Victoria Lotton, es una joven empresaria, dueña de una pequeña textilera, a sus 22 años se encuentra a punto de casarse con el amor de su vida, su vida perfecta está a punto de comenzar, lo que no sabe es que su matrimonio jamás será llevado a cabo.
herida y humillada públicamente, busca venganza a como de lugar, así tenga que casarse por conveniencia, con Maximiliano un importante y despidiado millonario, para lograr que el hombre que le rompió el corazón pague todo el daño causado.
¿podrá Victoria conseguír la venganza que desea, sin sufrir daños por casarse con Maximiliano?
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capitulo 16
Salí del despacho a buscar a victoria, debía infórmale que ya habia invitado a mi padre y su adorada familia, pero no la conseguí.
pase por la cocina, había un olor suculento, así que decidí ir a ver qué preparaban
-buenas!- le.dije a Mary y Rosa, pero ellas se pusieron muy nerviosas
-señor Maximiliano, se le ofrece algo?- dijo Rosa con nerviosismo.
-queria ver qué olía tan bien por aquí.
-es la cena que mando a preparar la seño, victoria.- respondió Mary.
-y cuál es el menú?
-asado, arroz de coco, y ensalada... el postre lo estaba haciendo ella personalmente.
bien todo parecía perfecto a excepción de ese arroz, desde siempre lo he detestado, no iba a comer eso porque a mi mujer se le diera por consentir a mi padre.
-Rosa, hágame otro tipo de arroz para mí.
-señor, para usted la señorita hizo una pasta a la boloñesa- dijo Rosa sonrojada .
me tomo totalmente por sorpresa, pensé que victoria me obligaría a comer igual que todos, comprendo que quizás no supiera que odiaba esa comida, pero al parecer le habian dado la información necesaria.
-quien le dijo a mi mujer que el menú que serviría no era de mi agrado?- pregunte con autoridad.
-la... la señora leila.
salí de la cocina a buscar a Leila, necesitaba preguntarle por qué le había dicho a mi esposa que ese plato era mi favorito.
-leila, te estaba buscando- le dije mientras la veía colocar la mesa.
-niño max, que ha pasado?
-victoria dónde está?
-a salido con Fabián a comprar algunas.cosas que faltaban para el postre.
una mujer que piensa en todo, me alegra tener a mi lado a una mujer capaz.
-por que le dijiste a victoria que a mí se me hiciera pasta?- dije a la defensiva.
-no, señor, yo no le dije a la señora que a usted le gustaba la pasta, ni la pizza, ni ninguna de sus comidas.
-ah no?
-no mi niño, le di uno de los platos que a tu. padre le gustan, y le mencioné que a usted no, solo eso.
-estas segura?- la desafíe a ver si me mentia.
-totalmente señor!
-muy bien, gracias Leila.
esta mujer era la mejor, había acertado con uno de mis platos favoritos, y se lo agradecía de corazón.
subí a mi habitación para arreglarme y esperar la llegada de esa gente.
tome un jean, una camisa manga larga, y los dejé sobre la cama, no pretendia vestirme tan formal para ellos, pero no podía ser tan informal porque papá se molestaría.
me duche, me vesti y recogí las mangas de la camisa hasta los codos, entre a la habitación de Victoria no la vi, me acerque al baño y la pude escuchar cantar mientras se bañaba.
una sonrisa se dibujo en mi rostro, necesitaría espacio así que baje a esperarla en el salón principal.
mi padre tenía la dicha de la puntualidad, así que antes de ser las 7 ya habían llegado.
-max, hijo, tu casa es hermosa- me dijo apenas entró.
-donde está mi. bella dama?
-se está terminando de alistar.
en eso entro Ignacio, y adelaida tomada del brazo de Samuel.
-esperaba que tu casa fuera.... no sé más a tu altura Maximiliano- dijo en tono burlón.
-de que hablas mujer, está en la mejor zona de la ciudad, es elegante, grande...
-yo espero comprar la mía en las villas- dijo Samuel tratando de opacarme.
-las villas es nada comparado aquí Samuel, cualquiera puede comprar en las villas, a diferencia de aquí, que debes tener un estatus significativo y contactos para que te puedan vender una propiedad- sabía que mi padre estaba asombrado, el había intentado muchas veces conseguir una casa en esta zona, pero no había podido conseguirla.
-si, el dueño de la inmobiliaria que se encarga de esta zona, es cliente de mi empresa.
mi padre, estaba maravillado, pero podía ver cómo mi madrastra y hermano se morían de la envidia.
-wow, yo quiero ser tu socio más adelante - dijo Ignacio
-ya lo veremos, pero por favor, vayan pasando al comedor, ya mi mujer baja.
mi padre e Ignacio caminaron hacia el comedor, pero Samuel y adelaida se quedaron para presumir un poco.
-espero que tú prometida sea digna de llevar tu apellido, y no que te hayas casado con cualquier mujerzuela solo por la compañía.- dijo adelaida con malicia
-por cierto dónde está tu novia que no nos ha recibido?- dijo Samuel con una sonrisa de suficiencia, esa que en pocos minutos se iba a borrar.
-aqui estoy- dijo victoria bajando por las escaleras.
ambos se quedaron asombrados, a Samuel parecía que le iba a dar un paro respiratorio, podía escuchar su corazón que estaba a punto de salir de su pecho.
a diferencia de él, victoria se veía segura y tranquila, el vestido dorado que había comprado hace una semana, la hacia resaltar sus atributos, su escote en corte V en la parte superior atraía las miradas de cualquiera, era tan sensual, tan elegante, un total deleite verla caminar.
-paso algo cariño?- dijo al llegar a mi lado
-tu... tu...- dijo Samuel como pudo.
-pasa algo hijo ? conoces a victoria?- dijo papá a mi espalda.
pude ver cómo a mi mujer se le dibujaba una sonrisa de suficiencia en los labios.
samuel no había podido salir de su asombro, aunque adelaida ya se había recuperado.
-no cariño, como vas a creer eso, es que se parece a una prima de nosotros.- dijo tratando de salvar la situación.
-a cuál prima mamá?- pregunto Ignacio tratando de buscar parecido con sus recuerdos
-a ninguna- dijo victoria- no puede compararme señora porque yo no soy cualquiera, así que discúlpeme, quizás me ha visto en la calle- dijo victoria fingiendo inocencia.
-aunque el se parece mucho a mi ex novio cariño- dijo como si me contará un secreto- el que te comenté que me mintió.
Samuel palideció aún más.
-hijo, te sientes bien?- pregunto mi padre preocupado.
-si, yo solo necesito agua- dijo mientras hiperventilaba.
-pasemos al comedor don máximo, la cena se va a enfriar, su hijo, Sebastián ya nos alcanzara- dijo victoria mientras tomaba el brazo de mi padre y lo dirijia al comedor.
-es Samuel, cariño- le corrigió mi padre dulcemente.
-bueno, da igual, el ya se pondrá mejor, ahora venga, que le prepare está cena especialmente para usted.
yo me quedé atrás sonriendo con esa arrogancia y malicia que me caracterizaban, no podía negar que victoria se había lucido con su entrada, mi madrastra y su hijo aún no se reponían por completo de la sorpresa, de verla a mi lado.
-hermano, creo que mi mujer es mucho mejor que la tuya- le dije y los dejé solos en el salón.