NO SOY BUENA.

... Dos días después, en una habitación del mismo hospital, Diego se está retorciendo de dolor. La paliza que Rodrigo le dió lo dejo muy mal.

Roberto se entera por el padre de Diego que esté está en el hospital y va a visitarlo .

— Te ves terrible. ¿Qué sucedió? — Diego no se atreva a confesar lo que intento hacer. Roberto nunca se lo perdonaría.

— Preguntale a Melisa.

— Ella no te mandaría a golpear.

— No. A mí nunca me haría daño. Pero a Emily si.

— ¿Qué sucedió con Emily?

— Melisa la mando a secuestrar. Y abusaron de ella.

— ¿Qué? — Roberto no cree que Melisa hizo algo como eso. — Es imposible. Meli nunca...

— Ya basta. Deja de decir que ella nunca esto y nunca lo otro. Ella es una maldita.

— Te prohibo que te expreses así de ella. ¿Cómo puedes asegurar que fue la que lo hizo?

— ¿Y quién más? ¿Mi padre?

— No se quién fue. Pero Melisa no. Si tengo que meter las manos al fuego por ella lo haré.

Roberto se va muy molesto. Llama a Melisa pero está no responde al teléfono. La busca en su casa y Lupe le informa que ella está en el hospital. Roberto pregunta en qué hospital, luego se va corriendo a verla.

Al llegar con ella y verla golpeada se sobresalta.

— Amor. ¿Qué te sucedió? — Melisa no sabe si debe contarle la verdad.

— No es nada.

— ¿Cómo puedes decir eso? Mírate. Tú precioso rostro nunca debería estar así.

— ¿Ya no te gusta mi rostro? — Ella trata de hacer un chiste. Pero Roberto no tiene ánimo para escuchar eso.

— Melisa no me cambies el tema. ¿Quién te hizo esto?

— No quiero hablar sobre eso. Por favor.

— Melisa.

— Quédate conmigo si quieres. Pero no me preguntes nada. ¿Si?

— Está bien. — Roberto se acerca a ella e intenta tocar su rostro. Melisa se hace para atrás y el entiende que no es momento para tocarla.

Unas horas después Roberto se va del hospital, en la puerta de la habitación se encuentra a Rodrigo y le reclama por no protejer a Melisa cómo debía.

— ¿Dónde carajos estabas? ¿Por qué dejaste que eso le pasará?

— Primero, no me grite. Y segundo, no tengo por qué darle explicaciones. Si las quiere. Pidaselas a su amigo Diego.

— ¿Por qué debo pedirle explicaciones a el?

— Pregúntele por qué está en el hospital.

— ¿Tú lo golpeaste?

— Si. Pero lo hice por una buena razón. — Roberto cree entender lo que sucedió, busca la habitación de Diego y lo interroga.

— ¿Le pegaste a Melisa?

— Estaba fuera de mi. — Responde un poco apenado.

— ¿Cómo te atreviste? — Roberto quiere golpearlo, pero el sigue grave así que se contiene. — Eres un poco hombre. ¿Cómo pudiste levantarle la mano?

— Ya te dije por qué. Mando secuestrar a Emily, hizo que un hombre abusara de ella.

— Melisa no hizo nada. Ella no fue. Y vas a tener que pedirle perdón de rodillas.

— Nunca. Ella fue la que planeó todo eso. Por eso salió antes de que mi fiesta terminara. Ella organizó todo.

— No es así. No lo es y te lo voy a demostrar. — Roberto está decidido a encontrar pruebas que demuestren su inocencia.

... Al día siguiente Melisa sale del hospital, Roberto la acompaña a casa y le pide que lo deje quedarse con ella mientras se recupera completamente.

Melisa no lo deja. Pues está acostumbrada a su privacidad y además tiene alguien que cuida bien de ella. A Roberto no le agrada Rodrigo, pero no sé lo dice.

— Cuídate mucho. Y si necesitas algo, cualquier cosa, búscame en tus contactos.

— Gracias.

... Tres días después, Diego se siente mejor y pide su alta. El médico no quiere dejarlo ir tan rápido, pero Diego insiste en querer salir. Quiere ver a Emily, saber cómo está ella.

La insistencia tiene efecto y el doctor firma su alta. Sin embargo le pide que se cuide. Y no haga esfuerzos.

Diego sale del hospital y le pide a su chófer que lo lleve al departamento de Emily, cuando llega lo encuentra vacío y con una nota en la cama.

"No tuve el valor para terminar contigo de frente o por teléfono. Te amo, pero no soy digna de ti."

Diego se siente muy frustrado, muy triste y sobre todo muy enojado con Melisa.

— Nada de esto pasaría si Melisa no existiera. — Se dice lleno de ira.

— Señor. ¿Se encuentra bien? — Pregunta si chófer al verlo con unas lágrimas en las mejillas..

— Dile a Ramiro que busque en todas las salidas de autobús, en los aeropuertos, quiero que encuentre a Emily.

— Si señor.