∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

—¿Es verdad lo que dice este sujeto, es verdad?!! —gritó Alaric aún parado frente a él.

—Sí —dijo Zared.

—Pero díganme una cosa, ¿le creerán a un tipo que acaban de conocer o a mí?

En ese momento Gabriel se levantó del suelo y sacó una daga, la cual puso en el cuello de Alaric. Zared se detuvo al ver que el omega se encontraba en peligro.

—Esto es tu culpa, Zared!!, te dije que escapáramos cuando tuviéramos la oportunidad, pero tú no querías!!, solo pensabas en el poder y la venganza, dime quién te querría, un alfa abandonado y usurpado por el enemigo?!!

Cassian, que había estado desapercibido, se asomó por la retaguardia de Gabriel y lo golpeó su cabeza con una maceta. A causa del golpe, Gabriel dejó de retener el cuerpo de Alaric y Zared aprovechó la oportunidad y levantó su espada para cortarle la cabeza.

—Te dije que te fueras —dijo Zared.

El cuerpo del alfa quedó en el suelo creando un gran charco de sangre. Los hermanos observaron con facilidad cómo

Aquí te dejo el resto del Capítulo 19 corregido:

cómo su esposo ejecutó al alfa que yacía en el suelo.

—Debemos volver, los lobos se lo llevarán —dijo Zared.

Zared caminó hacia Alaric y lo levantó, cargándolo sobre su hombro.

Cassian, alarmado, siguió al alfa hasta la casa principal de la familia Kied.

Al entrar a la habitación, Zared dejó el cuerpo de Alaric en la cama y del pequeño mueble que estaba a su lado sacó el botiquín de primeros auxilios que tenía guardado.

Alaric no dijo nada y dejó que Zared curara la herida en su cuello causada por la daga de Gabriel.

El alfa no hablaba, solo curaba la herida. Cassian observó su expresión y, sin poder guardar más silencio, habló.

—Zared, dime, ¿es verdad lo que dijo Gabriel?

—No creo que quieran saber sobre mi pasado —dijo Zared con franqueza.

—Sí —dijo Alaric.

—Admito que al principio fuimos nosotros quienes aceptamos este compromiso, pero muy en el fondo debo admitir que deseo saber de la persona con la que me casé.

Zared lo pensó, tal vez podría ser sincero, después de todo él no tenía nada contra los omegas, al contrario, estaba agradecido de que ellos lo dejaran entrar a su vida a pesar de lo que él les había propuesto.

El alfa respiró profundo y dio unos pasos hasta el sillón que se encontraba en su cuarto, aquel en el que su padre se sentaba para contarle las historias que él admiraba.

—Lo que dijo Gabriel es cierto...

—¿Todo? —preguntó Cassian.

—No, pero ya que están curiosos les diré por qué Gabriel pensaba eso de mí...

—...Si es cierto que mi padre mató a mi madre, pero fue en defensa propia.

Mi madre planeó junto con su amante matar a mi padre envenenándolo.

—¿En serio? —dijo el omega.

—Sí, la persona que en realidad me crió fue mi madrastra, un omega, el segundo matrimonio de mi padre —dijo Zared.

—Cuando dices omega, te refieres a un hombre —dijo Alaric, concentrado en lo que Zared decía.

—Sí —dijo Zared con una sonrisa—.

—Él me enseñó todo sobre el mundo y de etiqueta, era una persona hermosa y muy admirable para mí —el rostro del alfa mantenía una expresión calmada al hablar de su padre.

—Él era despreciado por ser un omega masculino, la gente lo llenaba de burlas, pero él nunca se dejó llevar por esos prejuicios...

Mi padre y él se amaban, pero cuando mi padre murió en la guerra...

Manson se dedicó a cuidarme y a darme el amor que según él merecía...

Él era un tesoro para mí —dijo Zared.

— ¿Y qué pasó? —dijo Cassian.

—Lastimosamente él falleció, una persona muy poderosa lo mandó a matar por envidia y rencor y odio,Mi abuela Camelia, aunque no compartimos lazos de sangre, ella se quedó conmigo y me crió —la expresión del alfa cambió por completo y se pudo sentir por unos segundos su aroma.

— ¿Y por qué Gabriel dijo que te metiste con el enemigo? —preguntó Alaric.

—Cuando cumplí la mayoría de edad, trabajé como mercenario, después su padre me contrató como soldado...

Fue en el campo de batalla cuando tuve mi primer celo, Gabriel me ayudó y desde ahí no volvimos compañeros, pero solo para pasar el celo con alguien en quien confiáramos... o eso creía.

Pero una noche el enemigo nos encontró y nos secuestró..

—¿Qué sucedió? —dijo el omega concentrado.

—Esa noche... el capitán del ejército enemigo me violó —los ojos de los omegas se abrieron sorprendidos, el saber que un alfa fue abusado por otro era considerado una falla y usualmente a los de esa clase se les expulsaba del reino.

Cassian pudo sentir cómo su corazón se achicaba de la tristeza al saber por lo que había pasado su esposo.

El omega caminó hasta el alfa y se apoyó sobre él para abrazarlo y llenarlo de su aroma, para consolarlo.

—Está bien —dijo Zared y continuó hablando—

—Gabriel me abandonó y en ese momento supe que nadie me salvaría, estaba solo...

Aunque Zared no soltaba las lágrimas, en su interior su pecho ardía al recordar las imágenes del pasado...

Solo había una puerta que había estado cerrada por mucho tiempo...

Los omegas no dijeron nada, todo lo que su esposo les contaba no parecía mentira y el saber que era verdad les dolía mucho.

—En ese momento algo cambió dentro de mí, con mi propia boca arranqué un pedazo de carne de su cuello y, herido, tomé mi espada, luché hasta que logré matarlos a todos...

Cuando volví a mi campamento con la cabeza del enemigo, Gabriel estaba ahí escondido como una sucia rata...

Después me quedé con su padre y ya saben lo demás —dijo Zared.

—¿Y cómo explicas lo de nuestros ex-prometidos? —dijo Cassian, levantando su cabeza para mirar a su esposo.

El alfa miró a los omegas y luego respondió:

—Es cierto que me deshice de ellos, pero lo hice porque eran ladrones y la mayoría de ellos estaban asociados con "Magic Night", un club donde los omegas son vendidos como prostitutas —dijo Zared.

—Entonces estás diciendo que todo este tiempo nuestra madre nos comprometió con gente malvada —dijo Alaric con cierto disgusto.

—Sí —dijo Zared—.

—Por eso me encargué de deshacerme de todos ellos, pero nunca llegué a pensar que se expandiera un rumor como ese.

—Los rumores, son solo rumores —dijo Cassian.

— ¿Por qué? —dijo Alaric—Porque preocuparte por dos hermanos que son odiados por su madre y que nadie tomaba en cuenta...

—Porque desde el primer momento en que los vi, supe que ustedes eran los indicados para mí —dijo Zared.

—Entonces, ¿por qué quieres quitarle el reinado a nuestra madre? —preguntó Cassian.

El alfa giró sus ojos al recordar a la omega, disgustado se levantó del sillón sorprendiendo a Cassian que aún estaba a su lado.

—La causante de que mi padre muriera fue su madre, y desde que me metí a este reino, me juré a mí mismo quitarle todo, incluso la corona y recuperar todo lo que fue de mi padre Manson —dijo Zared.

—Entonces el matrimonio con nosotros también era parte del plan —dijo Cassian un poco dolido.

—No —dijo el alfa firme—Casarnos con ustedes no estaba en mis planes, pero después de verlos en la fiesta de mayoría supe que eran mi pareja destinada, y no podía dejar que los entregara a nadie o que los lastimara —los omegas escuchaban atentos las palabras que decía Zared y su corazón latía con fuerza al saber todo lo que él había hecho por ellos.

—Ay, no sé para qué les cuento esto, si total no me creerán —dijo Zared.

El alfa caminó hasta la puerta, pero Cassian se apresuró y lo detuvo antes de que la abriera.

—Está bien, creemos en ti y estamos contigo, llevas nuestra marca y eso dice mucho, todo lo que quieras nosotros te lo daremos —dijo Cassian.

—Quieres el reino, te lo daremos —dijo Alaric.

El alfa se sorprendió al ver lo devotos que eran los omegas con él

—No quiero el reino para mí, lo quiero para ustedes —dijo Zared.

—¿Para nosotros? —dijeron al unísono los omegas.

—Sí, quiero que ustedes también tengan su venganza por todo lo que ella les hizo, según tengo entendido el sucesor de la siguiente línea a la corona es su primo Damian —dijo Zared.

—Sí —respondió Alaric.

—Solo porque es un alfa puro —continuó Zared.

—Sí —respondió Cassian.

—Y no les molesta que siempre sean los alfas quienes estén en la punta de la pirámide.

—...Pero si nos convertimos en reyes, nosotros seríamos quienes ocuparíamos el puesto de reina —dijo Cassian.

—Eso lo veremos —dijo Zared, dejando desconcertados a los omegas.

El alfa abrió la puerta y, al momento en que la iba a cerrar, tiró un beso para los omegas.

—Ya veremos qué sucede —dijo con una sonrisa.

Los omegas quedaron helados por la reacción de su esposo, no sabían cómo era que los tenía a su completa disposición.