Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capitulo 13
Capítulo 13: Un Nuevo Comienzo
Después de ese día lleno de sorpresas, el Capitán Roderick llamó a Lucía a su oficina. Primero, la agradeció por liderar al escuadrón hacia la victoria. Luego, la regañó suavemente y le dijo que no estaba bien esconder su género, ya que en el ejército también había soldados femeninos. Le aseguró que no la iba a echar, sino que le daría otra oportunidad para que no volviera a mentir.
—Cuéntame todo sobre ti —le pidió el capitán.
Lucía, aún débil, suspiró y decidió contarle su historia. Al escucharla, el capitán se conmovió profundamente. La abrazó y le dijo:
—Si no tienes padres, yo seré como tu padre de ahora en adelante.
En medio de la conversación, apareció el subcapitán Arios y le dio un sape al capitán.
—¿Por qué fue eso? —preguntó Roderick, sorprendido.
—Estás poniendo incómoda a la chica —respondió Arios.
Luego, se presentó ante Lucía y le dijo:
—Perdona al capitán. Tiene tres hijos y cuando ve problemas, sale su parte de padre protector.
Lucía sonrió levemente y respondió:
—No se preocupe, gracias.
Salió de la oficina riendo y sonrojada. El capitán le gritó:
—¡No te olvides que siempre puedes contar conmigo!
Lucía se dirigió directamente a su tienda y reflexionó sobre lo sucedido. No sabía que todos se preocupaban tanto por ella. De repente, apareció la hada Isis frente a ella.
—¿Qué le pasó a esa persona? Creo que se le soltó un tornillo o algo —dijo Isis.
Lucía sonrió y respondió:
—No digas eso. Lo hizo por preocupación.
Después de eso, sus amigos vinieron al enterarse de que la habían dejado quedarse como capitana. Corrieron hacia ella, gritando de alegría, y la alzaron, lanzándola al aire en señal de celebración.
—¿Por qué escondiste tu género? —le preguntaron—. ¿Qué te llevó a pensar que no eras buena?
Lucía suspiró y dijo:
—Aquí vamos de nuevo.
Les contó su historia y todos se conmovieron. La gemela la abrazó y le dijo que la protegerían. Al terminar la conversación, Lucía los abrazó y les dijo, sonrojada:
—Gracias, chicos.
Después, salió a dar un paseo. Isis le sugirió:
—¿Qué tal si vamos con el Árbol Madre y le cuentas tus aventuras?
Lucía asintió.
—Sí, estará bien para despejarme un poco.
Cuando llegaron al Árbol Madre, este respondió sorprendido a su historia y aventuras.
—Lo siento por no poder ayudarte cuando estabas en problemas —dijo el Árbol Madre.
Lucía respondió:
—No se preocupe, estoy bien y ya pasó todo.
El Árbol Madre le dijo:
—Te voy a dar algo que te ayudará a ser más fuerte.
Le dio un frasco con savia del Árbol Madre y añadió:
—Esto te otorgará sabiduría. Ojalá esto te ayude a protegerte.
Lucía regresó a su tienda y, al llegar, le preguntó a Isis:
—¿Ahora qué hago con esto?
Isis, con una sonrisa traviesa, respondió:
—Tómatelo.
Lucía, confiada, se lo tomó. De repente, dijo:
—Siento que la tienda se está encogiendo.
De repente, se transformó en una niña de 5 años con el cabello largo. Sus compañeros, al escuchar el estruendo, corrieron hacia su tienda. El capitán, apresurado, la buscó hasta encontrarla escondida debajo de su cama.
Cuando los demás llegaron, preguntaron:
—¿Dónde está nuestra capitana?
El capitán respondió:
—Creo que es esta niña.
Lucía, ahora comportándose como una niña de 5 años, se escondió asustada. El capitán, al verla, dijo:
—Sal, pequeña, no te haremos daño.
Sacó una chupeta de su bolsillo y añadió:
—Si vienes, esta paleta será tuya.
Lucía salió contenta y todos la cargaron, diciendo que se veía mona. El subcapitán, al ver la escena, dijo:
—¿Qué están haciendo? —y al ver a Lucía, añadió—. ¡Qué ternura!