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La Mujer Que No Soñé

La Mujer Que No Soñé

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Malentendidos / Romance de oficina / Completas
Popularitas:1.1M
Nilai: 4.6
nombre de autor: @ngel@zul

Alejandro es un exitoso empresario que tiene un concepto erróneo sobre las mujeres. Para él cuánto más discreta se vean, mejores mujeres son.
Isabella, es una joven que ha sufrido una gran pérdida, que a pesar de todo seguirá adelante. También es todo lo que Alejandro detesta, decidida, libre para expresarse.
Indefectiblemente sus caminos se cruzarán, y el caos va a desatarse entre ellos.

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Isabella

Isabella López, una joven de veintidós años, se levantó antes del amanecer, como lo hacía todos los días desde que su madre había sido internada en la clínica. A pesar del agotamiento que sentía en su cuerpo, mantenía una sonrisa en el rostro, determinada a ser el pilar fuerte que su familia necesitaba.

La muchacha era una joven de una belleza notable. Su cabello largo y castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros, enmarcando un rostro de rasgos delicados. Sus ojos grandes de color café, siempre se veían llenos de calidez, y contrastaban con la sombra de preocupación que a menudo nublaba su mirada. Su figura esbelta y bien proporcionada reflejaba la vitalidad y energía que la caracterizaban, aunque últimamente el estrés había comenzado a dejar su huella.

Después de darse una ducha rápida, Isabella se vistió con unos jeans ajustados y una blusa de color pastel que resaltaba su piel clara. Eligió unos zapatos cómodos, sabiendo que el día sería largo. Su madre le había enseñado que la apariencia era importante, no por vanidad, sino porque proyectaba confianza y respeto hacia uno mismo y hacia los demás.

Bajó las escaleras con ligereza, entrando en la cocina para preparar el desayuno. Su hermano menor, Ian, de solo cinco años, todavía dormía en su habitación. La sonrisa de Isabella se amplió al pensar en él. Ian era la luz de su vida, su razón para seguir adelante a pesar de los desafíos. Era un niño vivaz y curioso, con el mismo cabello castaño y ojos verdes que Isabella, pero con una inocencia y alegría que iluminaban cualquier habitación.

Después de dejar listo el desayuno, Isabella se dirigió a la habitación de Ian. Lo encontró enredado entre las sábanas, su pequeño cuerpo respirando suavemente. Con delicadeza, lo despertó, susurrándole palabras suaves hasta que sus ojitos se abrieron.

-Buenos días, campeón. Es hora de levantarse- le dijo, acariciándole el cabello con ternura.

Ian se desperezó y sonrió somnoliento.

-Buenos días, Isa- respondió, usando el diminutivo cariñoso que había adoptado para su hermana. Isabella lo levantó y lo ayudó a vestirse, escogiendo una camiseta colorida y unos pantalones cómodos para él.

Mientras desayunaban, Isabella mantenía una conversación animada con Ian, riendo de sus ocurrencias y asegurándose de que se sintiera seguro y amado. El reloj en la pared avanzaba inexorablemente hacia la hora de salir.

-Vamos, Ian. Tenemos que llegar a la clínica para ver a mamá antes de que empiece el colegio- dijo Isabella, recogiendo los platos y lavándolos rápidamente.

El trayecto hacia la clínica era una rutina diaria para Isabella e Ian. Tomaron un autobús, y durante el viaje, Isabella mantenía a Ian entretenido, señalándole cosas interesantes por la ventana. A pesar de sus propios temores y ansiedades, siempre se aseguraba de que Ian se sintiera tranquilo.

Cuando llegaron a la clínica, el ambiente frío y estéril del lugar siempre la llenaba de inquietud. La salud de su madre seguía siendo un misterio para los médicos, y esa incertidumbre pesaba mucho sobre ella. Sin embargo, mantenía la esperanza y la fortaleza, sabiendo que su madre necesitaba ver esa positividad en su rostro.

Subieron al piso donde estaba internada su madre y se dirigieron a su habitación. La encontraron acostada en la cama, su rostro pálido pero animado al ver a sus hijos. Isabella se acercó primero, dejando que Ian tuviera su momento con su madre.

-Hola, mamá. ¿Cómo te sientes hoy?- preguntó Isabella, tratando de mantener su tono ligero y optimista.

-Hola, mis amores. Estoy bien, dentro de lo que cabe- respondió su madre con una sonrisa cansada. Ian se acurrucó a su lado, y ella le acarició el cabello con ternura.

Isabella observaba la escena con una mezcla de amor y tristeza. Ver a su madre tan vulnerable era doloroso, pero también sabía que estos momentos eran preciosos y necesarios para Ian.

Después de un rato, Isabella se dio cuenta de la hora.

-Ian, es hora de ir al colegio- dijo, levantándose de la silla junto a la cama. Ian asintió y se despidió de su madre con un beso.

-Volveremos mañana, mamá- prometió Isabella, dándole un abrazo. Su madre la sostuvo un poco más, susurrándole al oído.

-Gracias, Bella. Por todo lo que haces. Eres increíble.

Isabella sonrió, aunque una lágrima amenazaba con escapar.

-No tienes que agradecer, mamá. Haría cualquier cosa por ti y por Ian.

Salieron de la clínica y se dirigieron al colegio de Ian. Después de dejarlo en su clase, Isabella tomó otro autobús hacia su trabajo en un pequeño restaurante local. A pesar de las dificultades, sabía que tenía que seguir adelante, tanto por su madre como por su hermano.

El restaurante era un lugar bullicioso, y sus compañeros de trabajo la saludaron con calidez al llegar. Su jefe, era un hombre estricto pero parecía un hombre justo, que había mostrado comprensión por su situación familiar. Sin embargo, Isabella sabía que no podía permitirse fallar en sus responsabilidades.

Mientras atendía a los clientes y realizaba sus tareas, la muchacha mantenía su mente ocupada para no pensar demasiado en los problemas que la esperaban en casa. Sus compañeros notaban su dedicación y espíritu, y muchos la admiraban por su fortaleza.

La jornada laboral pasó rápidamente, y cuando llegó la hora de recoger a Ian, Isabella se sintió aliviada de poder volver a verlo. El camino de regreso a casa fue tranquilo, y aunque el cansancio empezaba a hacer mella, Isabella seguía manteniendo su sonrisa.

Esa noche, después de cenar y de acostar a Ian, Isabella se permitió un momento de debilidad. Se sentó en el sofá de la sala, rodeada por el silencio de la casa, y dejó que las lágrimas fluyeran. A pesar de todo, se sentía abrumada y asustada. Pero después de unos minutos, se secó las lágrimas, recordando la promesa que le había hecho a su madre.

Isabella sabía que tenía que ser fuerte, no solo por Ian, sino también por ella misma. Tenía que creer que, de alguna manera, encontrarían una solución para la enfermedad de su madre. Y mientras tanto, seguiría luchando, un día a la vez, para asegurarse de que su familia estuviera bien.

Esa noche, se acostó agotada pero determinada, con la esperanza de que el nuevo día trajera consigo una mejoría para su madre y un poco de alivio para sus corazones.

1
Lidia Grijalva
felicitaciones muy buena novela
Berta Rosa Alvarez Castillo
es a Ian a debe escuchar, es muy importante para ella
Ana Maria Rojas Rondón
Que pasó con la niña de Mónica y el padre de Alejandro, deberían estar en la casa de Leonardo
Magdalena Molina Rojas
Felicidades autora me encantó tu novela donde pudimos apreciar cuan importante es la confianza y el diálogo en una relación. Sigue adelante escribiendo otras novelas más que lo haces muy bien.
Deborah Lambie Bagaloo
Bueno
Salomé Páez
jajajajajajajaja hasta en los sueños piensa en ella
Salomé Páez
El solo se está ahogando en un vaso con agua, porque Isabella no le hace caso, solo para lo justo y necesario.
Salomé Páez
SERGIO!!!! porque Carlos!!!!
Salomé Páez
Sergio o Carlos???
Salomé Páez
Pero no debería confiar mucho, ya q esas salidas podrían convertirse en otra cosa no por ella si no por lo amigos o el propio Carlos. Debería esperar un poco más, quien sabe?, tal vez salga con sorpresas ese Carlos.
Salomé Páez
jajajajajajajaja y que quería, que fuera amargada como el??
Salomé Páez
Carlos!!!
Salomé Páez
Es mucho mejor para ella.
Salomé Páez
Ella ahora se está haciendo cargo de el, así que pasa a ser su segunda mamá
Ana Maria Rojas Rondón
Por Dios hasta cuando vas a tener la memoria desbaratada ahora el compañero de trabajo de Isabella que se llama Carlos TÚ LE CAMBIASTE EL NOMBRE POR ALEX, POR FAVOR YA BASTA DE TANTA DESCONSIDERACIÓN PARA CON NOSOTRAS TÚS LECTORAS
Salomé Páez
Que pena más grande, tan chiquito y se le fue su mamá 😭😭😭😭
Salomé Páez
Cuidando de su hermano pequeño, difícil que pueda vivir al máximo, porque ahora son dos no una sola persona.
Salomé Páez
Ahora su hija tendrá que hacerse cargo de su hermano, el cual ya no podrá hacer más cosas de las cuales quería hacer
Salomé Páez
Ahora dejará a dos hijos, al menos su hija ya es mayor y sabe cuidarse sola, pero su hijo aún es pequeño y no entiende algunas de las cosas
Edelys Lagunes
Bueno
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