Valentina Rossi. Lo tiene todo: belleza, fortuna y un apellido que pesa más que el oro. heredera de un imperio empresarial, su vida parece más bien un cuento de hadas.
hasta que las amenazas en contra de su familia la obligan a aceptar algo que jamás imaginó: un guardaespalda personal que la siga a todas partes.
El es Gabriel Duarte, un hombre frío, reservado con un pasado que prefiere mantener en silencio. Su deber es protegerla, mantenerla a distancia y no involucrarse. Pero el carácter rebelde de Valentina, sus intentos de sacarlo de control, un chispa peligrosa que surge cada vez que se miran, lo hace que la línea entre la seguridad y el deseo comience a desmoronarse.
Entre lujos, intrigas familiares y enemigos ocultos que acechan en la sombra, Valentina descubrirá que el peligro siempre la asecha.
¿Podrá un guardaespalda endurecido por la vida, y resistir la tentación de enamorarse de la qué juró proteger? ¿O cederá, aunque eso signifique arriesgarlo todo?
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Catherine 20
Las palabras de Adrien eran cuchillos. Catherine mantuvo el impulso de abofetearlo.
Adrián se acomodó en el sillón frente a ella, cruzando las piernas con elegancia estudiada.
-- Mire, Catherine. -- Siguió con vos baja, pero firme. -- Yo no soy su enemigo. Al contrario, e elevado a Valentina y con ella, a usted. Juntos, Beaumont y Rossi seremos intocables.
Catherine lo observó con frialdad.
-- ¿Y dime, qué harás si Valentina se niega? ¿qué harás Adrián? ¿forzarla, que se case contigo? --
Adrien sostuvo su mirada con calma.
-- Valentina es obstinada, pero sabe reconocer el poder. Y con el tiempo aprenderá que este compromiso es lo mejor para ella. Yo sabré... ganarme de nuevo a su corazón. --
Catherine sintió un escalofrío. El descaro de adrien no conocía límites.
Cuando Adrien se retiró, dejandola sola en el salón, Catherine sintió una punzada de debilidad. Había querido usar el compromiso como una carta de control, pero Adrien la había transformado en un contrato social imposible de romper.
Y lo que más le inquietaba no era la presión pública, sino la manera en que Adrien hablaba de Valentina. Con esa firmeza inquietante, como. Sí ya la tuviera entre sus manos.
Catherine sabía que su hija no era fácil de doblegar, pero también sabía que la persistencia de Adrien podía abrir grietas en cualquier muro.
Los siguientes días fueron un torbellino de rumores, felicitaciones sociales y preparativos que Catherine no había organizado. Pero qué parecían surgir espontáneamente desde las sombras de los Beaumont. invitaciones, artículos en revistas, llamadas de empresarios aliados... todo el mundo actuaba como si el compromiso fuera una celebración universal.
Catherine se sintió acorralada. Si desmentía, su reputación quedaría expuesta. Si aceptaba, entregaba a valentina a Adrien y quedaba bajo la sombra de los Beaumont.
Mientras tanto, Valentina, en su Villa, se fortalecía, investigaba y se preparaba, para exponer a los culpables de la muerte de su padre pero lo que había descubierto la había dejado sin palabras. El enemigo más grande, estaba dentro de su propia familia. Mientras Valentina trataba de asimilar lo que acababa de descubrir. En la mansión de su madre.
Catherine se reunía con dos de sus consejeros más leales. Necesitaba una salida, una estrategia que le devolviera el control.
-- Si desmiento el compromiso, perderé todo lo que he construido. --
Confesó, con la voz más áspera de lo habitual. -- Pero si no lo hago... Valentina me odiará para siempre. --
Uno de los consejeros, un hombre mayor de cabellos grises, la observó con cautela.
-- Quizás debe considerar, señora, que Adrien Beuamont no es solo una amenaza. Puede ser un aliado poderoso. --
Catherine golpeó la mesa con la mano.
-- ¡No necesito aliados que me encadenen! --
El segundo consejero, más joven, intervino con timidez.
-- Tal vez podría... aparentar estar de acuerdo, mientras busca una forma de quebrar el compromiso desde adentro. --
Catherine lo medito en silencio. era un riesgo, pero también una posibilidad.
Mientras que Catherine debatía sus opciones, Adrián jugaba su propia partida. Investigó a dónde se había ido Valentina a vivir. Ignorando la rabia de Valentina, comenzó a aparecer en la villa bajo pretextos de cortesía. Le enviaba flores, cartas incluso se permitía conversaciones breves en las que se mostraba un rostro más atento, más humano. Hasta el pedir perdón, por lo sucedido la noche, del ataque.
Valentina al principio lo rechazaba de manera frontal, pero Adrien parecía alimentarse de esa resistencia. Sabía que cada encuentro era un pulso psicológico, un terreno donde poco a poco él intentaba desgarrar las defensas de la joven.
Pero Adrián estaba muy lejos de imaginar, que realmente pasaba por la mente de Valentina.
Catherine se mantenía distancia, comprendió que el verdadero peligro no era el escándalo público, si no la presencia de Adrien sobre Valentina. Si lograba convencerla o seducirla, ella perdería por completo.
Una madrugada, incapaz de dormir, Catherine se levantó y corrió por los pasillos oscuros de su mansión. Se detuvo frente a un espejo antiguo mirándose con dureza.
-- No perderé el control sobre mi hija. Y mucho menos contra a Adrien Beuamont. -- Susurro para sí mismo.
Comprendió que debía moverse entre dos frentes: aparentar aceptar el compromiso, para ganar tiempo, y en secreto buscar la manera de destruirlo antes de que Adrien consolidará su influencia sobre Valentina.
Valentina se encontraba en su despacho, rodeada de contratos, viajes carpetas con anotaciones de su padre. habían pasado horas revisando una lista de nombres, tachados y anotados al margen con claves que aún no lograba descifrar.
El murmullo del mar llegaba hasta ella, constante, como un recordatorio de que el tiempo pasaba y sus enemigos avanzaban.
Gabriel estaba en el jardín, revisando la seguridad, mientras que dentro reinaba la atmósfera densa de la investigación.
Valentina había aprendido a mantenerse imperturbable en su aislamiento. Pero ese día, Un rugido diferente interrumpió la calma: el rugido de un motor acercándose por el camino privado que conducía a la villa.
Valentina frunció el ceño. Nadie había sido anunciado.
Poco segundo después, escuchó los pasos rápido de Gabriel acercándose.
-- Señorita. -- Dijo Gabriel, entrando con un gesto endurecido. -- Tiene visita. --
-- ¿Quién se atrevió a venir. Sin aviso? -- preguntó Valentina, levantándose.
Gabriel no respondió. Solo se limitó a abrir ligeramente la puerta del vestíbulo. Y allí, con soporte impecable, sonriendo como si todo le perteneciera, estaba Adrien Beuamont.
-- Valentina. -- La voz de adrien llenó la estancia, grave y segura. -- Espero que no te molestes que haya venido sin anunciarme. --
Valentina lo observó con una frialdad estudiada, aunque por dentro sentía la rabia arder.
-- Adrien. -- respondió, avanzando con pasos lentos. -- qué sorpresa... inesperada.
Adrien inclinó la cabeza con un gesto casi elegante, ignorando la tención.
-- Tenía que verte. Después de todo, nuestro compromiso ya es dominio público. No puedo permitir que el mundo piense que no me ocupo de mi futura esposa. --
Gabriel, a un costado, apretó la mandíbula. Valentina captó el destello de furia en sus ojos, pero mantuvo el control. Sabía que sí quería ganar terreno en su investigación, debía fingir hasta el final.
Con una sonrisa calculadora, Valentina se acercó a Adrien.
pero esa cancelación debe ser un hecho en la prensa directa
ahora valentina debe tener mucho más cuidado
con ese loco de Adrien
Entonces dale dónde más le duele a Gabriel 🤣 en el Orgullo. ☺️