Aurora Parisi es una joven de 20 años, recién egresada de la universidad a su corta edad, estudio negocios y administración, es dulce, amable y muy correcta, ella es hija adoptiva de los Parisi.
Perla Parisi tiene 20 años y es la hermana de Aurora, es egoísta, caprichosa, manipuladora y odia a su hermana, le ha hecho la vida imposible y le ha quitado todo lo que puede.
Aurora siempre se ha negado en trabajar en el negocio familiar, en la mafia, pues, es muy correcta, a pesar de todo adora a su hermana, pero todo cambia cuando Perla se queda con el prometido de Aurora, allí es cuando ella se olvida de sus principios y aceptara la propuesta de su abuelo entrando a un mundo oscuro donde lo conocerá a él y se dejara llevar por la pasión y lo prohibido.
Él, Massimo Caruso un Mafioso cruel, frío, despiadado, sexy y ajeno, hará que la dulce Aurora caiga en la red de lo prohibido.
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Conociendolo.
Aurora.
Un golpe tras otro, si bien de defensa estos hombres son unas bestias, si son dos, uno me da de frente y el otro a mi espalda en las costillas, caigo y sigo, trato de poner en práctica lo que sé, pero que va, ellos son profesionales.
— Que pasa niña creíste que venías a jugar, estás riquísima, si nos divertimos contigo no harás nada, no te defenderás— decía el moreno llamado Marco mientras me seguía golpeando.
— Veo que eso no te motiva, llegaste cabizbaja, te amenazan con violarte y no haces nada, ya sé, decepción amorosa.— Dice Zac a mi espalda golpeándome.
— Mírame bien niñita, yo no soy marco ni él es Zac somos las personas que te traicionaron y quiénes te trajeron hasta aquí.— Dice y juro que ya no lo oía a él, oía la voz de Perla, veía a Leonel y a ella riéndose, se repetía en mi cabeza como se besaban y como la agarraba, mi sangre hirvió y tal como Hulk se pone verde de rabia, solo me falto el color.
Golpee tan fuerte al que creía perla que la Vi sangrar y aun así reía, voltee hasta Leonel o al menos así lo veía yo, y le daba golpe tras golpe, cayó y tome su cabeza y la estrelle al suelo seguía riendo, a la segunda vez que intente estrellarlo, me alzaron y al voltear vi a perla la golpee tantas veces como pude hasta que la voz de magno me trajo de regreso a la realidad, al volver, vi el cuerpo de Zac en el suelo se veía mal, pero estaba vivo y a marco está muy desfigurado, ensangrentado, un tercer hombre hacia sentado en el suelo limpiando su sangre.
— Que paso aquí, yo hice esto — digo y magno asiente.— estoy sorprendida cuánto odio tengo señor
_ Ve y vístete, ahora tendrás lección de tiro.— Ese día y todos los demás, durante dos meses, entrene, aprendí técnicas diferentes, aprendí el arte de los cuchillos, aprendí a disparar y parece que nací para esto el primer entrenamiento y a la primera atiné.
Soy lo que se dice una máquina para asesinar, me enseñaron cómo matar solo usando mis manos y no hablo de asfixiar a alguien, aquella chica con sueños murió, pero no murieron, mis sueños solo cambiaron, ahora mi nuevo sueño es ser la más dura de todas en la mafia y hacer que el que escuche mi nombre se orine encima.
Mi abuelo no puede estar más feliz, yo estoy haciendo trabajos como cualquier otro esbirro más, al jefe de todo esto no lo conozco, sé que viene a diario y todos corren a saludarlo, pero está allá en su escritorio y no baja hasta donde están los mortales, no soy la única chica, pero a decir verdad el trabajo de ellas es más de calentar pollas que de otra cosa, lo que hacen es oír que llegó y corren hacia el luego escucho los comentarios de como la batió en fin otro narcisista más.
Salgo del entrenamiento y mi teléfono sigue sonando, maldición dos meses y no se cansa, ya lo bloqueé y llama de muchos teléfonos diferentes, no quiero hablar con él, no me interesa, camino a casa de mi abuelo y este me avisa de una celebración donde ya basta de que no me conozcan, él dice que ha llegado la hora.
— Abuelo debe ser hoy, hay topos y mapaches llevándose la mercancía y hoy hay una trampa esperándolos.— digo y se ríe negando.
— Vamos, te conocen y luego te vas a trabar, no te vayas a convertir en mí.— dice y yo me río, él desde la muerte de la abuela solo trabaja.
Voy a mi armario y saco un vestido, me arreglo y le pregunto digo al espejo.
— Woow, vaya con que allí estabas.— le hablo a la hermosa mujer que no veía hace meses, guiño un ojo y me lanzó un beso a través del espejo, bajo con mi hermoso vestido color negro, tiene escote en v y es a los hombros, ajustado, y su falda es suelta abajo y largo que se arrastra un poco, bajo hasta llegar al lado de mi nonno y este me elogia y nos vamos a la fiesta.
Vestido de Aurora.
Al llegar al lugar me adueñó de la mirada de todos, voy del brazo del Gran Nicola Parisi, algunos se le acercan y hacen mal las conjeturas.
— Buenas noches, Nicola veo que por fin te has abierto a las pasiones de una mujer y vaya que mujer.— dice un hombre como de la edad de mi nonno.
— Piero querido amigo a esta mujer, la amo desde siempre, pero es mi amada nieta y el orgullo de la familia.— Dice y él se sorprende y luego sonríe.
— Siendo así, te quiero presentar a mi hijo y sucesor de todo lo mío, Adriano Picarelli.— dice y un hombre apuesto y alto me saluda, es de piel blanca y sonrisa amable.
La fiesta sigue su curso y entra una mujer hermosa, cabello castaño alto, ojos verdes y con un cuerpo de infarto y de su brazo viene un Dios griego sexual como dice Alanna, mi cuerpo se llena de calor y mi parte baja cosquillea, un escalofrío viaja por mi espalda, lo veo, es guapo, alto como de un metro noventa y muy sexy, tienes unos ojos preciosos color gris, su cabello castaño rojizo, está alborotado y lo hace ver más atractivo, tiene una hermosa y pequeña barba castaña clara es hermoso, también tiene unos labios provocadores, es simplemente perfectos, ese hombre hace que arruine mis bragas, pero qué cosas piensas Aurora.
Veo como se le acercan a saludarlos y él se acerca a mi abuelo o no de seguro, me querrá presentarme y no estoy en condiciones de seguro en vez de darle la mano, lo besé, mejor me voy, pienso y me alejo para calmarme antes de que haga una estupidez, no sé por qué me pasa esto parezco una adolescente alborotada.
Me voy hacia la barra y me tomo unos tragos para calmarme, estoy toda babosa y la verdad esto nunca me había pasado, el Batman me sirve un trago y me suelta, un chiste es muy amable y guapo, es alto moreno claro de ojos miel y tiene buen cuerpo.
— Se nota que la estás pasando muy bien, no quieres mejor que te saque de este lugar y la pasemos bien, no pienses mal, te vas a divertir.— Dice y cuando estoy a punto de decirle que si una voz gruesa, varonil y sexy habla detrás de mí.
— Disculpe, pero la señorita no va a poder salir a ningún lado.— Dice viendo al barman con ganas de aniquilarlo y el chico sigue en su trabajo.
— Buenas noches, señorita, como vi que me está evitando, vine a presentarme, pero no sabía qué las estaba pasando tan mal.— Dice y yo levanto una ceja y estoy visiblemente tranquila, pero el tenerlo cerca causa estragos en mí.
— Y por qué lo evitaría si ni siquiera lo conozco.— digo y estira su mano.
— Mi nombre es Máximo Caruso jefe de toda la organización, o sea tu jefe — dice de manera arrogante.
— Es un placer conocerlo, señor Caruso, soy Aurora parisi.— Digo estirando mi mano para estrechar la de él, pero me la voltea y la besa, Dios que escalofrío y que nada esto es corriente de la más alta recorriendo mi cuerpo muriendo en lo que ahora empapa
mis bragas.
Retiré mi mano disimuladamente para que no note que soy una gelatina en este momento, entonces me pregunta.
— había escuchado de ti y de tu desempeño, pero fue solo hasta hace una semana que te vi supe quién eras, lo que no entiendo es por qué...— la voz de una mujer lo interrumpe.
— Mi amor con que aquí estabas, te estaba buscando mi vida.— Dice ignorándome olímpicamente para luego hacerse la que no me vio.
— Hay lo siento, no te había visto, soy Patricia Caruso la esposa de este caballero.— dice de manera irónica y sus celos se notan a kilómetros.
— Un gusto Aurora parisi.— digo y sonríe para hablar de, pero en eso llega otro sujeto más al que ya he visto en mis entrenamientos es uno de mis jefes.
— Buenas noches, hermana, mi madre acaba de llegar y te quiere ver, dice y la chica trata de jalar a Massimo, pero el este de manera brusca se suelta y recupera su compostura.— El joven es alto, piel clara, cabello castaño y tiene ojos café es guapo también, me mira y habla.
— Tú... Tú no eres zafiro, wow estás preciosa Massimo ella es uno de mis mejores elementos, pero que haces aquí.— dice hablando con Massimo y conmigo intercaladamente.
— Mi nombre es Aurora Parisi y gracias usted también está muy guapo.— digo sonriendo.
— Por qué no dijiste que eras Parisi, sabes que te estaba dando uno de los entrenamientos más fuerte de todos, estoy harto de mujeres que entran y hacen de todo menos trabajar.— Dice y me río.
— Digamos que quiero que sepan que las cosas me las gane y no son un regalo, cuanto al entrenamiento créeme que entonces que a ti te debo lo fuerte que soy.— digo y se cruza de brazos.
— No está bien, yo soy Leandro Rosso y soy líder de la sacra corona Unita, él es el de todos y aparte el de la Ndragueta, ustedes son de la cosa Nostra y otro amigo más es el de la camorra, cada uno debe respeto y ser tratado como líder, me molesta hace un mes fuiste cuatro veces a la clínica de urgencias.— habló casi sin respirar.
— Oye cálmate gracias a esas idas al hospital, en este mes soy yo la que ha mandado a varios para allá, aparte una princesita que iba a saber de liderar, por eso no dije quién era porque sería tratara suave.— le expliqué y asintió.
— A partir de hoy todos te deben respeto, okey no te quiero ver entrenando con los demás, los jefes lo hacemos entre nosotros mismos — asiento sonriendo y al voltear a ver a Massimo está molesto que raro.