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PROYECTO QUIMERA: El Despertar

PROYECTO QUIMERA: El Despertar

Status: En proceso
Genre:Futuro / Sci-Fi / Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Pareja destinada / Mundo de fantasía
Popularitas:769
Nilai: 5
nombre de autor: Mary Kastlex

En un mundo dónde el sol es un verdugo que hierve la superficie y desata monstruos.
Para los últimos descendientes de la humanidad, la noche es el único refugio.
Elara, una erudita con genes gatunos de la élite, vive en una torre de privilegios y olvido. Va en busca de Kael, un cínico y letal zorro carroñero de los barrios bajos, el único que puede ayudarla a encontrar el antídoto para salvar a su pequeño y moribundo hermano.

NovelToon tiene autorización de Mary Kastlex para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 15: Sentimientos que afloran poco a poco

El viaje a través del Mar Seco se había transformado. A bordo del Interceptor, ya no eran una presa huyendo de la noche, sino una flecha oscura y silenciosa disparada hacia el corazón del misterio. Los días eran para la recuperación tensa y la planificación; las noches, para devorar kilómetros de sal negra bajo un cielo que nunca cambiaba.

Y en el centro de su nueva dinámica, estaba Zaira.

—El sistema de propulsión magnética es intuitivo, capitán —dijo ella, su voz un ronroneo seductor en la silenciosa cabina. Estaba sentada en el asiento del copiloto, instruyendo a Kael en los controles del Interceptor—. Si lo tratas con delicadeza, responde con una gracia que casi podrías llamar... sensual.

Kael, en el asiento del piloto, no apartó la vista de los controles. Una sonrisa juguetona, la primera en días, se dibujó en su rostro. —Ah, ¿así que es sensible? Es bueno saberlo. Mi reptador solo respondía a las amenazas y a los golpes. Teníamos una relación mucho más honesta.

Zaira se rió suavemente. —¿No te gusta un poco de delicadeza, Kael? Pensé que un superviviente tan famoso apreciaría una máquina que no se queja constantemente.

—Me gusta que las cosas funcionen y que no intenten matarme mientras duermo —replicó él, haciendo una maniobra de prueba que hizo que la nave se inclinara suavemente—. Y eso se aplica tanto a las naves como a las pilotos.

Elara observaba la escena desde la estación de navegación, fingiendo estudiar los mapas. Ver a Kael así —relajado, ingenioso, devolviendo cada bola curva de Zaira con una sonrisa astuta— le provocó una punzada extraña en el pecho. Era el Kael del que había oído hablar en los rumores, el rebelde carismático, no solo el soldado endurecido que había conocido. Y por alguna razón, verlo desplegar ese encanto con Zaira la incomodaba.

De pie, junto a la puerta de la cabina, Rhea observaba con una quietud depredadora. Su rostro era inexpresivo, pero sus nudillos estaban blancos donde se agarraba al marco de la puerta. Para Rhea, esto no era un juego. Era un veneno. Ver a esa traidora del Capitel, esa víbora, enredar a su capitán con palabras melosas era una afrenta a la lealtad que unía a su tripulación.

Cuando la "lección" de pilotaje terminó, Rhea se acercó a Kael.

—Estás jugando con un escorpión —dijo en voz baja, asegurándose de que solo él la oyera.

—Lo sé —respondió Kael, su sonrisa desapareciendo—. Pero para saber dónde te va a picar un escorpión, a veces tienes que dejar que se te acerque. Mantenla vigilada.

La confianza en su voz calmó ligeramente la furia de Rhea, pero no su recelo. El sentimiento que ardía en su interior era más que lealtad; era una posesividad feroz que la llegada de Zaira había avivado como un fuelle.

Más tarde, mientras la mayoría descansaba, Elara estaba en la pequeña sección de investigación de la nave, comparando los datos del artefacto con los registros estelares del Interceptor.

—¿Encontraste algo, erudita? —la voz de Kael la sobresaltó.

Se giró. Él estaba apoyado en el marco de la puerta, observándola. La expresión juguetona de su rostro había desaparecido, dejando paso a una curiosidad genuina.

—Estoy cerca —admitió ella—. La base de datos de esta nave es... extensa. Pero está llena de agujeros negros, secciones enteras de mapas borradas alrededor de nuestra área de destino. El Consejo no quiere que nadie sepa qué hay ahí.

—Pero tú puedes verlo, ¿verdad? Con tu artilugio.

Elara asintió, activando el artefacto. El holograma tridimensional de Poseidón llenó el espacio entre ellos, su luz azul bañando sus rostros. —Ellos borraron sus mapas, pero no pueden borrar la historia. El artefacto opera con principios que su tecnología no puede anular. Es la ventaja que tenemos.

Se quedaron en silencio un momento, observando la ciudad fantasma que flotaba en el aire.

—Gracias —dijo Kael de repente—. Por no mirarme como si fuera un monstruo. O un dios.

—No eres ninguna de las dos cosas —respondió ella suavemente, sus ojos encontrando los de él en la luz azul—. Eres una respuesta, Kael. Y tal vez... una esperanza.

La intensidad en su mirada la hizo contener el aliento. Él dio un paso hacia ella, su mano se levantó como si fuera a tocar el holograma, o quizás su rostro. Pero justo en ese momento, la voz de Jax sonó por el comunicador, rompiendo el hechizo.

—Kael, Elara, tienen que ver esto. Creo que he encontrado algo en los sensores de largo alcance.

Elara se apartó, su corazón latiendo con fuerza. Los sentimientos que había estado reprimiendo —admiración, atracción, un profundo sentido de conexión— afloraban a la superficie, tan innegables como la ciudad holográfica que giraba entre ellos. Y por la mirada en el rostro de Kael, supo que él también lo sentía.

Pero el deber llamó. Se dirigieron a la cabina, dejando atrás el momento íntimo. En la pantalla principal, un punto solitario parpadeaba en el vasto vacío del Mar Seco, justo en el borde de su destino.

—No es una formación natural —dijo Jax—. Y no es una Quimera. La señal es débil, pero es... estructural. Está en las coordenadas exactas de Poseidón.

Se miraron unos a otros. Habían llegado. La trampa, o la respuesta, les esperaba justo delante.

\*\*\*

El Interceptor se deslizó a través de la noche del Mar Seco durante horas, un silencio tenso habiéndose apoderado de la tripulación. Se dirigían hacia la trampa, hacia su destino, y cada kilómetro que devoraban aumentaba la presión. Fue Jax quien rompió el silencio con un grito ahogado.

—Imposible... Kael, tienes que ver estas lecturas.

Todos se congregaron alrededor de la consola del mecánico. Una serie de gráficos y números imposibles llenaban la pantalla.

—Detecto una bolsa de atmósfera de casi veinte kilómetros de diámetro —dijo Jax, sus ojos muy abiertos—. Humedad al sesenta por ciento, presión estable, niveles de radiación casi nulos... y esto. —Señaló un gráfico de energía—. Hay una fuente de energía activa delante de nosotros. Y no es una batería antigua. Las lecturas son perfectas, sin fluctuaciones. Kael, esta cosa... está en línea. Está funcionando ahora.

Un escalofrío recorrió la cabina. Una cosa era buscar una ruina milenaria; otra muy distinta era dirigirse hacia una fuente de poder activa y desconocida.

Siguieron las lecturas, y entonces, lo vieron. El Mar Seco, con su interminable llanura de sal negra, simplemente terminaba. Como si llegaran a la costa de un océano invisible, el paisaje daba paso a una orilla de arena pálida y una vegetación baja y de extraños colores azulados. Y más allá, bajo el cielo estrellado, se extendía el milagro: un gigantesco lago circular de agua tan quieta y clara que reflejaba las estrellas con una perfección absoluta.

—Por los Fundadores... —susurró Orion.

Kael aterrizó el Interceptor en la orilla arenosa. Al bajar la rampa, el aire los golpeó. No era el aire seco y polvoriento del páramo. Era fresco, limpio y húmedo, con un leve aroma a ozono y a flores nocturnas que no conocían.

Elara respiró hondo, y sus sentidos felinos se sintieron abrumados. —La composición... es perfecta —dijo con asombro—. Es casi como el aire procesado del Capitel, pero... vivo.

Observaron la vegetación. No era un caos de crecimiento salvaje, sino que estaba dispuesta en patrones espirales y geométricos.

Era un jardín.

—Es una trampa —gruñó Rhea, su mano nunca lejos de su arma—. Una trampa enorme y hermosa.

Mientras ella aseguraba el perímetro, Jax corrió hacia la orilla del lago y recogió una muestra de agua en un vial, su rostro el de un científico que acaba de encontrar un mundo nuevo.

Vieron entonces el camino. En el centro del lago, una gran plataforma hexagonal flotaba serenamente. Entre ella y la orilla, una serie de plataformas más pequeñas estaban suspendidas en el aire, inactivas y oscuras.

—No hay puentes —dijo Orion.

—Aún no —corrigió Elara. Con una confianza que no sentía, caminó hacia el borde del agua.

Cuando se detuvo a unos metros de la primera plataforma, esta emitió un suave zumbido. Un puente de luz azulada y sólida se materializó en el aire, conectando la orilla con la plataforma.

El sistema sabía que estaban allí.

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Kennedy Colina Dominguez
buenísimo e impecable/Casual/
Kennedy Colina Dominguez
la temática es interesante 👏👏
Marina Caffroni: Sigue los otross capitulosss plissss🥰
total 1 replies
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