Hamilton, un príncipe rebelde que nunca ha encajado en el mundo de la realeza. Obligado a seguir el camino que su familia ha trazado para él, Hamilton sueña con una vida de libertad, lejos de las responsabilidades del trono. Sin embargo, todo se complica cuando su corazón comienza a latir por Esmeralda, una humilde criada del palacio. Su amor prohibido pone en peligro no solo sus vidas, sino también el destino del reino.
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capitulo 18
Esmeralda narrando...
Me despierto con el sol dando en mi cara. Me doy la vuelta y nada del Príncipe Hamilton, desde ayer no volvió.
¿Qué hago ahora?
Me dijo que no saliera de la habitación pero ni siquiera volvió, sé que voy a tener más problemas pero Voy a tener que desobedecerlo, realmente necesito encontrar a Loyal.
Me di una ducha rápida y me puse un vestido color crema no muy largo, me recogí el pelo y ya estaba lista para salir.
listo para bajar. Me acerco a la puerta, la abro y me encuentro cara a cara con el Príncipe Hamilton que estaba a punto de
entra... Que susto.
¿Adónde vas? (Dice entrando y cierra la puerta). Creo que te dije que no te fueras sin mi autorización.
– Lo sé y estaba esperando que me pidieras permiso pero no pasaste la noche aquí. (yo hablo notando que todavía lleva la misma ropa que la noche anterior pero está un poco arrugada y su
el cabello está suelto y desordenado).
–Estuve ocupada toda la noche y perdí la noción del tiempo, cuando noté que ya amanecía. (Él habla y comienza a desvestirse mientras va al baño, solo sigue tirando su ropa al suelo).
–Entiendo... (Digo recogiendo la ropa y llevándola al cesto).
No necesito ser psíquico para saber dónde estuvo toda la noche.
Voy a la cama y la hago, cuando termino tomo el libro que me regaló Alma y me siento en la cama esperando al marido que la vida me dio.
La verdad es que él tarda más que yo en ducharse, pero tengo que tener paciencia y esperarlo.
Después de un rato finalmente sale del baño y se dirige al armario, pero una vez espero una eternidad.
–¿Ya comiste? (Habla mientras se recoge el pelo).
–No tengo hambre y no me dejan salir, ni siquiera a beber agua. (Hablo y él se acerca a mí y se agacha).
–Sólo voy a pasar por este castigo por lo que hiciste ayer. (Él habla). No deberías haber caminado así para llamar la atención de los hombres.
–Estoy pasando por este castigo porque preferiste creer en la reina que solo me odia, en lugar de escucharme. (Digo mirándolo a los ojos, molesto). No quiero ni necesito la atención de ningún hombre.
–Mi madre no te odia. (Dice, está claro que defendería a la bruja).
–Claro que no, las marcas en mi espalda provienen del amor que ella siente por mí. (Me refiero a las cicatrices que tengo).
Él no dice nada, simplemente se levanta y me extiende la mano, pero yo no tomo la suya, simplemente me levanto.
–Bajemos. (Dice acercándose a la puerta).
–¿Y el castigo? (Pregunto, ¿de la nada decidió perdonarme?).
–Ya has sido bastante castigado. (Dice abriendo la puerta y me deja un camino).
–Si tú lo dices. (Hablo pasando por ahí).
–Solo tenemos dos años de diferencia entre nuestras edades. (Dice que hay veces que lo llamo "señor, alteza o príncipe" porque no estoy dispuesto a pronunciar su nombre ni a llamarlo "mi marido".
–Tres años, tengo 21 años. (Hablo mientras bajo las escaleras).
Aún así. (Dice viniendo detrás de mí).
–No tengo hambre, ¿no puedo ir a la mesa contigo? (Les digo que no quiero escuchar a la reina haciendo sus dramas).
–Vendrás de todos modos. (Habla con firmeza y me toma la mano y nos acercamos a la mesa). Buenos días familia.
Saludó mientras sacaba la silla para mí y luego tomaba su lugar a mi lado.
–Buenos días, Amíl. (Alma habla sonriendo como siempre). Buenos días Esmeralda.
–Buenos días Alma. (Le sonrío y mi cara se cierra cuando miro la cara del culo de la Reina que está cerrada como siempre). Buenos días, mi rey.
–Buenos días, ¿ya terminó el castigo que le dio su marido? (Dice el rey sonriendo levemente, aunque estaba enojado conmigo sé que es un buen hombre).
–Sí, dijo que ya ha sido bastante castigado. (Hablo mientras Futura me sirve jugo de naranja).
–Bien, ahora empiezas a tener más cuidado con tus acciones. (El rey habla).
–Haré todo lo posible para hacerlo. (Hablo y tomo un sorbo de mi jugo).
–Y tal vez puedan darme un nieto pronto. (El rey habla y me ahogo).
–Toma, bebe un poco de agua. (Hamilton habla y me da un vaso de agua). ¿Qué conseguiste, papá?
–Pronto cumpliréis 3 meses de casada y hasta el momento no ha habido señal de embarazo, ni siquiera una falsa alarma. (Habla el rey, de la nada decidió pensar en ello).
–¿No es pronto para eso, papi? (Habla Hamilton).
–Ya es hora, cuando Hamilton sea coronado el heredero ya habrá nacido y quiero vivir para ver a mi primer nieto. (El rey habla y siento un escalofrío en la columna).
–Vivirás mucho tiempo y no verás el rostro de tu nieto, pero también observarás su crecimiento. (Digo esto para asegurarme de que no crea que morirá sin ver a su nieto).
–Quiero que sea una niña y quiero que sea pelirroja como tú. (Alma habla alegremente). ¿Falta mucho para que ella nazca? Si no comes, podría ser malo para el bebé.
–Esmeralda, ¿estás embarazada? (Pregunta Nicolas apenas se acerca a la mesa, sus ojos se centran en los míos).
–Lamentablemente no, pero pronto quién sabe. (dice Hamilton sonriéndole a Nicolas y pasa su mano por mi cara). ¿Quieres ser tío?
–¿Es una elección? (Nicolás habla mirando a Hamilton).
–No, sólo quiero saber. (Habla Hamilton).
–Hoy tenemos entrenamiento. (Nicolás habla, cambiando de tema).
–No podré ir, Esmeralda y yo saldremos a pasar el día juntas. (Hamilton habla y yo levanto la ceja sin entender).
–En realidad, vámonos ahora mismo. (Hamilton se levanta y toma mi mano haciéndome levantarme también.
¿Debemos? (Hablo de pie sin entender nada).
Hasta luego. (Hamilton habla y salimos de la habitación).
Hamilton narrando...
Salimos del palacio y comenzamos a caminar hacia el establo, normalmente se preparan carros reales en las salidas, pero hoy lo quiero así.
–Te gusta montar, ¿verdad? (Pregunto aunque sé la respuesta).
–Sí, me encanta. (Dice mirándome lo que ha estado haciendo mucho últimamente).
–Entonces demos un paseo a caballo y vayamos a la joyería real. (Hablo mientras entramos al establo). Recordé que no tienes aretes ni collares.
¡Leal! (Grito apenas lo veo). ¿Cómo terminaste aquí?
–Lo encontré de madrugada caminando cerca del bosque. (Hablo).
–¿Pasaste toda la noche buscando a Leal para mí? (Dice sonriendo).
–Pensé que era importante para ti, así que quería asegurarme de que volviera contigo. (Hablo y recibo un fuerte abrazo de Esmeralda).
–Y lo es, muchas gracias. (Dice sonriéndome).
–Si fuera necesario, lo volvería a hacer. (Hablo y la beso).
–Mejor equipa a Loyal ahora. (Dice deteniendo el beso).
–Podemos ir los dos a la guía. (Hablo refiriéndose a mi yegua).
Todo está bien. (Ella habla y empieza a equipar al Guía).
–Hamilton, quiero ir a la ciudad contigo. (Alma habla mientras se acerca corriendo a nosotros).
–Iré simplemente con Esmeralda y la próxima vez iremos juntas. (Hablo pero ella no se rinde).
–Pero hace mucho tiempo que no hacemos nada juntos, sin mencionar que nunca he montado a caballo contigo.
(Alma con cara triste).
–Iremos mañana, ¿vale? (Hablo y termino de ponerle la silla al Guía). Y te enseñaré a montar.
–Nico ya me enseñó. (Alma habla mientras se cruza de brazos).
–¿Estás hablando de mí? (Nicolás habla mientras se acerca).
–Hamilton se va a la ciudad y no quiere que vaya con él. (Alma habla quejándose).
–Yo también voy a salir, puedes venir conmigo si quieres. (Nicolás habla y Alma salta de alegría).
–Así debería ser un hermano, Hamilton. (Alma habla señalándome).
–Ven ayúdame a equipar a Rain. (Nicolás dice yendo hacia su caballo y Alma lo acompaña).
–Ya podemos irnos. (Hablo tomando la mano de Esmeralda y la ayudo a subir a la Guía).
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