había metido.
Sin embargo, ahora que era un hombre exitoso hacia todo lo posible por alejarse de las mujeres. Eran signo de perfección y pecado a la misma vez.
—Señor, lo esperan en la sala de juntas.
El asintio a la pequeña morena que encontró en el elevador esa mañana intentando mantener todo profesionalmente. No quería involucrar su placer con su trabajo.
Edgar entró y lo que vio frente a él era lo que jamás había esperado.