Lucia es una escritora en ascenso que debe presentarse a la boda de su ex amor platónico que se casara nada más y nada menos que con su hermana Amanda.
viviendo separada de su familia y los caprichos de su madre es obligada a asistir a la reunión familiar para la organización y reencuentro familiar.
el destino le mando un impresionante ejemplar masculino que no solo enciende su creatividad como escritora, sino que otras partes que creía dormidas.
Naguel un motero alto con fuertes músculos que hace suspirar a muchas mujeres se obsesiona con su momentánea pasajera. su cabello rojo como el fuego no solo despierta en deseo en él, sino que también su instinto protector.
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segundo plano
El viaje en carretera, para mi sorpresa, es super agradable y me hace sentir libre. Poco a poco voy aflojando mi agarre a su cintura y cierro los ojos para sentir la briza que pasa por mi cara.
Otra cosa que noto es que reduce la velocidad y cuando abro los ojos me percato que estamos por entrar al estacionamiento de una gasolinera.
ꟷHaremos una para para estirar las piernas y tomar algo, si lo deseas. Yo invito ꟷmurmura bajando de la moto.
Cundo intento moverme para hacer una escapada al baño, me percato que mis piernas no responden.
Miro a mi conductor asignado como se aleja de mi dejándome con este dilema y un calambre que me tiene en esta
posición. Coloco mis manos donde hace un momento el redondo trasero del primo de Javier estaba asentado e intento moverme.
Mala idea.
Caigo de lado en un sonido sordo que para mi propia pena resuena en todo el lugar al no haber absolutamente nada.
ꟷ¡Auch! ꟷchillo y trato de moverme. Apuesto que parezco un pez retorciéndose fuera del agua.
El estruendo de una carcajada hace que dirija mi mirada hacia la procedencia de dicho sonido para encontrar a mi
conductor asignado doblándose de la risa.
En dos zancadas lo tengo frente a mí, y me levanta como si fuera tapa de yerbera. Pero mis piernas están muertas y antes de que me suelte ya me estoy cayendo nuevamente, pero esta vez sus fuertes brazos me atrapan y me levanta como si fuera una princesa.
ꟷLo siento ꟷdice para nada convencido porque su sonrisa no se borra de su cara.
ꟷSi, seguro ꟷsusurro irónica y el me mira de reojo.
Camina y me deja sobre una banqueta y se agacha frente de mí. Su cercanía y sus hermosos ojos me roban el aliento. Me quedo a la expectativa de lo que hará y para mi sorpresa toma una de mis piernas entumecidas sin dejar de ver mis ojos.
Siento la esperanza de sus dedos surcan mi pierna a la vez que la extiende. Gimo al sentir el dolor del entumecimiento, pero sus ojos me pierden y yo no sé si me duela la pierna o…
Repite esto un par de veces y luego se dedica a mi otra pierna. No deja de mirarme, pero sus ojos me dicen mucho. Puedo sentir el deseo atravesar sus pupilas y apuesto a que las mías lucen igual a las suyas.
Cuando termina de aligerar el malestar de mis piernas, levanta su colosal cuerpo. Mi mirada queda clavada en el botón de su pantalón negro y es imposible no distinguir la rigidez que esconde.
Esa rigidez es muy similar a un salame de metro, pero más grueso. Paso saliva y levanto la mirada. Sus ojos indefinidos me estudian y sé que si no me muevo ahora perderé toda la valentía.
Me levanto sintiendo nuevamente mis piernas, rosando mi cuerpo con el suyo. Obviamente que es más alto, más grande y mas todo que yo, pero eso no quita que las ganas que tengo en este momento son iguales o peores que las de él.
Sin decir nada, porque en este momento las palabras sobran, me toma por la cintura y me pega más a su cuerpo. La rigidez de su cuerpo choca con mi ombligo y cierro los ojos para reprimir un gemido.
Siento que vuelo. Y diría que es literal, porque nuevamente, como si de una niña se tratara, me lleva en boladas hacia uno de los baños.
Asqueroso, sí, pero que me importa si lo único que deseo en este momento es comerme ese salame que siento en su pantalón.
Si antes estaba arrepentida de haber elegido un vestido, hora estoy agradecida. No le lleva demasiado deshacerse de mis bragas y bajar con suma urgencia su pantalón colocar un preservativo en su enorme ego.
Mierda esto va a doler.
Me levanta por la cintura y sin esperar nada se entierra en mi interior.
Grito, pero su boca acalla mis chillidos y luego de un momento en que pasa el dolor inicial, me besa mientras
sus caderas se mueven a un ritmo pausado y duro.
No tarde en llegar al clímax y quedar laxa en sus fuertes brazos, sintiendo como el aprieta mis nalgas cuando le
llega el turno.
Un momento más tarde se aparta de mí y nos quedamos viéndonos todavía sin decir palabra.
ꟷNo me has dicho tu nombre ꟷmi voz suena ronca, ¡Dios! No me había percatado de que mi garganta estaba seca.
ꟷNaguel ꟷmurmura tan ronco como yoꟷ ¿Café? ꟷpegunta y asiento sin saber que más decir.
Salimos del baño, el camina dos pasos delante de mí, pero cuando llegamos a la cafetería de la gasolinera me espera con la puerta abierta para que pase yo primero.
¿Quién iba a decir que era todo un caballero después de todo?
Un caballero que me acaba de coger en el baño de una gasolinera ¿Y que dije al respecto? No me has dicho tu nombre.
Soy una estúpida.
Nos acercamos a una mesa, me siento mientras que él va a hacer el pedido de los cafés. La vergüenza cae en mi
sistema al percatarme que no solo me duelen las mejillas.
Trato de calmarme y no pensar en el latido entre mis piernas, luego de tantos años sin acción es como si se hubiera desatado un ciclón. Mis hormonas deben estar de fiesta porque es evidente que a pesar del dolor que siento deseo que nuevamente me tome.
Algo me dice que no volverá a ocurrir y reprimo un gritito de angustia, no puedo ilusionarme con el primer hombre queme da la hora después de que mi anterior novio me dejará por una mujer diez años mayor que yo. Con la que por cierto se ha casado y ahora esperan su primer hijo. Deprimente.
Salgo de mis pensamientos cuando la silla que está en frente de mi vista se mueve y mi conductor asignado se sienta en ella.
¿Estará cómodo? Se nota que es como si se sentará en una silla de preescolar con lo grande que es.
ꟷ¿Dónde te hospedaras cuando lleguemos a la ciudad? ꟷpregunta y yo suelto un impropio al pensar que no tuve en cuenta ese pequeño detalle.
ꟷSupongo que en la casa de mis padres ꟷmurmuro, mi voz sigue sonando seca por lo que tomo un sorbo del agua que tengo enfrente de mí.
ꟷBien… ꟷcontestó seco y desvía la mirada. Lo miro interrogándolo con la mirada, pero no me presta atención.
ꟷ¿Por qué presiento que ese “bien” no es tan bien? ꟷpregunto. El me mira nuevamente con esa mirada de soy el lobo feroz y te voy a comer y yo me tiendo frente a el en bandeja de plataꟷ. Aunque podría ver algún hotel…
ꟷEn ese caso te vienes conmigo ꟷdeclara y siento como mi corazón late desbocado.
No respondo porque en ese momento viene la chica con nuestro pedido. Deja la bandeja frente a nosotros y le
dedica una mirada depravadora a mi conductor asignado mientras le da el tique de la consumición.
ꟷApunte mi número por si te sientes solo en algún momento ꟷdice la descarada frente a mí. La fulmino con la mirada queriendo hacerle bolar las extensiones que claramente presenta su feo cabello rosa.
ꟷGracias, no creo que a mi novia le interese los tríos ꟷresponde el dedicándome una mirada, la chica se percata de mi presencia al fin y me barre con la mirada, sus ojos se abren y chilla emocionada.
¿Enserio? Está loca es una de mis fans. Tierra trágame.
ꟷ¿Lucia Pálida? ꟷpregunta en un chillido enfermizo.
Odio mi apellido, fue una tortura en todo lo que duro mis estudios, desde jardín de niños hasta que Sali de la
universidad y que esta babosa de novios ajenos lo mencione como si nada me irrita.
ꟷSi ꟷsuelto un suspiro y la chica salta como colegiala.
Naguel a mi frente me dedica una mirada perdida y yo solo ruedo los ojos. La chica que salió corriendo vuelve
con un papel y un birome para que le de mi autógrafo y le pide a mi conductor asignado que nos tome una foto juntas.
Es gracioso como de un momento a otro el atractivo hombre que me compaña haya pasado a segundo plano cuando una de mi fan me reconoció.