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“La Reina Del Mar Y La Guerra”

“La Reina Del Mar Y La Guerra”

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Capitán de Barco/Flota / Maldición / Completas
Popularitas:1.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Nani

En Halicarnaso, una ciudad de muros antiguos y mares embravecidos, Artemisia I gobierna con fuerza, astucia y secretos que solo ella conoce. Hija del mar y la guerra, su legado no se hereda: se defiende con hierro, sombra y espejo.

Junto a sus aliadas, Selene e Irina, Artemisia enfrenta traiciones internas, enemigos que acechan desde las sombras y misterios que el mar guarda celosamente. Cada batalla, cada estrategia y cada decisión consolidan su poder y el de la ciudad, demostrando que el verdadero liderazgo combina fuerza, inteligencia y vigilancia.

“Artemisia: Hierro, Sombra y Espejo” es una epopeya de historia y fantasía que narra la lucha de una reina por proteger su legado, convertir a su ciudad en leyenda y demostrar que el destino se forja con valor y astucia.

NovelToon tiene autorización de Nani para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo20 El Retorno de la Reina

Capítulo20 El Retorno de la Reina

El mar golpeaba contra las murallas de Halicarnaso con la furia de mil tormentas. La ciudad ardía, y el cielo parecía un espejo rojo, teñido por el fuego de los templos. Los Serpente habían lanzado su último ataque, liberando su veneno en las cisternas y envenenando a hombres, mujeres y niños por igual.

Cassia, la heredera del Hierro, apenas podía mantenerse en pie. Su armadura estaba rota, la sangre le cubría los brazos, y aun así sostenía la espada de su linaje como si en aquel metal pesado se aferrara la voluntad de siglos.

—Resiste… —murmuró para sí, recordando las palabras del juramento—. Hierro para resistir.

Pero en su interior dudaba. ¿Resistir qué, si todo estaba perdido?

A lo lejos, en el corazón destruido del palacio, un resplandor comenzó a elevarse. Era el Espejo de Oricalco, roto en tres, que vibraba como si respondiera al clamor de la guerra. Los fragmentos, que durante generaciones habían yacido dormidos, se elevaron al aire y comenzaron a girar, reflejando no el caos del presente, sino escenas de otro tiempo: Artemisia sobre un trono de piedra, Selene cayendo bajo la luna, Irina guardando un manto negro.

Los herederos supervivientes alzaron la mirada. El resplandor iluminó el campo de batalla, y durante un instante, todos, incluso los Serpente, quedaron inmóviles.

De pronto, el espejo proyectó una visión sobre el mar. Las aguas se abrieron como si fueran cortadas por una espada invisible. Y de ese abismo líquido emergió una figura.

Era una mujer.

Su rostro era el de Artemisia, idéntico al que los cantos antiguos describían. Su manto ondeaba como un estandarte, sus ojos ardían como faros, y bajo sus pies el mar se solidificaba en cristal. Pero había algo en ella que no pertenecía al recuerdo: en sus ojos brillaba un fulgor inhumano, como si fueran ventanas a un tiempo que aún no había llegado.

La multitud cayó de rodillas. Guerreros, sacerdotes, incluso algunos Serpente se inclinaron con temor.

—Ha regresado —susurró una de las Veladas, dejando que su velo negro cayera sobre la piedra—. Artemisia ha vuelto para sellar el juramento.

El Custodio del Hierro, con el rostro endurecido por la duda, murmuró:

—¿Es realmente ella… o algo que usa su reflejo?

Cassia no se arrodilló. Sostenía la espada temblorosa, con los ojos fijos en la figura. La reina, o lo que fuera, la observaba directamente a ella, como si atravesara a todos los demás para llegar a su mirada.

El Espejo roto vibró con un eco ensordecedor, y la voz fragmentada inundó el aire.

—Hierro… sombra… espejo… el ciclo no termina.

Los fragmentos estallaron en mil pedazos de luz que volaron hacia el horizonte, perdiéndose en todas las direcciones, como semillas arrojadas al viento. Cada destello se hundió en tierras lejanas, en desiertos, montañas y mares, sembrando reflejos que algún día serían encontrados.

Los Serpente, presas del pánico, cayeron al mar. Sus cuerpos fueron arrastrados por las olas, devorados por la oscuridad que ellos mismos veneraban. Pero el enemigo no fue destruido; simplemente se disolvió, como veneno que espera en silencio su momento para retornar.

La figura avanzó sobre el agua, acercándose a la ciudad. Cada paso hacía temblar los cimientos de las murallas. No hablaba, y aun así, todos oyeron su voz en el interior de sus mentes: promesas, advertencias, recuerdos de batallas que nunca habían librado.

Cassia sintió un frío indescriptible recorrerle la espalda. Aquella no era la reina que había estudiado en las crónicas. No era la Artemisia que había jurado hierro, sombra y espejo. Era otra cosa. Algo que había habitado en el reflejo durante siglos y ahora había encontrado un cuerpo donde manifestarse.

La multitud gritaba:

—¡Reina! ¡Reina del Mar!

Las Veladas lloraban, los Custodios inclinaban la cabeza.

Cassia, sin embargo, alzó la espada.

—¿Eres tú? —preguntó, su voz quebrada—. ¿Eres Artemisia… o solo un eco que tomó su rostro?

La figura se detuvo. Por un instante, el silencio fue absoluto. Luego, sus labios se movieron, y la voz, igual de rota que la del Espejo, respondió:

—Soy lo que recuerdas. Soy lo que temes. Soy lo que vendrá.

Y sonrió.

La sonrisa no era humana.

Cassia sintió que el mundo entero se desmoronaba bajo sus pies. Sus rodillas temblaron, pero no cedió. No podía. Si esa entidad era Artemisia, entonces el juramento se había convertido en prisión. Si no lo era, entonces todos estaban adorando a una mentira.

El mar se elevó en torno a la figura como si quisiera coronarla con un manto de agua y sombra. Y mientras la ciudad se inclinaba ante ella, Cassia fue la única que no dobló la rodilla.

El juramento ardió en sus venas: hierro, sombra, espejo. Pero ya no sabía si eran promesas de victoria o cadenas destinadas a repetirse eternamente.

El Espejo, roto en mil fragmentos, había dicho la verdad: el ciclo no terminaba.

El reflejo avanzaba.

Y nadie, ni siquiera Cassia, sabía si Halicarnaso había recibido de nuevo a su reina… o había abierto la puerta a algo mucho más antiguo y terrible.

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Vianey Hernandez Ortiz
Excelente Novela 💯💯💯
Vianey Hernandez Ortiz
Excelente Novela 💯💯💯
Liliana Rivero
excelente historia felicitaciones escritora éxito en todas las demás que escribas gracias por compartirla con nosotras bendiciones 👏🥰/Rose/
Liliana Rivero
excelente capitulo me gustó mucho sigue así
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