Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
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Mal interpretación
Luego de que Rose se marchara a New York, Antón se llenó de mucho trabajo, todo a propósito, para no pensar en nada. Después de estar casi un mes separado de ella, Antón sentía que se volvería loco, mientras más intentaba no pensar en Rose, era cuando más pensaba en ella, también estaba el hecho de que la extrañaba como nunca había extrañado, debía admitir que la mujer se había metido en su mente, le había llegado a tener aprecio, por eso la extrañaba, al menos esa era la respuesta que Antón se daba a si mismo ante tal sentimiento de abandono.
Justo cuando estaba buscando algún tipo de pretexto para poder verla, vio que le enviaron un correo de la clínica ginecológica, decía que su esposa se encontraba en perfecta condiciones, pero que aún no habían logrado fecundar. Tal noticia, debía de ser molesta para Antón, ya que por lo visto, tendrá que seguir acostándose con su esposa hasta lograr dejarla embarazada. Para Antón fue todo lo contrario, una felicidad brotó de su ser y un sentimiento de esperanza, era como quitarse un gran peso que lo mantenía retenido y no lo dejaba vivir tranquilo.
En ese momento eran las doce de la madrugada, llamo a su secretaria y le pidió que le reservará un asiento en primera clase al primer vuelo que saliera a New York, está le indico que el vuelo más próximo era a las tres de la mañana de ese día.
- Resérvalo - por algún motivo, la necesidad de verla creció aun más en su interior.
Luego de organizar algunas cosas en su oficina, salió directo al aeropuerto, se chequeo y abordo el avión, por cuestiones que el desconocía, el vuelo se retraso una hora, terminaron despegando a las cuatro de la mañana.
Llegó a New York a las seis de la mañana, Antón tenía un hotel privado allí, en el cual una de la suite estaba siempre reservada para el, entro a la suite, se ducho y se cambió de ropa. Luego de eso sin desayunar, salio directo a buscar a Rose, entro en su auto y le pidió a Jackson su gualda espaldas, que le indicará la dirección.
Al llegar al edificio, Antón no podía creer que la hija de Ryan Thompson, viviera en un edificio tan poco atractivo, por no decir algo peor.
Entro en el edificio y subió hasta el tercer piso donde Rose vivía, busco el departamento trecientos cuatro, tocó la puerta, escucho voces que provenía de adentro, cuando abrieron la puerta y observo al hombre que le abrió, en el interior de Antón brotó un sentimiento que no supo explicar, ya que eran muchos.
Antón sentía mucha rabia, al ver a su hermano Alexander, sin camisa ni zapatos y con solo sus pantalones puestos, este en cuanto lo vio, no emitió ningún sonido, solo lo observó, Antón lo miro como mirar al enemigo. Los pensamientos de Antón se volvieron más locos al escuchar la voz de Rose llamarlo "Alex", no aguanto más y decidió entrar.
- Antón ? - la mujer estaba sentada en el mesón, por lo visto estaban desayunando, Rose estaba vestida de mono y camisa y por su cara estaba acabada de despertar.
- La doctora me avisó que aún no estás embarazada, vine a eso. - Antón ignoro la presencia de su hermano, que estaba parado detrás de él, aún con la mano en el pomo de la puerta.
- Porque no me avisaste? - Rose lo veía, sabía que la situación era fácil de mal interpretar.
- Acaso tengo que avisarle a mi mujer para acostarme con ella? - Antón estaba totalmente molesto y no filtraba sus palabras.
- Yo, creo que debería dejarlos solo, para que puedan hablar - Alexander tomo su camisa que estaba colgada en una silla y sus zapatos que estaban debajo de la misma silla.
- No, Alex, no te vayas por favor - Rose no quería quedarse sola con el mal genio de Antón - Estábamos desayunando, no arruinemos el momento.
- ¡Alex!?, vaya ya veo que la confianza entre ustedes es mucha, patito para ser fea eres bien astuta no, te casas con uno y te coges al otro, eso sería un ganar, ganar no crees. - Anton hablo con mucha irá
- Las cosas no son así, no es lo que estás pensando Antón - Rose se levantó de la silla, lo señalaba mientras hablaba viendo a la cara.
Al ver tal situación, Alexander salió del departamento y cerró la puerta, no quería intervenir y empeorar las cosas con su hermano, prefirió esperar a que se calmara y que hablara a solas con Rose.
- Vez lo que has hecho? hiciste que tu hermano se fuera - le gritó Rose, cuando vio que Alexander se fue.
- A ti que te te importa si mi hermano se fue, tu descaro llega a tal punto - el que Alexander le importara más que el, lo molestó aún más - O ya te habías hecho la película de amor con el ? Lo siento cariño, pero hay un problema, eres mia y de nadie más, entendiste.?
- Quien te dio a ti el derecho de decir que soy tuya, yo no soy ningún objeto para pertenecerle a nadie - Rose estaba muy molesta, como se atrevía a decir tales cosas, luego de haberla abandonado durante todo un mes, sin saber nada de él, pensando que la había echado al olvido - Además para que te quede claro, Alex se ha convertido en un muy buen amigo mío, que me apoya y me entiende, no tienes ningún derecho a venir aquí y decir cosas que no son..... aaaah, que, que demonios haces - Antón la cargo en sus hombros, comenzó a abrir las puertas del departamento. - Que haces? bajarme...- Rose gritaba y pataleaba.
- Estoy buscando la habitación - Rose pataleaba para que la bajara - Quédate quieta enana. - Al abrir la puerta de la habitación, Antón la tiro en la cama, se quitó el saco y la corbata.
- Que crees que estás haciendo? - Rose estaba boca arriba, sostenida por los codos.
- Te voy a enseñar, que eres de mi pertenencia y de nadie más - Antón se quitó la camisa y se monto en la cama, como asechando hasta quedar sobre Rose.
- Estás loco, sueltame Antón - la tenía agarrada en cada mano por las muñecas.
Antón la beso fuertemente, le mordió el labio, agarro las manos de Rose con una sola mano, para con la que le quedó libre romperle la camisa de un tirón.
- Dime, que hiciste con mi hermano ? - Antón admiraba los pechos desnudos de Rose, comenzó a lamerlos y saborearlos - Hicieron este tipo de cosas? ya te toco?
- ¡No! Antón para, para por favor - Rose apenas y podía hablar por el placer causado por el tacto de Antón.
- Dices que pare, pero tú cuerpo dice lo contrario - siguió besando cada vez más hacia abajo, hasta llegar a su ombligo - Yo solo estoy revisando que no hayan tocado lo que por derecho es mío - le quitó el mono y la panty, comenzó a besar su intimidad, provocando una fuerte corriente de placer en el cuerpo de Rose - Dime Rose, que hiciste con mi hermano, te toco aquí? - metió sus dos dedos dentro de ella.
- No, no, aaah - Rose apenas y podía hablar, todo su cuerpo estaba invadido de las sensaciones que Antón le provocaba - Nosotro....sol....somos ..amig - no pudo resistir el gemir.
Al escuchar los gemidos de Rose Antón no pudo contenerse más, sentía que su miembro iba a reventar, lo saco de sus pantalones, apenas rozo el clítoris de Rose, está no pudo evitar gemir, deseaba con mucha fuerza el tenerlo dentro, tanto que Antón pudo notarlo, lo introdujo dentro de ella, estaba muy apretada, sentía como su interior latía del placer, se sentía demasiado bien para el estar dentro de ella, era algo que lo volvía loco, nunca pensó en perder así el control de sus actos y menos por una mujer.
Comenzó a penetrarla una y otra vez fuertemente, quería hacerla entender que ella era solo de el, Rose correspondía con movimientos de cadera lascivos, era como si fueran un solo ser, totalmente coordinados, teniendo las mismas sensaciones.
- Eres mía Rose, solo mía - las embestidas de Antón eran cada vez más fuertes y rápidas, sentia como el interior se ella, lo apretaba, estaba toda mojada y caliente, era delicioso.- ¡Dilo! Rose, di que eres mia. - Embestida
- Si.. si.. so, soy tuya - Rose creía perder el control de su cuerpo ante tanto placer, casi no podía respirar de tanto gemir - Siempre he sido tuya, Antón.
Aceleraron el movimiento y lo hicieron fuertemente profundo, Antón quería llegar hasta lo más recóndito de su ser, al mismo tiempo se repartían besos de lujuria mezclados con sentimientos de anhelo, pasión y algo más, hasta que llegaron juntos al clímax. Quedando totalmente cansados, respirando rápidamente por la falta de aire y en cansancio. Antón se quedó sobre el pecho de Rose acostado, escuchando el fuerte palpitar de su corazón y sin pensarlo le dijo.
- Te extrañe....