Alessandra Ferrari, una mujer de 41 años, se casó joven en un matrimonio arreglado con Roberto Fiorucci para salvar su empresa. Aunque lo amaba profundamente, su vida de lujos y eventos sociales se desmorona tras la muerte de sus padres y la absorción de su empresa por Roberto.
En su cumpleaños, descubre la infidelidad de Roberto con una joven de 20 años. Desgarrada, enfrenta el divorcio y queda sin apoyo financiero, con la mansión como único refugio.
Su hija de 16 años se va con su padre, mientras que Alessandra queda con su hijo de 19 y su pequeña de 12. Roberto la deja sin nada y le cierra oportunidades cuando ella se niega a ser su amante.
Rechazada por su círculo social y enfrentando deudas, Alessandra deberá hacer lo que sea para sacar a sus hijos adelante hasta ir a trabajar a un antro de lujo de bailarina donde se cruza con el arrogante CEO jefe de su nuevo empleo, quien la mira tal como es y le ofrece un trato que les conviene a ambos, pero ella se niega a venderse.
NovelToon tiene autorización de Marines bacadare para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Nueva familia
Todos llegaron a la mansión de Alessandra, que estaba envuelta en una atmósfera de expectación y nerviosismo. Era una mañana cálida y soleada, y el sonido de los pájaros cantando en el jardín apenas lograba calmar los nervios de Alessandra; ella quería que Franco y Luca pudiesen llevarse bien.
Los tres siguieron a Alessandra; ella, con su cabello castaño recogido en una coleta y una sonrisa nerviosa en el rostro, abrió la puerta principal para dejar entrar a Francesco, su prometido, y a Franco, el hijo de Francesco, de 16 años. Detrás de ellos, Alessia, el joven, observaba todo con curiosidad.
Luca, el hijo de Alessandra, estaba en su habitación, aún vendado y con yesos por el accidente que había sufrido semana atrás. El ambiente en la casa había sido tenso desde entonces, pero hoy era un día especial. Alessandra quería presentar a Luca a Franco, esperando que esta reunión ayudara a aliviar un poco la tensión.
Alessandra guio a Francesco y a Franco por el pasillo hasta la habitación de Luca. Tocó suavemente la puerta antes de abrirla y asomarse. Luca estaba recostado en su cama, con la mirada fija en el techo. Al escuchar la puerta, giró la cabeza y sonrió al ver a su madre.
—Luca, cariño, ¿cómo te has sentido hoy? —Quiero presentarte a alguien —dijo Alessandra con voz suave mientras entraba en la habitación, seguida de Francesco y Franco.
Luca se incorporó un poco, apoyándose en los almohadones. Sus ojos se posaron primero en Franco, quien le sonrió e hizo un movimiento con su cabeza, y luego en Francesco, que se mantenía un poco más atrás, observando con una sonrisa de apoyo.
—Luca, él es Franco, el hijo de Francesco —dijo Alessandra, haciendo un gesto hacia el joven.
Franco dio un paso adelante y extendió la mano hacia Luca.
—Hola, Luca. Es un placer conocerte. —Espero que te recuperes pronto —dijo Franco con una sonrisa cordial.
Luca estrechó la mano de Franco, sintiendo una mezcla de emociones; jamás tuvo un hermano varón y, de cierto modo, él sería de su familia ahora. Luego, sus ojos se dirigieron a Alessia, quien había entrado en la habitación detrás de los demás. Sus ojos se encontraron con los de su hermana, y notó una chispa de tristeza en sus ojos, aparte de la rojez en su nariz.
—¿Qué pasa, Alessia? —preguntó Luca, frunciendo el ceño ligeramente.
Alessia se mordió el labio inferior y miró a Franco, que estaba parado cerca de ella. Luca sintió una punzada de celos protectores al ver la cercanía entre su hermana y el hijo de Francesco, ya que era obvio que le estaba ocurriendo algo y, en vez de buscar la mirada de él como siempre, esta vez era Franco el que la recibía.
—Nada, Luca. —Solo estoy emocionada de conocer a Franco —respondió Alessia, tratando de sonar despreocupada.
Luca miró a Franco con cautela, evaluando al joven que parecía haber captado la atención de su hermana. Aunque Franco parecía inofensivo, Luca no podía evitar sentirse protector.
“Te conozco, peque, ¿qué está ocurriendo? "Siéntate aquí", dijo palmeando la cama.
—Franco, ¿verdad? —dijo Luca, tratando de mantener su tono neutral. Espero que te lleves bien con Alessia. —Ella es muy importante para mí —dijo, dándole una mirada rápida antes de poner su atención en su hermana.
Franco asintió rápidamente, entendiendo el mensaje implícito en las palabras de Luca: él estaba celoso de que pudiera robarle al pequeño ángel y que ni siquiera fuera una verdadera ternura.
—Por supuesto, Luca. Alessia es genial. —Solo quiero ser su amigo —respondió Franco con sinceridad.
Alessandra observó la interacción con una mezcla de alivio y preocupación. Sabía que Luca era muy protector con Alessia, pero esperaba que con el tiempo todos pudieran llevarse bien. También estaba el hecho de que le contaría lo que hizo su padre, pero debía saberlo.
“Ahora sí, Alessia, ¿qué ocurrió?”, preguntó Luca mirando a su hermana pequeña.
“Me expulsaron del colegio y…” Su labio tembló; de inmediato, Luca la rodeó con su brazo.
“¿Y qué muñequita?”
“Y papá fue el responsable, es un monstruo, sabes que él fue quien hizo que nos corrieran del club, el que le puso trabas para conseguir empleo y no sé qué tanto más”. Luca la abrazó, pero llevó sus ojos a su madre; la decepción por saber lo que había hecho su padre tiñó su cara.
“Eso es cierto, mamá, pensé que papá pagaba por nosotros y te ayudaba al memo por Alessia”. Alessandra se acercó a sus hijos.
“Tranquilo, Luca, él solo lo hace porque está molesto”, dice Alessandra con una sonrisa para calmarlo.
“El que te engañó fue él, él lanzó 21 años de matrimonio y te dejó sola; aparte, te quitó a Roberta. Él no tiene vergüenza y ahora estoy yo aquí sin hacer nada. “¿Quién las protege ahora?” Luca estaba furioso.
“No te alteres, hijo, tu estado aún es recién, no pasa nada; Alessia irá a un colegio nuevo y ya está”. Él asintió y Francesco agregó.
“Estoy yo ahora para protegerlas mientras tú no puedas, Luca; te lo dije antes, estoy para ustedes”. Luca asintió.
“Y yo cuidaré de Alessia, no te preocupes, Luca”, dijo Franco, y Luca lo miró firme. Aún no estaba seguro de esa cercanía, pero no podía hacer nada en una cama convaleciente.
“Bueno, ¿qué les parece si vamos al salón y tomamos algo, así Luca puede seguir descansando?”, sugirió Alessandra, tratando de aliviar la tensión.
Todos asintieron y comenzaron a salir de la habitación. Luca se quedó un momento más, observando a Franco y Alessia mientras caminaban juntos por el pasillo. Aunque aún sentía una ligera desconfianza, decidió darle una oportunidad a Franco. Después de todo, si Francesco era tan bueno como parecía, su hijo no podía ser muy diferente.
Mientras ellos se dirigían al salón, Luca se quedó observando su salida y se dio cuenta de que esta nueva dinámica familiar iba a requerir tiempo y paciencia; apenas salían de una familia unida, perfecta, o eso creyó él. Pero con el apoyo de su madre y la disposición de todos para llevarse bien, tenía la esperanza de que todo saldría bien.
Ahora solo debía recuperarse para poder proteger a su hermana y madre; ya no era el único hombre en la vida de sus mujeres y Roberta, ella era un caso perdido que la vida le daría su baño de realidad.