Estefanía es una chica de 21 años la cual pierde la memoria, será el culpable de su perdida de memoria el chico que no sale de su cabeza.
Estefanía está cansada de soñar con escenas eróticas y al final descubre que eran ciertas así como también eran ciertos los sueños donde sus padres la maltrataban.
¿seran ciertos los sueños de Estefanía o solo está viviendo una realidad alterna?
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Maldigo el apellido Daurella
Marcos: ¿me estás seduciendo?
Estefanía: Para nada, ahora bájate y déjame irme de una vez por todas.
Marcos: Primero deseo obtener un poco de ti
Estefanía: No quiero sexo contigo
Marcos: ¿No quieres o no puedes?
En ese momento mi ego fue tocado y con la poca fuerza que tengo me saqué de su agarré y me subí encima de él, en ese momento note que él estaba en toalla y yo no tenía ropa interior debajo de la camisa.
Marcos: Piénsalo, mira que podemos hacerlo sin problema alguno si quieres yo no te toco, Pero hazlo tú, necesito Estefanía.
Estefanía: No quiero y nunca va a pasar
En ese momento me bajo de encima de él y salgo de la habitación.
La presión es demasiada, estoy a punto de volverme loca.
Aquí he logrado todo lo que un día soñé para mi carrera profesional, Pero si mi tranquilidad y la vida de Marcos se basa en la decisión de mis padres será mejor que consiga otro lugar muy lejos de Marcos donde pueda lograr lo mismo o mucho más que aquí.
Al llegar a casa me ducho y me puse a empacar las maletas, decidí volver a casa de mis padres, esto será lo mejor para todos.
De camino me desvíe a casa de mi amiga.
Amanda: Que curioso verte por aqui amiga.
Estefanía: Solo vine a despedirme.
Amanda: ¿por qué? ¿qué sucede amiga?
En ese momento me dolió hasta el alma, mi amiga se notaba preocupada y yo no quería arruinar su día, ella fue una pieza de gran ayuda para liberarme de mis padres, pero...
Estefanía: Nada malo amiga, no te preocupes.
Esboce la sonrisa más grande que encontré dentro de mi y la abrace tan fuerte que se sintió como si ella ya supiera por qué estaba allí
Amanda: No me quieras engañar, eres como una muñeca, por más que te duelan las cosas siempre muestras una sonrisa, Pero yo te conozco mucho más que tu misma, ahora dime qué pasa.
Estefanía: Ja, ja, ja me conoces tan bien, Pero no quiero preocuparte
Amanda: Ya estoy preocupada
Estefanía: Me voy del país, a donde no Lose, solo sé que volveré con mis padres
Amanda: ¿por qué? ¿qué sucedió?
Estefanía: No puedo contarte amiga, me duele mucho no poder hablar contigo, Pero si lo sabes te pasará algo y no quiero que algo te pase, solo quiero que sepas que me iré y voy a estar bien, incluso puede que esté acostada en mi cama todo el día, sabes que no me gusta esa vida, Pero si me toca vivir bajo las reglas de mis padres toda la vida por su protección lo haré.
Amanda: No hagas esto por favor
Estefanía: No te preocupes por mi amiga, yo estaré bien solo cuídate y cuida a Marcos por favor, si ves que algo le pasa envíame al número de emergencias, Pero solo si es para eso, de más no te preocupes por mí yo estaré bien te lo prometo ahora solo necesito que me prometas que tú lo estarás.
Amanda: Te lo prometo amiga, te amo
Nos abrazamos unos largos minutos más y luego me fui a casa de mis padres.
Al llegar a la casa resulta que mis padres no están así que subo a mi habitación, me ducho otra vez y me alistó escondiendo varios papeles en mi ropa interior.
Luego de unas horas mis padres llegan en su camioneta negra con vidrios oscuros.
Estefanía: mamá, papá
Marta Rodríguez: Estefanía ¿qué haces aquí?
Estefanía: Les haré caso con una condición.
Pablo Daurella: ¿Cuál?
Estefanía: Me iré lejos, Pero prométanme que no le pasará nada a nadie por mi culpa y después de que me vaya podre hacer mi vida profesional a mi antojo.
Marta Rodríguez: ¡Qué bueno escucharte decir eso hija!, si estamos de acuerdo.
Después de unos minutos escuché a mi papá hablando por teléfono dando órdenes que todas las órdenes que se habían dado para acabar con la vida de Marcos mañana estaban canceladas, que ya no era necesario, cada vez me duele más está partida y a la vez con cada segundo que pasa tengo más razones para irme.
Al estar en el aeropuerto me subo al avión y me doy de cuenta que mi destino es Brasil.
Pablo Daurella: Hasta luego mi pequeña Estefanía Daurella, haz honor a nuestro apellido.
Estefanía: Maldigo el apellido Daurella
Entre dientes maldije ese apellido y me despedí de mi vida.
ADIOS...