Naomi es una excelente esposa y madre abnegada, pero tiene un secreto que nadie sabe. Un día comete un error y por accidente besa a un hombre que no es su marido. Esto le dará un cambio al rumbo de su vida. ¿Qué será de Naomi? Los invito a descubrirlo.
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Capítulo tres
Dos días después, Anselmo le dijo a Naomi que debía hacer un viaje rápido de negocios. Pero en realidad fue a ver a Silvia. Pasó los dos días de su supuesto viaje, en el departamento que le había comprado en una zona muy lujosa de la ciudad.
La mujer lloraba desconsoladamente.
_ Entiéndeme, por favor. No puedo dejarla así. Se quedará ciega. Te prometo que ni bien le realicen el trasplante. Voy a dejarla y nos casaremos.
_ No, no te entiendo. Y no voy a quedarme a esperarte como una estúpida.
_ Silvia, por favor. No digas eso.
_ Ya me oíste Anselmo. La dejas o te olvidas de mí. Te he dado tres años de mi vida, y no pienso darte un día más si no la dejas. Ya no quiero compartirte con esa idiota.
_ Amor, por favor. Sabes que te necesito, te amo - estaba a punto de llorar - no me hagas esto.
_ Créeme que me duele más a mí. Pero ya lo decidí, es ella o yo.
La mujer tomó su bolso e iba a salir del departamento.
_ No ¿A dónde vas Silvia? - la tomó del brazo - no te vayas, por favor. La dejaré te lo prometo, este mes. Te juro que lo haré.
La mujer se detuvo y volteó a verlo.
_ ¿Lo juras?
_ Te lo juro, amor. Déjame hablar con un abogado. Así veré que puedo hacer para no tener que darle la mitad de todo mi dinero.
A la mujer se le iluminó el rostro. Volvió hacía él, lo abrazó y le dio un ardiente beso. Rápidamente, lo ayudó a desvestirse y se entregaron al placer.
Esa misma noche Anselmo volvió a su casa. Su esposa lo esperaba en un deshabillé transparente rojo, se veía muy bien. Pero él estaba exhausto, se había pasado toda la tarde teniendo sexo con Silvia. Así que la rechazo. Naomi se sintió decepcionada, pero pensó que tal vez el viaje lo había cansado mucho. Por lo que, se acurrucó a su lado y se durmió.
En los días venideros, pocas fueron las veces que su esposo accedió a tener intimidad con ella. Siempre estaba cansado. Y es que, desde que se trajo a vivir a Silvia en ese departamento en la ciudad. Tenía encuentros sexuales con ella, casi todos los días. Él no era un hombre muy atlético o enérgico, por lo que su amante debía tenerlo muy agotado.
A medida pasaban los días Naomi sufría de fuertes dolores de cabeza y de ojos e iban en aumento los lapsos en que se le nublaba la vista, y casi no podía ver nada. Pero tampoco se lo decía a su esposo. Él le había dicho que estaba teniendo problemas con una sucursal, y ella no quería ocasionarle otro inconveniente. Al contrario, su deber era alivianar la carga de su esposo.
Ese día mientras estaban desayunando. Anselmo le dijo que tendría que hacer un viaje de un día. Que volvería en la noche muy tarde. Ella se sentía sola y algo abandonada así que lo siguió al coche.
Él estaba a punto de encender el auto en la cochera, cuando ella entró. Se lanzó sobre él y comenzó a besarlo, mientras le abría el pantalón y acariciaba su entrepierna.
_ Naomi ¿Qué haces? El niño podría venir.
_ Está durmiendo, no te preocupes - lo seguía tocando - Amor te necesito, no voy a esperar hasta la noche y que otra vez vengas cansado.
Cuando lo tuvo a punto, se sentó sobre él y comenzó a moverse. Eso era algo que él no podía negar de su esposa, era muy fogosa y atrevida a la hora de amar. Se dejó llevar y ambos llegaron al clímax.
_ Gracias, cariño - le dijo apoyando su frente contra la de él - te veré esta noche. Te amo.
Se bajó del auto y se volvió a la casa. Luego de arreglarse un poco, Anselmo lo encendió y se marchó.
Naomi estaba con su suegra y su hijo en el patio, tomando la merienda.
_ Estela, no sabes cuanto te agradezco que me des una mano con el niño - acarició la mano de la mujer y está se la tomó.
_ Es un placer, hija mía. Yo amo pasar tiempo con mi nieto y me gusta ser útil. Es mejor esto, que estar aguantando las veinticuatro horas al día, al viejo senil que tengo en casa - refiriéndose a su segundo esposo.
Ambas rieron en voz alta.
_ Mami, ya terminé ¿Puedo ir a jugar videojuegos?
_ Está bien, ve. Pero nada de estar comiendo dulces mientras lo haces.
_ Ok, mami - iba a salir corriendo, pero se detuvo y se volvió - Nos vemos abue - le dio un beso en la mejilla.
_ Es un encanto, lo has criado tan bien.
_ Lo hemos criado bien. Recuerda a tu hijo Estela.
_ Tonterías, ese hombre durante todos estos años lo único que ha hecho es disfrutar del calor de hogar que tú le proporcionas. Y sacarlos a ti y a tu hijo a mostrarlos como si fueran trofeos.
_ ¡Estela! No digas eso de Anselmo, él es un excelente padre, ama a Pablo. Y si vieras, lo bien que se llevan.
_ Porque él solo conoce el lado amable de su hijo. ¿Dónde ha estado cuando el niño se ha enfermado o se ha puesto caprichoso y malhumorado? Yo te diré donde. En el trabajo. Es igual a su padre.
Justo en ese momento, ella recibió una llamada de su esposo.
📱_ Hola amor,
📱_ Naomi necesito que te consigas un disfraz para esta noche, te pongas bonita y vayas a casa de Ernesto, te estaré esperando en la entrada a eso de las diez.
📱_ ¿Debe ser algo en especial?
📱_ No, es una fiesta de disfraces que organizó hace como un mes. Lo olvidé por completo. Habrá muchos posibles inversores.
📱_ Está bien, amor. Nos vemos allá. Colgó.
Volteó a mirar a su suegra.
_ Estela, tendrás la oportunidad de volver a sentirte útil - sonrió emocionada.