El Rey Demonio Y La Princesa Hada

Con la llegada de los príncipes al castillo, Tiana, quien esperaba a Áine, corre a su encuentro al verla cubierta de sangre. Detras de los chicos, a su espalda, se veían los mercenarios amarrados y sentados en el suelo.

- ¡Alteza! ¿Se encuentra bien?- La chica comienza a revisar a la princesa, Áine y Aerin se ríen, y la joven le responde.

- Tranquila Tiana, las manchas que ves, no son mías- se le acerca susurrando- deberías ver cómo quedaron los dueños de la sangre- Tiana abre mucho sus ojos y niega con la cabeza.

- ¿Alteza, acaso cree que es un juego? Al verla así me asusté.

- Áine, Tiana está preocupada por ti, tienes una gran amiga. Lady Green, no se aflija, su alteza sabe cómo defenderse, deberías haberla visto, mi hermana no es una jovencita debilucha- Dice con orgullo.

- Claro que no hermano, incluso derroté a más mercenarios que tú- Se burla Áine y le saca la lengua a su hermano.

- Creo que te equivocas, me parece que no estás contando al que quedó clavado contra el árbol- Tiana los mira y niega nuevamente, cualquiera que los escuchara pensaría que estaban hablando de un juego de mesa, menudo par de locos.

Desde una ventana del castillo alguien miraba a los hermanos hablar emocionados. Cierra la cortina y da un golpe en la pared provocando una grietas. Alguien estaba molesto porque no logró que la princesa fuera asesinada, seguro había sido gracias a su hermano. Necesitaba atacarla en un momento donde no estuviera acompañada de él, sólo necesitaba tiempo y paciencia.

Cuando la reina se había enterado de que sus hijos habían sido asaltados va corriendo al palacio de la princesa. Al entrar la ve ya vestida con ropa limpia leyendo un libro.

- Áine, mi niña, ¿estás bien, te hicieron daño? A ver, déjame verte.

La reina la abraza contra su pecho y Áine sólo puede sonreír, su verdadera madre nunca se preocupó así por ella. Siempre estaba exigiéndole, era muy fría y distante, las únicas personas de su familia que la amaban realmente eran su abuela y su hermano mayor. Ambos vivían juntos, ya que su hermano decidió con sólo 16 años irse a vivir con la abuela. Ellos dos eran los únicos que la cuidaban y amaban de verdad. Nathaly los visitaba seguido, pero desgraciadamente su hermano había fallecido dos años antes que ella en un accidente de autos, lo que provocó que sus padres la sobreprotegieran y le exigieran más, culpaban a la abuela de la muerte de su hijo. Recordar a su hermano le hizo derramar unas lágrimas, por eso había decido mantener la cercanía con el príncipe, pues le recordaba en su forma de ser, a su hermano. La reina al ver las lágrimas la abraza más fuerte.

- Madre, no temas, estoy bien. Aerin estaba conmigo, a demás, ahora puedo cuidarme sola, puedo defenderme ante los malhechores.

- Mi pequeña, me asusté mucho, tienes razón, ahora más que nunca me alegro de que hayas aprendido a defenderte. Ven vamos, tú padre y tú hermano nos esperan para comer- Titania le tiende la mano y las dos se marchan al comedor.

Durante la cena hablaron animadamente de lo sucedido, desde cómo Áine se había defendido hasta su forma de pelear. El rey escuchaba asombrado todo.

- Mi calabacita, parece que hice bien en permitir esas clases, que orgulloso me siento de ustedes- El rey los mira cálidamente y sonríe. Toda esa experiencia era nueva para la chica, quien vuelve a sentir cómo su corazón se alegraba por la familia que tenía.

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Un mes había transcurrido, Áine se mantenía entrenando con los Guardias del Palacio bajo el mando del General Demian Smith, quien cada vez se hacía más cercano a Tiana; ahora cuando la princesa hacía pausas para descansar del entrenamiento, Tiana se acercaba para hablar con el general. Al parecer era soltero, ninguna dama se había ganado su corazón, hasta ahora, pues Áine si se daba cuenta de que el chico miraba a su amiga de forma cariñosa, sólo era cuestión de tiempo para que empezaran a salir.

En los tiempos libres, la princesa se había estado reuniendo con nobles y participaba en determinadas reuniones, estaba creciendo en influencia política, pero también había empezado a hacer negocios, una parte del dinero que iba generando la utilizaba para ayudar a las criaturas del reino más necesitadas. La princesa no sólo se estaba haciendo famosa entre la gente influyente, también entre los plebeyos. En ocasiones hacía viajes junto a su hermano y Tiana a los pueblos para revisar las necesidades que habían y enviar luego las provisiones.

Ahora se encontraba con Tiana haciendo uno de esos viajes, iban a un pueblo que ya habían visitado, se encontraba muy cerca de la frontera con el Reino de los Demonios, sólo estaban comprobando que todo estuviera en orden y no necesitaran nada más. Áine iba vestida con uno de sus trajes con armadura, desde el incidente anterior con los mercenarios, se vestía así para visitar lugares lejanos, no sabía cuándo podrían intentar atacarla y quería estar lista.

A su llegada los recibe el alcalde del pueblo, un hada algo mayor pero muy agradable y su nieto, un joven apuesto, pero era demasiado insistente. Cada vez que estaba solo con Áine, le coqueteaba descaradamente, cosa que a la chica le molestaba, no tenía esa clase de interés por él.

- Bienvenida sea, Alteza, gracias por visitarnos nuevamente, es un honor para nosotros contar con su presencia aquí en nuestro pequeño pueblo- El hombre hace una reverencia.

- Alcalde Rain, el gusto es mío, usted es un buen amigo de mi padre, a demás de que es una persona muy respetada y querida aquí en su pueblo, pude percibirlo en mi visita anterior- Áine le devuelve el saludo con una inclinación de la cabeza. Tiana igualmente lo saluda. El nieto del alcalde se adelanta a su abuelo y se inclina haciendo una reverencia ante Áine y le intenta tomar la mano para darle un beso en el dorso de ésta, pero la chica es más rápida y la esconde en su espalda.

- Saludos a usted también, Señor Anthony, pensaba que se había marchado a la capital para terminar sus estudios tal y como quería su abuelo- La princesa lo mira ceñuda.

- No, alteza, iré en el próximo semestres. Venga, pase por aquí, la llevaré a nuestra casa- El chico pone el brazo esperando a que Áine lo tome, pero ella pasa de largo y lo ignora. Tiana mira para un lado y se ríe, ese chico no se cansaba de los desplantes de la princesa. Las dos chicas siguen al alcalde hasta su casa.

La pelirrosa y el anciano se reúnen en el estudio de éste, quien le muestra unos documentos y la chica comienza a leerlos. A medida que avanzaba en la lectura, Áine iba frunciendo el rostro, las cosas no estaban bien, la mitad de los suministros que había enviado al pueblo no habían llegado, la chica necesitaba investigar más a fondo qué había pasado.

- Alcalde, ¿quién recibió los víveres?

El hombre piensa por un segundo tratando de recordar. Busca entre sus documentos y saca un papel.

- Aquí dice que fue mi secretario. ¿Es importante esa información, Princesa Áine?

- Sí alcalde, ¿usted pudiera buscar a su secretario? Necesito hacerle unas preguntas- El hombre asiente y sale un momento del estudio. La chica se queda pensando, hasta que entra nuevamente el Alcalde.

- El señor Brad está ahora mismo en su hogar, si desea lo puedo mandar a buscar o puedo llevarla allí, como usted me diga.

- Mejor vamos a donde está, no quiero parecer intrusiva, pero es necesario hablar con él.

La chica se levanta y sigue al hombre. Al salir de la oficina Tiana la sigue, pero Anthony también va detrás de ellos. Áine al ver que el chico los seguía rueda los ojos, parece que tendrá que ser más directa con él.

Los cuatro salen a la calle, caminan unas cuadras y llegan a la residencia del señor Brad. Llaman a la puerta y los recibe un hada algo gordita, pero muy linda, la chica les sonríe y los hace pasar, la mirada de la joven a veces se posaba en Anthony, quien parecía ignorarla, Áine se da cuenta y siente más molestia del chico, se imagina la situación y ya se encargará de darle una lección.

El alcalde presenta a la joven, es Emma, la hija del señor Brad, la chica se veía agradable, les pide sentarse a esperar a su padre y pide a una sirvienta que les llevara té. Emma estaba muy emocionada de conocer a la princesa, por el pueblo se hablaba muy bien de ella. Áine habla un rato con rubia hasta que el señor Brad llega.

- Alteza, ¿a qué debo tal honor?- El hombre hace una reverencia a la chica.

- Señor Brad, un gusto conocerlo. Disculpe mi visita sin avisar, pero debo hablar con usted, en privado- Esto último lo dijo mirando a Anthony, el señor Brad asiente con la cabeza y caminan a su oficina- Señor, según los informes que el alcalde me entregó, usted fue quien recibió el último cargamento de suministros, ¿es eso correcto?

- Si, alteza, fui yo, ese día el alcalde estaba de visita a una familia en las afueras y yo recibí la carga, recuerdo que firmé los documentos, ellos bajaron todo, lo colocaron en los almacenes y se fueron.

- ¿Recuerda usted cómo era el uniforme de esos hombres?- El señor Brad piensa un momento y habla.

- Si, alteza, era un uniforme verde y marrón, y el escudo tenía una especie de árbol en el centro.

Para Áine ya estaba todo claro, sabía perfectamente de quién era ese uniforme. Le agradece al hombre por la información y salen a la sala para reunirse con el resto. El señor Brad los invita a almorzar ya que era mediodía. La princesa acepta y se quedan conversando hasta que pasan al comedor. La comida fue servida, y después hicieron la sobremesa conversando animadamente. Un rato después se despiden del Señor Brad, su esposa y la risueña Emma. Áine le hace prometer que si alguna vez la chica visitaba la capital, le avisara para invitarla a su palacio, Emma le agradeció el gesto, mientras que Anthony se había quedado apartado.

Áine y Tiana se iban a quedar en la casa del alcalde, la joven se disculpa y se marcha a descansar, el viaje había sido largo, se habían levantado muy temprano. La joven pide que le sirvieran la cena en su habitación, quería estar sola un rato, había mucha información que procesar. Si bien tenía sus sospechas sobre quién podía estar involucrado con el desvío de los suministros, necesitaba más pruebas para poder llevar la información antes su padre y los ministros de la corte y enjuiciarlo.

Cansada por tanto agotamiento físico y mental, Áine sale al balcón, se sienta en la mesita de té que había afuera, pone su vista en las estrellas y cae rendida en un profundo sueño.

Áine vuelve a soñar con el chico de siempre, pero esta vez él no la mira de lejos, estaba muy cerca de ella, tanto que la chica podía escuchar su respiración. El la miraba igual de extrañado, como tratando de descifrar algo.

La pelirrosa le habla, pero no se escuchaba nada, era como si estuviera muda, el joven se acerca y le toca la mejilla, su mano era caliente, y le provocaba un cosquilleo al tacto de su piel con la de ella, era muy extraño, sentía como si lo conociera de siempre. Un ruido se escucha, eran truenos, el aire se empieza a enfriar y las nubes van ocupando el cielo. Sus miradas se encuentran y el mueve la yema de su dedo pulgar por el rostro de la chica. Otro relámpago se siente, iluminando todo, Áine despierta asustada y se da cuenta de que estaba empezando a formarse una tormenta.

Se toca la cara, aún sentía la mano de aquel extraño en su piel, como si de verdad alguien la hubiese acariciado, juraría que también había sentido el mana de aquel hombre, niega con la cabeza, seguro que sólo había sido un sueño. Se levanta y entra a su habitación. A lo lejos, sin que Áine lo note, un par de ojos rojos la observaban con curiosidad y una sonrisa se forma en los labios de aquel extraño.

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Hola 👋 Éste capítulo me salió largo, pero siento que era necesario 😆 Ya Áine y su "chico misterioso" se vieron de frente, pero aún falta un poco para conocerlo realmente. 🤭 Tengan paciencia, que todavía quedan algunas sorpresas por descubrir.

¡Ah, se me olvidaba! El título del capítulo es "¿Quién eres?" por dos motivos, uno es por el traidor que le desea el mal a nuestra prota, y segundo por el extraño hombre que la visita en sueños.

Mua mua, adiós 😗😗❤️❤️