Tentación Prohibida

Me quedé de pie junto al auto, esperando a que jorge cruzara la calle hacia mí. Cuando lo vi acercarse con esa sonrisa que tanto me gusta, mi corazón dio un vuelco. Él llegó hasta mí, me tomó de la cintura con una posesividad que me hace sentir segura y deseada, me besó con pasión. El mundo a mi alrededor se detuvo por un momento, y solo existíamos nosotros dos.

Cuando nos separamos, le sonreí tímidamente y le pregunté si quería pasar a mi casa. Tenía algo importante que hablar con él, y no quería hacerlo allí, en la calle.

—¿Quieres pasar?— le dije con una sonrisa, y él aceptó sin dudar. Juntos caminamos hacia la puerta de mi casa, con sus brazos rodeándome la cintura.

Al entrar, mi madre ya estaba en casa, sonriendo y saludándonos amablemente. Le devolví el saludo, pero mi mente estaba enfocada en la conversación que iba a tener con Jorge.

—Tengo que hablar con Jorge— le dije, y ella asintió con una mirada comprensiva, como si supiera exactamente de qué se trataba. Me siguió con la mirada mientras yo tomaba a Jorge de la mano y subíamos a mi habitación.

Cuando entramos a la habitación cerré está con llave. Tire las llaves sobre una mesita y me quité el buzo que traía.

—¿Puedes esperar hasta que me dé un baño?—

—Si, claro—

Me metí al baño sin pensarlo dos veces, me quité la ropa y la dejé caer al suelo. Después de un largo día, necesitaba relajarme.

Me cepillé los dientes, intentando borrar el cansancio de mi rostro, y luego me metí bajo el chorro de agua caliente de la regadera. El agua fluyó sobre mi cabeza y mi cuerpo, llevándose consigo el estrés y la tensión acumulados durante el día. Cerré los ojos y dejé que el agua me envolviera, sintiendo cómo mi cuerpo comenzaba a relajarse. El día había sido abrumador, pero en ese momento, todo parecía desvanecerse.

Salí del baño envuelta en una bata de baño y otra secando el agua de mi cabello.

Jorge estaba sentado en mi escritorio escuchando algo de música en mi laptop, al verme se dio la vuelta en la silla y me miró con una sonrisa traviesa.

No me percaté de que el hombre enfrente a mí me estaba viendo de una forma diferente en este momento, yo solo estaba concentrada en secar mi largo cabello mirándome al espejo.

A través de este mismo lo veo posarse detrás, toma la toalla que sostengo y me la quita.

—Déjame ayudarte— dice, y asiento.

A través del espejo la vista de él es fantástica, mis ojos están tan concentrado viéndolo que se sonrojó un poco cuando él abruptamente me mira a través del espejo.

Me ha pillado viéndolo fijamente, y no puedo evitar sonreír al pensar en cómo me hace sentir. Desde que lo conocí, he sentido una conexión especial con él. Jorge es un hombre tan comprensivo, siempre dispuesto a escuchar y a entender mis sentimientos. Su bello rostro me cautiva, con esos ojos azules que brillan como el cielo en un día soleado. Su cabello rubio, suave y ondulado, enmarca su cara de manera perfecta, resaltando sus facciones fuertes y varoniles.

Cuando se lo propone, es un hombre apasionado y romántico, que me hace sentir como si estuviera en una nube. Quererlo es tan fácil y lindo.

En su compañía, me siento libre de ser yo misma, sin miedo a ser juzgada o rechazada. Me siento aceptada y amada por quién soy, y eso es un sentimiento increíble. Querer a Jorge es como respirar, es algo natural y necesario para mí.

POV JORGE.

Me di cuenta de que Sámara me estaba mirando fijamente, y no pude evitar sonreír. Me sentí halagado al ver la intensidad de su mirada. Me acerqué a ella, tomé su rostro entre mis manos y la miré a los ojos.

—¿Qué pasa?—le pregunté, con mi voz baja y suave.

Ella no dijo nada, solo me miró con esos ojos miel que me hacen perder la razón. Me acerqué más a ella, con mi corazón latiendo con fuerza. —No sabes lo feliz que me siento a tu lado y las cosas que me haces sentir—

Y entonces, la besé. Fue un beso suave y tierno al principio, pero pronto se convirtió en algo más intenso y apasionado. Me sentí perdido en su abrazo, en su beso.

Ella correspondió a mí con la misma pasión.

Me siento completamente cautivado. Samara tiene algo especial que me atrae hacia ella de una manera que nunca pensé que fuera posible. No es solo su apariencia lo que me gusta, es la forma en que me hace sentir cuando estoy con ella.

Me siento vivo cuando estoy a su lado, como si nada más importara en el mundo. Su sonrisa ilumina mi día, y su risa es música para mis oídos.

Su beso es suave y tierno, pero también apasionado y lleno de vida. Me hace sentir que estoy en casa, que estoy donde debo estar.

No sé qué es lo que el futuro nos depara, pero sé que quiero pasar más tiempo con ella, explorar esta conexión que tenemos y ver a dónde nos lleva. Sámara es alguien especial, y me siento afortunado de haberla encontrado.

Nuestro beso se extiende un poco más, ahora estoy sujetándola con fuerza hacia mí. Ella devora mis labios con urgencia mientras juega con mis cabellos.

En un movimiento rápido ya ambos estábamos acostados en la cama, con sus pequeñas manos me quita la camisa.

Beso, su cuello y con mis manos le abro la bata para quitársela. Observo sus bellos cuerpos desnudos.

Trago saliva y mano mis labios al ver lo realmente exquisita que es.

—Eres perfecta— le susurro antes de introducir mi lengua con ferocidad en su boca.

Bajo dándole besos por su cuello, con mis manos sujeto sus pechos, tomó uno de ellos llevándomelo a la boca y luego el otro.

—Hazme tuya, por favor— susurra entre jadeos.

Sonrió y eso mismo hago, llevo mi hombría en su feminidad y me introduzco en ella con el mayor de los placeres.

Me muevo con intensidad mientras llevo uno de sus pezones a mi boca nuevamente, ella me sujeta de mis cabellos y también siento sus manos en mi espalda.

Sus gemidos también son fuertes y me toca besarla para que su madre no nos oiga.

En otro movimiento rápido la volteo dejándola boca abajo, rápidamente me vuelvo a introducir en ella. La embisto con una fuerza controlada.

»Joder, su trasero rebotando contra mí se ve tan bien«

Levanto más su gran trasero quedando en cuatro, la tomó del cabello y lo sujeto en mi puño con algo de fuerza, al tiempo que me muevo mucho más.

—Oh, si, siiii— la suelto del cabello y ella toma la almohada para callar sus gemidos.

Me detengo y ella se levanta dándome una mirada traviesa, me acuesto en la cama sin perder el contacto visual.

Ella se sube sobre mí y con su mano lleva mi hombría hasta introducírsela toda.

—Ahhhh— se lleva una de sus manos a la boca. —Esto se siente tan bien—

—Sí, eres tan exquisita— ella empieza a mover sus caderas sobre mí.

La sujeto de la cintura llevándolas al ritmo, juego con sus pechos y su trasero.

Su movimiento de cadera es tan sensual, desde mi vista es realmente satisfactorio verla moverse y arquear su espalda de placer.

—Me voy a venir— me dice, y este es mi momento. La toma de la cintura y empiezo a embestirla con fuerza. En un momento la veo retorcerse de placer y aquí también me dejó llevar por mi orgasmo, vaciándome en ella.

En el momento en que me detengo ella cae sobre mi pecho algo sudado, la abrazó y así nos quedamos por un momento.

—¿Qué tenías que decirme?— le digo y eso pareció tomarla por sorpresa.

—Ahh... Saldré de viaje con mi papá—

Espera, ¿Que?....