Códigos Del Corazón. (Amor En Tiempos Robóticos)

Elora:

Un golpe en la puerta interrumpió el trabajo de la Doctora creadora de robots. Frustrada se levantó de su silla, ella pidió explícitamente que no la molestaran. Ensamblar un androide pieza por pieza no era trabajo sencillo, pero quien fuera, escucharía.

Elora abrió la puerta lista para la diatriba de palabras que iba a lanzar contra el desconocido pero se detuvo al ver al Spencer.

Ella frunció su ceño viendose confundida, verlo dos veces en la misma noche, era extraño.

—¿Sucedio algo con Maxwell? —Pregunto ella irritada.

Spencer le dio una sonrisa cordial y entró en su oficina sin ser invitado.

—Su trabajo ha sido impecable como siempre Doctora Elora. Solo vine porque necesito los archivos y el control total de robot.

Esto sorprendió a la mujer, de vez en cuando se hacían chequeos de rutina. Ella no lo llamaría espiar a sus clientes, solo asegurarse de que estuvieran cumpliendo con los tratos estipulados en el contrato.

Esto era justo lo que había hecho Elora, espiar a Aria Stelle, por medio de Maxwell. No hizo preguntas solo acató las órdenes de Titania.

Elora continuó. —¿Porqué quieres que te de el control de Maxwell? —Preguntó confundida.

Spencer cruzó las manos detras de su espalda y adoptó una posición digna de un militar. —Max ha incumplido el acuerdo, ha estado teniendo contacto con la señorita Aria Steele.

Elora negó sintiéndose sorprendida. —No creo esto, él no arriesgaria la seguridad de su madre —dijo con voz defensiva. Le había tomado cariño al chico por su sacrificio.

Spencer estrechó su mirada, lo que la hizo estar en su punto de mira. La doctora, estaba permitiendo que sus sentimientos interfieran en su trabajo. Debía informarselo a Titania, ella sabría que hacer.

—Doctora Elora, como dije, Max rompió el contrato. A partir de aquí la Señora Titania se encargará de esta situación —dijo él extendiendo su mano para que le diera la información.

Elora evitó mostrar en su rostro una mueca de disgusto hacia Spencer. Nunca le gustó que llegaran a darle órdenes en su trabajo, pero no podia hacer nada. Titania era la directora y sí era una orden suya, debía acatarla

Por otro lado, sí todo lo que Spencer decía era cierto. Max tendría que defender su caso en la corte. Solo esperaba que el pobre chico lograra salir bien esto.

Elora se dirigió a su base de información central y extrajo en una terminal de reserva, toda la información de Maxwell. Su creación.

Una vez terminado el proceso. Elora se dio la vuelta para enfrentar a Spencer, quién aún seguía en la misma posición militar.

Con postura rígida, ella se acercó al hombre corpulento y le dio toda la información. —Aquí tiene todo.

Spencer recibió la terminal con una sonrisa cordial. —Doctora Elora, gracias por su servicio —dijo el hombre y salió de su oficina.

Solo cuando lo vio irse, la expresión de Elora se transformó en molestia. Había empleado mucho de su tiempo en la creación de ese robot para que ahora se lo quitaran y no solo eso.

Ella solo queria ver a Maxwell cumplir su propósito sin fallar, aunque esta vez no había sido el robot el responsable, sino Max y Aria.

Sacudió su cabeza, a pesar de la molestia también sintió preocupación y miedo. Esas últimas palabras de Spencer "Gracias por tu servicio", la hicieron creer que las decía con otro sentido.

—Algo está mal —dijo Elora en voz alta.

No era la primera vez que le quitaban el control de una de sus creaciones o que se presentara una infracción por parte de los individuos que habían vendido sus vidas a Robo Tech. Titania siempre la mantuvo al margen de las practicas y procedimientos que se llevaban a cabo a las personas que cometían el desacato.

Siempre le dijeron que estos hombres y mujeres, tenían un juicio ante la corte para defenderse. Hace un año, rara vez se presentaba esto, pero ahora las personas incumplían el contrato con mayor frecuencia, lo que hizo que Elora pensara que esto no era normal.

—Algo estaba pasando. —Repitió a nadie.

Se acercó a su escritorio y tomando su terminal, buscó a su cliente más antiguo.

La pantalla inmediatamente mostró error. Elora frunció el ceño y buscó por el apellido pero se volvió a presentar la misma inconsistencia.

Error, en cada uno de los nombres de las mujeres y hombres que habían recurrido a ella para vender su identidad. Por obvias razones tendría que haber algún tipo de información de ellos; como por ejemplo, sus casos en la corte o las multas que debían pagar, pero no habia nada.

Ahora que Elora lo pensaba, no había vuelto a ver en persona a estos individuos que habían incumplido sus contratos con RoboTech.