Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
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Pasado
La espera me ponía cada vez más tensa, quería saber como estaba mi esposo, al fin un médico se acercó.
— ¿Familiares de Derek?
—Soy su esposa— corrí.
—Logramos salvar su vida, por ahora está en cuidados intensivos hasta que despierte, perdió la movilidad de los miembros inferiores.
—¿Qué?... —empecé a llorar, mi madre me contenía en sus brazos.
—Lo sentimos mucho, de una hora puede pasar a verlo unos minutos.
Recordé toda la secuencia del accidente, el auto que atropello a Derek era color blanco, el mismo color del auto de la señora Rivero, no podía ser cierto, muchas dudas se me vinieron a la cabeza.
—Tranquila mi amor— mi madre secaba mis lágrimas.
—Quisiera que nada de esto fuera verdad.
—Mi amor, se que es un infierno, pero debes ser fuerte, ahora más que nunca Derek te va a necesitar.
Derek despertó, sin comprender por qué estaba ahí, le tomé de la mano para transmitirle mis buenas energías, quiso hablar, pero se lo impedí tapando su boca con mi mano.
—Tienes que mejorarte pronto, para volver a casa— dije a su oído y le di un beso pequeño en sus labios.
No se bien si me escucho o no, pero el efecto de los medicamentos lo volvieron a dormir.
La señora Rivero llegó muy nerviosa a su casa tiro su bolso al sillón y empezó caminar de un lugar a otro tomándose de la cabeza, luego de tomar un poco de calma le pidió a su chófer que se deshiciera del auto, para borrar evidencias contra ella. Al instante llegó Ezequiel.
— ¿Por qué estás así mamá?— le preguntó al ver que algo le inquietaba.
—Atropelle a Derek—respondió enseguida sin pensar.
—¿Qué estás diciendo mamá?— se alteró.
—Ese bastardo te robo la novia, y parte de mi vida, ojalá se muera.
— ¡Mamá!... no hablas enserió, ¿verdad?
—Hijo, si no murió, aún podemos lograr que desaparezca, está vulnerable, podemos contratar a alguien para que haga el trabajo. Así podrás recuperar a Shopia, extraño a esa jovencita en la casa.
—Te desconozco mamá, hasta ayer eras alguien diferente.
Ezequiel tiró la puerta antes de salir de su casa, y fue al hospital, me vio en las bancas de un pasillo sentada, me tocó del hombro, mi impulso me obligó a abrazarlo.
—¿Cómo está?— me preguntó.
—Por ahora está en cuidados intensivos, lo pude ver solo un rato, perdió la movilidad de los pies.
—Lo siento mucho Shopia, estoy algo molesto con él, pero eso no significa que le desee el mal.
— Gracias por venir, no se a la perfección cuál fue su relación, pero el no es un mal hombre.
—Lo se, por eso mismo estoy aquí. Ambos fueron las personas más importantes en mi vida. Aún me cuesta aceptar su matrimonio, pero seguro es cuestión de tiempo. No he dejado de amarte, pero quiero que sepas que estaré a tu lado cuando necesites de algo.
—Gracias por tus palabras Ezequiel, significa mucho que estés aquí, a pesar de nuestro pasado.
Una tarde fría y silenciosa después de un par de días Derek despertó, las drogas de los medicamentos lo tenían en su mayor parte inconsciente, cuando abrió los ojos, su cuerpo reposaba en una cama extraña de hospital, las paredes olían a desinfectantes y a soledad, los impulsos de su cabeza emitían información para que los músculos de sus pies hagan un movimiento, pero algo impedía que se movilizará.
— ¿Por qué no puedo mover mis pies?— con todos los ojos cristalizados me preguntó.
Pude sentir su tristeza, me sentía mal por él, toda esa secuencia también era parte de mi dolor.
—El golpe del accidente fue que te dejó así— respondí tristemente.
La ansiedad y la angustia tocaron a su puerta, se sentía asustado y casando al mismo tiempo, el miedo a quedarse por siempre postrado en una silla de ruedas hacia que su corazón latiera más de lo normal, me miró con odio y rabia, yo no tenía la culpa de su desgracia, pero él me miraba como sí.
—¡Quiero estar solo!— me dijo fríamente.
—Derek, si necesitas algo estaré afuera—le dije tomando su mano, pero él enseguida la apartó.
—No necesito nada, ¡solo quiero que te vayas de aquí y de mi maldita vida!...—me gritó.
—Hoy saldré de este lugar, pero luego regresaré— fueron mis últimas palabras y salí con el corazón en pedazos.
Entendía su dolor, para mi tampoco era fácil.
En el pasillo me crucé frente a frente con Zaíra, era una buena mujer, pero la verdad no la soportaba.
—¿Cómo está Derek?— me preguntó muy angustiada.
—Después de unos días por fin despertó, ahora está procesando el incidente, perdió la movilidad de sus pies— le respondí.
El rostro de esa mujer sufría por la noticia, estaba muy claro que esa mujer amaba con todo su corazón a mi esposo, lamentaba haberme interpuesto en sus caminos, pero era tarde para dejar de navegar en estas verdades que se interponían en nuestras vidas.
—¿Puedo pasar a verlo?— Me preguntó con todo el rostro empapado de lágrimas.
— Zaíra, lo que te voy a pedir va a sonar muy egoísta de mi parte. Pero te voy a pedir que te alejes de nosotros. Si realmente lo amas, sabrás ser paciente y esperar por él.
— No puedes aparecer de la nada y querer tener derecho de él, si Derek lo pide me voy a alejar, antes no.
—Soy su esposa, tengo derecho de él, y estoy esperando un hijo. Si algo les pasa a ambos es mi responsabilidad, ¿no quieres ser parte de esto, o si?.
— Hoy tienes autoridad, pero como tu dices, seré paciente, estoy segura de que Derek va a extrañarme, vos sos solo algo pasajero.
— Pasajero o no, nuestro hijo siempre hará que nos unamos de alguna forma. Lo mejor será llevar la fiesta en paz.
Zaíra dio la vuelta y se fue muy molesta por el pequeño intercambio de palabras que tuvimos. Derek era mi esposo, y el tiempo que estuviésemos casados no permitiría que esa mujer se meta entre nosotros. Era hora de arrendar mi vida de una manera más madura.
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