Ésta es la historia de una doctora que conquista sin querer a todos quienes la rodean... hombres, mujeres, niños... Todos la llegan a querer sin medidas, y muchos son los que quieren ir más allá con ella, pero su corazón siempre perteneció a alguien más...
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Plan...
Haley...
Ver a mi hijo gritarle por primera vez a su papá en 21 años, me hace ver cuán importante es Priscila para mi hijo. Dejé que él se expresara, dejé que Maxwell se quedará de piedra sin reaccionar un momento, y cuando ya por fin medio entró en razón y me miró, inmediatamente le di una bofetada. Primera vez en la vida también que hago algo así... Pero la rabia y el dolor de ver a mi hijo como una fiera enjaulada y herida, me sobrepasó. ¡Hey! Eso ¿por qué fue? ¿Qué te hice yo para que me hagas esto? Me cuestionó inmediatamente Max con ese acento (que para mí es tan sexy) británico que tiene...
¡Eso fue por permitirle a esas personas ajenas y extrañas a nuestra familia que viniesen aquí a insultarnos y amenazarnos! ¿Cómo se te ocurre permitirle a ese hombre amenazar a nuestro hijo aquí? ¿Es que esto es Reino Unido o que carajos? Mi esposo me miraba como si me hubiesen salido 2 cabezas más. Escúchame bien Maxwell Edwards... Más te vale encontrar una manera de librar a mi hijo de esa estupidez de la que esa gente está hablando. O lo haces o el mismo día que mi hijo se esté casando tú y yo nos divorciamos y NUNCA, escúchame bien, NUNCA me vuelves a ver en tu vida.
Mis palabras fueron como un puñal para ese hombre. Sus ojos se abrieron como platos y de inmediato se le aguaron. Mi reina jamás en tu vida me habías dicho nada de eso. ¿Por qué? ¿Me quieres matar? Sabes que sin ti me moriría. Haley eres la razón por la que me levanto todos días de mi vida. ¿Qué haría yo sin ti mi amor? Habló casi en un ataque de pánico. Lo miré directamente a los ojos y le dije Eso y aún más intenso es lo que siente tu hijo por Priscila... ¿Le arrancarías un amor bonito, asi como el nuestro de las manos a él? Pareciese que en su cerebro algo hizo click y con los ojos MUY abiertos, me respondió: Jamás amor, jamás le arrancaría eso de las manos a mi príncipe. Mis hijos son el fruto del amor tan grande que nos tenemos tú y yo mi reina.
Le tomé el rostro entre mis manos y le dije: Vinieron hasta aquí y nos faltaron el respeto, vinieron a amenazarnos en NUESTRA PROPIA CASA, teniendo un título más bajo que el tuyo. No sé tú, pero lo que soy yo, pienso cobrarme esta falta de respeto. Asintió con su cabeza y el silencio nos envolvió. Me abrazó y me tenía presa en su abrazo, sabía que tenía pánico por mis duras palabras, pero no me importaba, de alguna manera tenía que hacerlo entrar en razón. De repente dijo Ya sé... ¡Ya sé lo que voy a hacer! Lo miré como si un bicho lo hubiese picado. Mi amor yo decliné al título, pero no lo he rechazado completamente. Así que iré a Londres mañana mismo y gestionaré todo para renunciar definitivamente a ese título que no ha hecho nada más que estorbar en mi familia.
Lo abracé y besé. Sabía que encontrarías la mejor solución para la felicidad de nuestros hijos, de tu hijo. Dije aliviada. Ahora fue el quién tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente. JAMÁS vuelvas a tan siquiera mencionar que me vas a dejar. Esa palabra está prohibida entre nosotros. Sé que puedo ser medio tarado para algunas cosas, pero si me lo dices de frente, mirándome a los ojos, sé que lo voy a entender. ¿Estamos? Sonreí como tonta y bajé la mirada. Si mi Lord. Respondí con picardía. Una nalgada aterrizó sobre mi trasero y nos reímos ambos. No vuelvas a permitir que alguien venga a intimidarnos de esa manera. Respondí ya un poco más seria. Lo prometo mi Lady. Respondió y ahora él fue quien recibió la nalgada.
Me fui a dormir sabiendo que mañana será un mejor día para mi bebé.
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Maximilian...
Llegué a la fiesta con el ramillete que llevaba para ella todo triste y marchito. Creo que las pobres flores terminaron chupándose mi mala energía. Llegué a la fiesta y la vi a lo lejos... Estaba mirando en mi dirección y sus ojos brillaron al verme. Lucía más que radiante, se veía como una diosa. Nada se compara a sus 15 años, pero si puedo decir que era sin lugar a dudas, la más hermosa del lugar, del mundo, del universo entero. El corazón se me hundió con la sola y mera idea de que esa hermosa mujer, mi bebé, mi pequeña ya no iba a ser mi esposa. Intenté sonreír, pero supongo que se vio más como una mueca que como una sonrisa.
Y ¿como sonreír si sabes que el amor de tu vida, la mujer que tiene tu corazón en sus manos no será tu esposa porque por las malditas leyes de la realeza, ahora yo debo cumplir con un maldito deber de un maldito código que no es ni tan siquiera de mi maldito país? Sí... Es una maldición para mí. Me está separando de ella. Me está quitando la oportunidad de ser feliz con la mujer de mi vida, con quién es mucho más de lo que yo tan siquiera pude haber imaginado. Mis ojos escuecen por las ganas de llorar que tengo. Ella que es después de mi mamá quien me puede leer con tan solo mirarme, me agarró del brazo y salimos de allí. Mía sabía que algo no andaba bien. Ya después hablaré con ella, pero por el momento, necesito estar a solas con mi bebé. Salimos de allí en silencio. La llevaba agarrada de la mano y creo que debo haberla apretado muy fuerte porque me pasaba los dedos en forma circular en el dorso de mi mano.
Cuando estuvimos en el mismo lugar en el que me detuve antes de buscarla, comencé a decirle todo cuanto me había pasado. ¿Alguna novia del pasado? -Preguntó, cosa que me pareció hasta ridícula- ¿Qué? Jamás... Te dije que jamás había tenido una novia como tal. Todas eran para pasar el rato. Ninguna lleno mi vida y mi mente como lo hiciste tú. Te juro Priscila que a nadie he amado como te amo a ti. -Hablé agarrando sus manos como si tenerlas entre las mías me diera la satisfacción de saber que está aquí conmigo- Su reacción me hace saber cuánto la está lastimando el saber todo esto que me está pasando. Cuando dijo Conde Edwards, sentí ganas de vomitar. Iba a subirse al auto nuevamente, pero brinqué desde donde estaba, y la besé. Sentir sus labios es como una droga que me mantiene vivo, que me hace respirar.
Sí, puede que suene intenso, pero en este momento, siento que sinceramente ella es lo único que me da una razón para vivir. Sentir que vienen y te amenazan con que te tienes que casar porque si no una sarta de amenazas, es como si te estuviesen ahogando.
Luego de besarla apasionadamente y derramar lágrimas como el propio idiota, la subí al auto y cuando estaba a punto de entrar, una idea se me ocurrió. Me monté en mi auto, y arranqué. Pero lo hice en dirección opuesta a su casa. ¿A dónde vamos Maximilian Edwards? Preguntó con ese carácter tan jodidamente perfecto que tiene. VAMOS A IR A DONDE NADIE NOS INTERRUMPA Y PODAMOS SER FELICES.
felicitaciones querida autora 👏👏