Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
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capitulo 6- Confía en mí
— ¿Retractarme de qué? — Intenta alejarlo empujándolo por el hombro; sin embargo, es algo inútil.
— Apenas nos casamos ayer y ya estás hablando de divorcio. — Killian mira a la chica. — ¿Tanto quieres divorciarte de mí? — Frunció los ceños, para él las palabras de Charlotte tenían otro sentido.
Él, más que nadie sabe, que desde siempre ella nunca quiso casarse con él, pero como el matrimonio fue arreglado por su madre, la emperatriz madre era algo que no se podía faltar.
— ¿No confías en mí? — Cuestiona mirándolo y ahí claramente puede verlo, la duda en los ojos de Killian Sabía bien que él no iba a confiar en ella tan pronto, cuando desde siempre ha habido rumores sobre ella, negando sobre el compromiso, cosa que mentira no es. — No estoy haciendo esto porque qué querrá divorciarme de ti, Killian. — Sube su mano lentamente en el cuello de este. — ¿Realmente crees que quiero divorciarme de ti? — Recorre su lengua por el lóbulo del hombre, causando que esté de un leve gruñido
—¿Entonces, por qué haces eso? — cuestiona aferrando sus manos en la cintura de Charlotte. Para él no había necesidad de eso, ya había dejado claro que Charlotte era su emperatriz sin importar las palabras de esos viejos en la corte, y jamás permitiría que a ninguno de ellos le faltara el respeto a su esposa. — Ya dejé claro que, sin importar sus palabras, tú serías mi emperatriz. No tenías por qué hacer ese juramento.
— Eso no cuenta. — Charlotte niega con la cabeza. — Tengo que demostrar de lo que soy capaz, si tú solo me proteges de esa manera, ellos llegarán a pensar que no soy capaz y que solo me escondo bajo tus alas — mira el hombre. — Solo confía en mí, Killian no como tu emperatriz, sino como tu esposa. Debo mostrar de que soy digna de reinar el reino a tu lado, y si demuestro lo contrario, pensarán que soy un blanco fácil.
— Charlotte… — Interrumpe el hombre besándolo. Tomando a Killian por sorpresa, esta lo besa apoderándose de sus labios. Este no duda un segundo en corresponder con la misma intensidad devorando los labios de su esposa.
— Solo confía en mí. — Susurra, mirándolo fijamente. — Confía en mí, Killian — sonríe levemente sobre los labios del hombre y este asiente. Metiendo su mano bajo el vestido de la chica. — Eres un pervertido. ¿Lo sabías? — Jadear al sentir su mano acariciando su zona sensible.
— Solo tú me vuelves loco. — Sube el vestido de la chica, y esta se deja caer en el mueble, sintiendo los dedos de su esposo por cada rincón de su cuerpo.
Esta besa y acaricia cada rincón de su cuerpo, causando que todo el cuerpo de Charlotte se estremece de placer, gimiendo, sin importar si alguien les llegará a oír.
— En serio me vuelves loco. — Susurra el hombre succionando sus senos uno por uno, dándoles leves mordiscos.
No se salta ni uno de los gestos de la chica, observando cada una de sus reacciones.
— Killian — Jadea, su nombre tomándolo del rostro para besarlo. Él le sigue el beso sin problema mientras le hace sentir su dureza mientras comienza entrar en ella levemente. —¡Ah! —Charlotte, jadeó al sentir el miembro del hombre en su interior por completo.
El Vaivén se hizo presente, embestidas tras embestidas la volvían loca, mientras hundía sus uñas en su espalda.
A pesar de saber que en cualquier momento podrían escucharlos, eso no los detuvo y simplemente continuaron hasta que ambos estuvieran saciados del otro.
Sus respiraciones poco a poco se iban calmando. Charlotte mira el cabello pelirrojo de Killian y hunde sus manos en su cuello cabelludo, dándole leves masajes.
— ¿Qué piensas hacer para demostrar eso? — pregunta sintiendo las caricias de Charlotte en su cabello.
— Quiero tomar mi trabajo de Emperatriz en serio.
— Puedo ayudarte si lo deseas. — sisea en un hilo de voz mirando a Charlotte
— Killian…
— De acuerdo. — Se aferra al cuerpo de Charlotte sonriendo. Por una parte, le alegra que ella esté dispuesta a tomar su papel en serio, y está dispuesta a demostrar de qué es capaz aún sin su ayuda.— Dejaré que lo hagas. — Aunque está preocupado, puede ver la determinación en sus ojos, así que confiará en ella.
La chica sonríe escuchando aquellas palabras. En serio, no entiende cómo el pasado nunca volteó a mirar al emperador aun cuando estaban casados. Ella hacía lo imposible para no encontrarse con él ni menos hablar, ahora que lo piensa. Si le hubiera dado una oportunidad como ahora lo está haciendo, las cosas hubieran cambiado. Estaba tan ciega sobre su amor por el segundo príncipe que llevó al reino a la desgracia.
Pero esta vez sería diferente, ella conocía el futuro y no pensaba volver a repetir lo mismo, se encargaría de matar a Edwin con sus propias manos y proteger a su esposo de cualquier costo.
Esta era la deuda que ella tenía con él.
— ¿Qué tanto piensas? — Charlotte reacciona por la voz de Killian encontrando al hombre cara a cara. Estaban tan cerca que ambos podían escuchar los latidos del otro.
— Killian
— ¿Mmm?
— Ya sácalo, hace rato, estamos así encima de ese mueble. — Se mueve intentando alejarlo, aunque hace rato el acto había determinado, Killian no lo había sacado.
— Todavía sigue duro cariño. — Toma Charlotte en la cintura dándole un leve vaivén. — Mira cómo me tienes… ¿Continuamos? — Sonríe con una sonrisa pícara mientras que el rostro de la chica se sonroja.
— ¡Eres un pervertido! —exclamó sonrojándose mientras que el hombre se empezó a mover levantando sus piernas para dejarlo en su hombro.
Ahora después, Charlotte se encontraba vistiéndose en el despacho del emperador, no hay un espacio en su cuerpo que no tenga las marcas del hombre
Esta se había encargado de dejarla marcas en cada rincón de su cuerpo, especialmente su cuello.
— Me dejaste muchas marcas. — Se queja mirando las marcas visibles en su cuello.
Los brazos del emperador pasan al lado de su cintura, abrazándola para atrás.
— Mis marcas quedan perfectamente bien en tu cuello. — Besa el mismo lugar mientras que Charlotte ladea la cabeza sonriendo.
Ya era hora de despedirse, ambos tenían trabajo. Killian tenía que hacer su trabajo que había saltado desde el día de la boda y Charlotte tenía que empezar su trabajo como la nueva emperatriz del imperio.
Hoy sin duda sería un día largo para ambos.