Amor para el Final

Adrián miraba hacia atrás de vez en cuando mientras caminaba hacia la parada de autobús con su madre.

Pero esa tarde, en lugar de ver el coche de lujo del señor Gionino, Adrián vio la figura de su padre, que se escondió inmediatamente cuando lo vio.

¡Pum! El corazón de Adrián se aceleró. De repente tuvo un mal presentimiento.

Volvió a mirar a su madre, que seguía sonriendo feliz, y sintió que no quería borrarle esa sonrisa diciéndole que papá Hendra los estaba siguiendo.

'Dios mío, ¿qué hago ahora? ¿Por qué papá nos sigue? ¿Y qué planea hacer?', pensó Adrián.

Al llegar a la parada del autobús, hicieron cola con los demás pasajeros. Adrián llevó a su madre al final de la cola, para que su padre no pudiera verlos.

"Adrián, ¿por qué aquí, mamá? Aquí hace calor", dijo Aruni, que quería que su hijo tuviera un lugar a la sombra para esperar. Si llegaba a tiempo, el autobús llegaría en unos diez minutos.

"Lo siento, mamá, pero creo que he visto a papá siguiéndonos", respondió Adrián con el rostro preocupado, y al final tuvo que contarle lo que pasaba.

"Mejor nos vamos, no quiero ver a papá, mamá", suplicó Adrián. No quería que su padre volviera a hacer daño a su madre.

La ansiedad en el rostro de Adrián hizo que Aruni se sintiera realmente culpable. Sin darse cuenta, también estaba haciendo daño a su propio hijo al permanecer en el matrimonio. Pero, ¿qué podía hacer? Aruni estaba indefensa.

Parecía que dondequiera que iba, sólo le esperaba el peligro. Por eso decidió quedarse en casa de Hendra.

Pero ahora Aruni tenía un rayo de esperanza. Por fin había encontrado el valor para empezar una nueva vida.

"Entonces vámonos", respondió Aruni, y aprovechando que había mucha gente allí, ambos abandonaron la parada del autobús.

Entraron en un callejón y se escondieron detrás de una caseta de vigilancia vacía. El calor abrasador del mediodía no les torturaba, siempre que no se encontraran con Hendra.

Cuando llegó el autobús, Hendra miró a la gente con más intensidad. Pero de entre toda la gente que había allí, no vio a Adrián ni a Aruni.

"Mierda, ¿adónde han ido?", dijo molesto, ya que había visto claramente a su hijo y a su mujer esperando en la parada del autobús.

Hendra corrió hacia el autobús, subió y comprobó todos los pasajeros. Pero Adrián y Aruni no estaban allí.

Cuando el autobús estaba a punto de partir, Hendra saltó fuera.

"¡¿Adónde han ido?! ¡Malditos sean!", maldijo Hendra mientras se dirigía al callejón por el que habían pasado Aruni y Adrián.

Cuando Aruni y Adrián vieron venir a Hendra, se agacharon y se escondieron para no ser vistos.

Al cabo de un rato, Adrián se asomó para ver qué pasaba y ya no vio a su padre.

"Parece que ya no hay peligro, mamá", susurró Adrián.

"Perdóname, Adrián", dijo Aruni de repente.

Adrián volvió a agacharse como su madre, sin salir de su escondite. "¿Por qué te disculpas?", preguntó Adrián.

Aruni no pudo responder, porque había cometido demasiados errores con su hijo. Ella quiso traer a Adrián al mundo, pero no pudo darle una vida decente.

"No tienes que disculparte conmigo, con tenerte a mi lado es suficiente. Todo irá bien para mí", dijo Adrián.