Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
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Cap 21
La duquesa entró y se detuvo en seco al ver a la mujer sobre la cama.
—Tu…
—Madre… —Keila se bajó de encima de Jacoob y se cubrió con una sábana.
—Duquesa —dijo Jacoob —¿Qué demonios está pasando? — se bajó de la cama, se puso rápidamente los pantalones y salió semidesnudo, aunque la duquesa intentó detenerlo.
La emperatriz afuera quedó helada al ver a su hijo detenerse en la puerta.
—Jacoob, ¿Qué hiciste?.
—Madre, lo siento. No sé qué me pasó. —se agarró la nuca y abrió sus ojos a más no poder.
La duquesa miraba a Keila y no sabía cómo salir de este problema.
—¡Maldita perra! —dijo la emperatriz con ira entrando a la habitación, pensaba que Andrea era quien había dañado la reputación de su hijo, estar con una mujer casada es una deshonra. —te mataré. —se detuvo al igual que la duquesa al ver a Keila bañada en lágrimas.
—Madre, fue Andrea quien me hizo esto, por favor ayúdame —Keila se bajó de la cama arrodillandose frente a la duquesa mientras lloraba a mares.
Andrea quien miraba el espectáculo desde lejos vio entrando a ambas mujeres y luego al emperador, el duque y sus hijos por lo que se acercó.
“Es mi momento de aparecer”
Max entró solo para sentirse aliviado, la mujer en esa cama no es su esposa.
El emperador se veía indignado, llevó de regreso a su hijo a la habitación y lo hizo arrodillarse a un lado de Keila que no dejaba de llorar.
—¿Piensas huir? Eres realmente un descarado.
Mauricio, apretaba sus puños, no sabía qué decir ante tal humillación y escuchar a su esposa pidiendo perdón solo lo enfureció más.
—Por favor emperatriz perdóneme, esto lo hizo Andrea, fue ella quien me drogó. Esposo debes creerme.
—Callate mujerzuela. —dijo Mauricio, aunque sabía que quien debía estar allí era Andrea, el humillado fue él y no Max como esperaba.
—Esposo por favor.
—¿Qué pasa aquí? —dijo Andrea entrando al mirarlos a todos hizo una reverencia. —sus majestades.
—Tu perra, tú me hiciste esto —dijo con ira Keila —querias dañarme.
—¿Yo? Lo siento pero todos vieron que yo me sentí mal durante el banquete, tú me trajiste aquí y me dejaste, pero en cuanto me sentí mejor salí a tomar aire fresco, ¿Qué hiciste Keila? ¿No me digas que eres amante del príncipe? —dijo mostrándose sorprendida cubriendo su boca.
—Tu…
—Max esposo, aún siento un poco de dolor de cabeza. —dijo tocando un lado de su cabeza.
—No te preocupes esposa, creo que no tenemos nada que hacer aquí, no es nuestro problema.
—¿Cómo que no? —dijo la duquesa caminando hacia ella tomándola del brazo —Keila no debería estar en esta cama, Tu lo hiciste porque querías vengarte de ella.
—Madre por favor suéltame me lastimas, siempre que algo malo pasa quieres hacerme responsable —Andrea bajó su cabeza viéndose lamentable. —¿Por qué tendría que estar en esa cama? Yo soy fiel a mi esposo, jamás me acostaría con alguien más, además ¿De qué venganza hablas?
—Tu detestas a mis nueras al ser mejores que tú, querías dañarlas de esta forma tan vil —fingió verse lamentable votando algunas lágrimas —¿Por qué tienes que odiarlas? Ellas son niñas nobles, por eso las odias.
—Madre, ¿Qué cosas dices? Yo jamás les guardaría rencor —se cubrió el rostro y un llanto ahogado se escuchaba —esposo —se recostó en el pecho de Max —¿Por qué todos los problemas de la mansión terminan siendo mi culpa? Realmente soy lamentable.
—Está vez no es tu culpa, tú no eres quien fue infiel arruinando la reputación de la familia, padre, tienes que aclarar esto por el bien de mi esposa.
—Mauricio. Debes divorciarte y sacar a esta mujer de la mansión.
—No padre por favor, me han calumniado, padre no me hagas esto.
—Qué descaro —dijo el emperador con voz fuerte —¿Acaso piensan que estamos ciegos? aquí los únicos culpables y asquerosos al cometer semejante acto en el palacio son estos dos —señaló a Keila y Jacoob —tu… hijo ingrato te atreves a acostarte con un mujer casada, serás castigado en tu palacio hasta que piense que hacer contigo, todos tienen prohibido visitarte.
—Padre por favor no me hagas esto —aun de rodillas fue hacia su padre agarrándolo de la ropa —perdoname.
—¡Callate! —le dio una bofetada haciendo caer al suelo ante la mirada nerviosa de la emperatriz.
—Esposo por favor perdona a tu hijo.
—Pasen mi orden, el primer príncipe Jacoob está castigado, no puede salir de su palacio y tampoco recibir visita hasta nuevo aviso.
—Esposo —la emperatriz se arrodilló —retira tu orden.
—Duque, usted verá que hacer con su nuera no es mi problema. —dicho esto el emperador se dio la vuelta, dejando al resto en esa habitación.
Detrás salió el príncipe siendo llevado por unos guardias y la emperatriz.
Andrea se separó de Max y limpio su rostro, caminó hacia la duquesa quien apretaba sus puños.
—Madre, ¿Por qué querías hacerme daño?
—Tu… Le hiciste esto a Keila ¿verdad?
—Madre, te lo dije, yo no hice nada, solo abandone la habitación y Keila no sé cómo llegó aquí, ella es la única culpable.
—Maldita mentirosa, me drogaste con el pañuelo en tu mano.
—¿Cuál? —descubrió sus manos —¡Ah ya! Hablas de aquel en el que dejé caer el vino que me dieron a beber, pues… —tomó una pose pensativa —lo voté, entonces ¿Ese vino tenía droga? Qué mal.
Dicho esto se dio la vuelta y caminó hacia Max.
—Solo les devolví lo que querían darme, cada golpe que intenten será regresado con más fuerza, no estoy dispuesta a seguir aguantando. Keila, prepárate para irte de la mansión. —dicho esto salió de la habitación con Andrea del brazo. Quienes estaban fuera no entendían nada, tenían entendido que quien gemía era esa mujer y al parecer no, por lo que se asomaron a la puerta incluida la familia de Keila.
El duque miró a la duquesa y negó con la cabeza.
—Quisiste dañar a Andrea y ocasionaste esto, creí que ya habías hecho suficiente pero me equivoqué. Mauricio saca a esa mujer hoy mismo de la mansión —dicho esto se giró saliendo —llevense a su hija, ya no es parte de mi familia, agradezcan que no la mandó a encerrar ante esta humillación.
Andrea a un lado de Max sonreía, aunque él intentará ocultarlo también sentía un fresquito.
—¡Mate dos pájaros de un tiro!