Entre Dos Lunas

POV LUCK

Observe cómo Leandro permaneció en silencio por un largo rato.

La tensión en el aire seguía palpable incluso cuando ella ya se había ido, puedo sentir como la frialdad de mi humano es capaz de helar el ambiente entero.

—¿De verdad era necesario que fueras tan frío con ella, hermano?— me quejé en cuanto Marcela salió de la habitación. Mi tú no era irónico, pero con un matiz de preocupación hacia él, sé mejor que nadie que mi humano no suele mostrar sus séntimientos a nadie, pero esta vez fue demasiado lejos. —Realmente, puedo sentir como la temperatura de la habitación desciende unos grados debido a la frialdad en tu corazón— continúe. —Siempre tuve las sospechas de que tu corazón era de hielo, y ahora lo compruebo—

Leandro me lanzó una mirada fulminante, claramente irritado por mi comentario

—¿Ya terminaste con la referencia al frío?— pregunta con un suspiro irritante, pasando la mano por su cabello con evidente molestia.

—Puedo seguir— bromé un poco disfrutando de la incomodidad que provocaba en mi humano. —Pero necesito hablarte con claridad, ¿Viste que estaba a punto de llorar?—

—Lo sé, pero necesitaba serle sincero, aunque no espere esa respuesta de su parte—

—Eres muy duro, y te lo mereces— repliqué. —No entiendo cómo puede ser capaz de dejar ir a una belleza como ella, ¿Por qué no puedes darte el chance de amarla? Con ese vestido que abraza sus curvas. ¡Dios! Si yo fuera un hombre, la estaría adorando por su perfecto cuerpo—

—Estoy agradecido de que no seas un hombre lobo— sentía Alejandro replicar con una frialdad que solo él podía transmitir, como si hablar de ella fuera lo más distante y ajeno que podía imaginar.

Pero necesitaba hacerle ver algo más allá de lo evidente.

—¿Qué harás ahora que te ha dicho que no se quiere casar contigo?—

—No lo sé, nunca antes nadie me había rechazado—

—Ella si— dije. —Y en mi opinión hizo bien—

—¿Qué?—

—Si, simplemente la entiendo, y algo dentro de mí me dice que a ella no le importa tu estatus, solo quiere sentirse querida—

—Pero yo no puedo darle eso que busca—

—Si puedes, solo estás cerrado ante esa posibilidad, pero igual tienes que ir tras ella. Lleva a tu cachorro dentro de su vientre, y si no estoy mal, ella no tiene a nadie aquí, ¿A dónde puede ir?— siento como mis palabras le afectan, porque se queda detenidamente procesando lo que le acabo de decir. —Ve tras ella, así sea para asegurarte de que estará bien—

Sentí su gruñido en respuesta, su expresión está imperturbable, pero no dice nada más. Parecía desinteresado, pero algo en su actitud hizo que lo mirara fijamente. A pesar de su dureza, algo había hecho remover en él.

Cuando creí que él rechazaría completamente mi sugerencia, lo vi acercarse lentamente a la puerta.

No pude evitar soltar una carcajada, aliviándome de que al menos mi amo estuviera dispuesto a seguir mi idea, aunque no amaneciera lo que realmente sentía.

POV MARCELA.

Limpio apresuradamente mis lágrimas mientras arco de la sala vacía y me adentro en las calles. Llevo varios días aquí, y la mayor parte del tiempo la pasé encerrada.

La fría brisa me pega con fuerza, y ahora me doy cuenta lo bulliciosa que es. A mí alrededor la ciudad se ve llena de vida, con tanta actividad y toda sucediendo a la vez que resulta imposible concentrarse en una sola.

A pesar de mi deseo de explorarla ahora que me he ido, mi mente no deja de divagar.

Estoy triste por mi situación, Y lo peor de todo es que me molesta estarlo. Leandro me ha salvado de mi mal destino con Raúl, me ha protegido de mi familia y ha hecho todo lo posible para que esté cómoda. Pero ¿esto? Hablar de un matrimonio como si fuera cualquier negocio no estaba en mis planes. No era lo que yo quería para mi vida, por muy tonta que fuera no aceptaría algo así. ¿Cómo podría? ¿Qué ejemplo le daría a mi hijo? Necesitaba dejar de sentirme manipulada y abusada por los demás, necesitaba empezar a defenderme de todos los malos tratos humillaciones. Yo no me he portado mal con nadie, no he humillado a nadie y nunca haré algo así. ¿Entonces por qué permitía que los demás hicieran conmigo lo que les diera la gana?.

Por tonta e inmadura.

Pero, ya no más.

Con Leandro todo pudo haber sido perfecto, si solo quisiera intentarme amar, pero no creo tener derecho a exigirle amor. Lo que realmente me angustia es que, sin darme cuenta, lo que siento por él es mucho más de lo que imaginé, desde que él no muestra ningún afecto hacia mí.

Camino sin rumbo por toda la ciudad, sin prestar atención a mi alrededor, hasta que un edificio.

Es una estructura imponente, de apariencia antigua y al mismo tiempo extrañamente nueva. Sus muros están hechos de ladrillos y torres muy imponentes. En lugar de ventanas convencionales, posee vitrales de colores vibrantes que reflejan la luz de la luna con una belleza hipnótica.

Cada vitral representa una imagen distinta de la diosa de la luna, la deidad más poderosa en la historia de los lobos. Desde pequeña, había escuchado historia sobre la majestuosidad del templo de la diosa de la luna, y ahora que lo veo con mis propios ojos es mucho más impresionante de lo que imaginé.

Decido entrar para despejar mi mente de preocupaciones. La luz de la luna atraviesa los vitrales, bañando el interior con un resplandor multicolor. Es exactamente como me lo habían descrito.

En el centro por el altar se alza una enorme y hermosa estatua de la diosa de la luna, vigilando el recinto con su presencia majestuosa. En este momento el templo está casi vacío, salvo por unos pocos a acólitos que atienden el altar.

En total silencio me siento en uno de los bancos, y le rezo la diosa por fortaleza y claridad inter reflexiono sobre mi situación.

La diosa solía guiar a Los lobos confundidos a través de sus sacerdotisas, sus mensajeras en la tierra. Agradecida por la oportunidad me acerco con cautela. Me apoyo en la barandilla acolchada y dirijo mi vista hacia una pequeña ventana cubierta con un velo oscuro. Detrás de él, distingo apenas la silueta de una figura, pero es imposible saber quién o qué es.