Adam es un gángster y una madrugada, cae en una trampa, al descubrir que estaba siendo traicionado por su novia, con su mayor rival, durante esta trampa, termina gravemente herido y es salvado por Samantha, una mujer sencilla, que más tarde descubre que trabaja en uno de sus hoteles, ella es una hermosa mujer que está pasando, como él, por una desilusión amorosa. Después de que Samantha le salve la vida, Adam empieza a protegerla de su rival, que se entera de que le ha salvado la vida y se obsesiona con ella.
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Aprobada
El doctor había llegado y Sophia lo llevó a la habitación de Samantha, ella se quedó esperando afuera mientras él vendaba a Samantha dentro de la habitación. En cuanto se abrió la puerta, ella lo interrogó de inmediato.
- ¿Se encuentra bien?
- Sí, su brazo necesitó puntos, pero no fue nada grave, le dejé un tranquilizante para que tomara en caso de que no pudiera dormir, parecía muy nerviosa y asustada con todo lo que pasó, solo que no quiere dejarlo ver -advirtió el doctor.
- Está bien doctor, hablaré con ella, tal vez quiera desahogarse, pero la acompañaré hasta la puerta.
- No hace falta, señorita, conozco bien esta casa, puede quedarse con ella, sé dónde está la salida - sonrió Carlos.
Sofía le devolvió la sonrisa y se despidió, llamó a la puerta de su habitación y entró. Samantha estaba sentada en la cama mirando al suelo, cerró la puerta y se sentó a su lado.
- ¿Va todo bien? - preguntó, entablando conversación.
- Sí, me recetó unos medicamentos, antiinflamatorios y analgésicos, pronto estará curado. Quería preguntarte algo en lo que no dejaba de pensar y acabé olvidándome de preguntar.
- Por supuesto, pregunta -dijo Sophia con prontitud-.
- Cuando tu hermano dijo que me compraría ropa y empecé a contestar, me interrumpiste, ¿por qué razón lo hiciste?
- A Adam le gustan estas atenciones y cuando lo hace es de corazón\, sin esperar nada a cambio\, imaginé que me diría algo así como no lo necesitas\, lo tengo en mi casa\, o te lo pago después. Y en ese momento estaba muy nervioso\, pensé que era mejor no contradecirle aún más.
- ¿Nervioso? Pero si hasta me abrazó, aunque me pareció raro, no me miró a los ojos -dijo mirándose las manos-.
- Cuando se enteró de que te habías hecho daño se enfadó mucho, incluso se hizo daño en la mano al golpear la pared.
Samantha intentaba procesar esa información, no se había dado cuenta de que tenía la mano herida y ni siquiera entendía por qué estaba así por lo que le había pasado.
Otra cosa de la que también se había dado cuenta era que aún no lo había visto enojado y no sabía qué esperar en una situación así, muchas cosas aún eran inciertas en su mente.
- No noté que estuviera herido\, solo noté que no me miraba a los ojos.
- No quería que notara la ira en sus ojos\, Adam es así\, trata de evitar en lo posible su lado más agresivo y oscuro\, odia y teme parecerse a nuestro padre.
- ¿Tu padre es agresivo? - le cuestionó Samantha.
- Lo era, pero esa es una larga historia que te contaré en otro momento, ahora necesitas descansar, mañana podemos hablar más de este tema -respondió Sophia un poco indecisa.
Así como era difícil para Adam, también lo era para ella, no le gustaba recordar como era su padre con ella y sus hermanos.
Sophia se despidió de Samantha y salió de la habitación, dejándola sola con sus pensamientos. Sophia también se fue pensativa, pues aquella conversación le recordaba algo que quería evitar.
Antes de llegar a las escaleras se encontró con Adam que caminaba hacia la habitación de Samantha, se detuvo frente a ella y notó que estaba tenso.
- ¿Vas a ver a Samantha? - dijo observando sus expresiones.
- Sí, ¿todavía está despierta? ¿Está bien? - preguntó preocupado.
Sophia esbozó una leve sonrisa y respondió: - Está despierta, ¿por qué no vas tú mismo a ver cómo está?
Adam entrecerró los ojos mirándola, conocía bien a su hermana, sabía sus trucos, era mucho más lista de lo que muchos pensaban y entendía bien esa sonrisa.
Se tocó la cabeza y siguió caminando hasta que ella volvió a llamarlo.
- Adam -esperó a que él se girara para poder continuar-, creo que esta vez has acertado, cuídala bien -le guiñó un ojo y comenzó a bajar las escaleras.
Adam negó con la cabeza sonriendo, se detuvo frente a la puerta del dormitorio, respiró hondo y llamó. Samantha, que seguía sentada en la cama, oyó que alguien llamaba a la puerta y se levantó para abrir.
Cuando abrió la puerta se encontró con Adam, que parecía acabar de darse una ducha, llevaba puesto el camisón de seda que Sophia le había prestado, abrió más la puerta y le hizo un gesto para que entrara, él entró y ella se ajustó la bata del camisón, cerrándola más.
- Solo he venido a ver si estás bien\, o si necesitas algo\, ¿cómo está el corte del brazo y la boca? - preguntó con una expresión diferente a la de las otras veces.
Samantha notó que esta vez él la miraba a los ojos, pero su mirada seguía sin ser la misma de las otras veces, ella reconoció un rastro de preocupación en esa mirada y respondió tratando de tranquilizarlo.
- Estoy bien, ya ha venido el médico y me ha dado analgésicos, no es tan preocupante Adam, ya me han dado bofetadas antes y ...
- ¿Te pegó tu exnovio? - la interrumpió con esta pregunta, acercándose a ella.
No, era un idiota, pero no llegó a eso, puede que no lo parezca, pero me peleaba mucho en el colegio -dijo ella sonriendo y la expresión de él se suavizó.
- Peleas con otras chicas en el colegio es una cosa Samantha, una bofetada de un imbécil como ese es totalmente diferente -bajó la mirada antes de continuar- no me gusta ni imaginar lo que te podría haber pasado si Marcos no hubiera estado ahí, y pensar que todo lo que estás pasando es por mi culpa.
Samantha se dio cuenta de que se sentía culpable por lo que le había pasado y aunque sabía que en realidad era por su culpa, se armó de valor y le cogió de la mano mirándole.
- No podías saber que llegaríamos a esto, podrías haberme herido o incluso matado aquel día, pero no lo hiciste, así que no te sientas culpable, aquí el único culpable es el idiota que va detrás de ti y ahora de mí.
Le sorprendió que le cogiera la mano, imaginaba que Samantha le tenía miedo y no se había esperado ese contacto de ella. Samantha bajó la mirada hacia su mano, recordando lo que Sophia había dicho, sus nudillos estaban magullados, y le interrogó a pesar de saber la respuesta.
- ¿Cómo te lastimaste la mano?
- No ha sido nada grave, creo que el otro contrincante era más fuerte -dijo con una leve sonrisa.
Samantha sonrió imaginando que así era, ya que el otro oponente era una pared, al menos el ambiente era menos pesado.
- Te dejaré descansar, mañana hablaremos más - le acarició la cara antes de irse.
Se quedó allí procesando aún ese toque en su cara y la forma en que la llamaba pequeña, lo intentaba, pero era difícil no sentir nada con eso, aun estando en medio de esa situación.
la que lo está esperando en la puerta🙄🙄🙄