Después de una larga y feliz amistad llega un penoso y accidentado matrimonio para terminar en un frío y amargo divorcio
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Un favor no se paga
Isabella había llegado al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy cuando entro a un establecimiento de café, al no tener maletas podía irse en cuanto bajara del avión sin tener que hacer la molesta espera del equipaje.
La pantalla de televisión llamo su atención, la noticia sobre el acto terrorista contra el vuelo 626 de Air France ya había recorrido el mundo, Isabella se dio cuenta que era el vuelo que ella había cedido.
Sintió que una oleada de emociones llegó a ella, lo primero en que pensó fue en la salud de su madre.
Su celular no funcionaba en ese extremo del mundo, había cambiado algo de dinero por dólares busco de inmediato un lugar donde compara un teléfono, tenía que llenar una serie de documentos pero si Inglés americano no era el mejor, comenzaba a desesperarse.
Había un hombre con ropa casual hablando por teléfono y, Isabella se acercó a él algo avergonzada y en su deficiente inglés le pidió le prestará su celular para llamar a su casa.
El hombre se negó y siguió caminado, ella pido a varias personas pero todos se negaban o la ignoraban.
Un hombre vestido con traje se acercó a ella.
— ¿Necesitas ayuda?
— Si, necesito hacer una llamada, pero, tengo dinero pero nadie me quiere prestar su celular, es solo un minuto. – dijo Isabella con la voz quebrada.
Un guardia de seguridad que ya había sido alertado de que una persona estaba molestando a los transeúntes iba en su dirección.
— Señorita, necesitamos que nos acompañe – dijo el guardia de seguridad que iba acompañado por otros dos.
El hombre de traje, se paró frente a Isabella.
— Dígame que pasa, ¿por qué se quieren llevar a mi novia?
— Nos dijeron que la señorita estaba molestando a las personas que pasan.
— Fue solo un mal entendido, ahora mismo mi novia y yo nos vamos de aquí.
— Está bien, solo cuide que esto no vuelva a suceder, es extranjera y se puede deportar si en cuanto pisa territorio americano comienza a crear problemas.
— Si, disculpe, no habla bien Inglés, solo quería que alguien me llamara por teléfono ya que el suyo no es de está región. Pero ahora mismo nos vamos.
El hombre abrazo a Isabella, en cuanto estuvieron lejos del hombre de seguridad Isabella comenzó a agradecerle.
Pero entre más rápido hablaba menos se le entendía, entonces el hombre comprendió que el problema no era su inglés sino que estaba tan emocional, además el Inglés que hablaba era Británico no Americano, aún cuando tienen la misma raíz no suena igual.
— Intenta calmarte, te ayudaré, solo cálmate por favor.
Isabella pensó en su hijo en el vientre, ya había pasado por muchos momentos amargos en los últimos días, tenía que encontrar la tranquilidad para llevar un feliz embarazo.
— Bien, ya estás mejor, toma, este es mi teléfono, puedes hacer las llamadas que necesites.
— Gracias.
Isabella quería marcar el número de su padre pero nos avía la clave.
— Tengo que llamar a Ciudad Capital pero no sé la clave.
— Yo llamo muy seguido para allá, estoy por cerrar algunos negocios, así que es está...
El hombre tecleo los primeros dígitos y entrego el celular a Isabella.
Sonó varias veces hasta que por fin contesto su padre.
— Papá, soy Isabella, estoy bien, no se preocupen, ¿cómo está mamá?
El padre de Isabella estaba en conmoción, estaba intentando comprobar si su hija si había abordado el avión, ya habían pasado varias horas y no había tenido noticias de ella, llamo varias veces a su hijo, él también se encontró con la sorpresa del accidente del avión.
— Isabella, hija, de verdad eres tú.
— Si papá, soy yo, acabo de llegar al aeropuerto John F. Kennedy y vi la noticia, ¿cómo está mamá?
— Tu mamá aún no sabe nada, estaba preocupado por ti, mi personal estaba haciendo todo lo posible para saber si si habías abordado el avión.
— Si, papá, si tome el vuelo pero a último momento cambie de destino, perdoname por no decirte antes de despegar.
— Es un alivio saber que no estabas en ese avión.
— Perdoname por hacer las cosas sin informarte, debí hacerlo – dijo Isabella llena de remordimiento por preocupar a su padre.
— ¿Estás completamente sana?
— Si, si, perfectamente, estoy en Estados Unidos, pensé que Massimiliano me buscaría en la villa con mi hermano así que decidí cambiar el vuelo con alguien más.
— No sabes lo preocupado que estaba, ¿este es tu número? para mantenernos en contacto.
— No papá, una persona me prestó su teléfono, en cuanto tenga uno te llamo de nuevo, llama a mi hermano, que no se preocupe, también a Phillen, debe de estar preocupado, nisiquiera me despedí de él.
— Si hija, debes de descansar, el viaje fue largo, cerca de 13 horas en un avión debe de ser pesado.
— Si papá, el jet lag comienza a hacer efecto, me quedaré en un hotel en lo que encuentro en donde vivir, así que te llamaré del hotel.
— Cuídate mucho hija, le avisaré a tu hermano y a Phillen, te amo querida Isabella.
— Yo también.
Isabella se calmo al escuchar la voz de su padre, también al saber que su madre aún no sabía del accidente, esperaba que Phillen tambien pronto supiera que ella estaba bien.
Devolvió al hombre su teléfono celular, también saco de su cartera un billete de cien dólares y se lo entrego.
El hbre solo recibió el teléfono, dio de regreso el billete a Isabella.
— Fue un favor, los favores no se pagan.
— Usted es muy amable, la única persona dispuesta a ayudarme – dijo Isabella mientras se limpiaba las lágrimas de sus mejillas humedecidas.
— Espero que ahora estés mejor, tengo que irme. Cuídate.
— Gracias.
Isabella regreso a la tienda donde había intentado comprar el teléfono celular antes, lleno el formulario, ahora que ya estaba más tranquila pudo hacerlo rápidamente, busco en su bolso su identificación pero no la encontró, solo su pasaporte y Visa, pero no necesito más.
Después salió del Aeropuerto y fue a un hotel, tenía mucho sueño, pero también quería darse un baño, no llevaba nada más que lo que llevaba puesto, afortunadamente New York estaba lleno de tiendas, en la planta baja del hotel había una tienda de ropa de marca reconocida.
Después de registrarse bajo a hacer algunas compras básicas, regreso a su habitación, pidió servicio a la habitación, comió ligero y después se dio un baño.
Durmió cerca de 12 horas, había abordado el avión el día anterior por la noche, voló cerca de 13 horas, más el tiempo de abordaje y descenso, algunas horas más en las que llegó a la hotel y otra más en la que hizo las compras para cuándo se fue a la cama ya era de noche nuevamente, durmió cerca de 12 horas.