Después de ser vendida por su madre, incluso antes de morir, Anya acepta su trágico destino para no ser desalojada de la casa, donde debe 18 años de alquiler. Su destino: casarse con el dueño de la casa, a quien no conoce y cuyo rostro solo descubrirá el día de la boda.
Bento acepta este acuerdo para que ella pueda saldar la deuda. Sin embargo, él mantiene una relación con Leda, extremadamente celosa.
¿Logrará Anya superar todos estos obstáculos y sobrevivir a esta complicada situación?
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Capítulo 16
Bento, eres toda mía.
Respondo, sonriendo contra la piel de su cuello, donde deposito un beso lento.
Bento, tu coñito palpita por mí, ni siquiera lo he tocado bien, y ya quieres que esté dentro de ti, sabrosa.
Ella suelta un suspiro que roza el gemido.
Con el pulgar, presiono el clítoris de Anya. Está tan caliente, tan mojada, que mi polla palpita en su abdomen, latiendo, implorando entrar dentro de ella.
Anya... Ahh... Bento.
Pasé semanas controlándome, luchando contra cada impulso de tomarla, de arrancarle su resistencia con la lengua, con los dedos, con la puta de mi voluntad de follártela sin parar. Y ahora ella está aquí. De pie, frente a mí. Con las piernas abiertas. Con el olor dulce a sexo escurriéndose de ella.
Anya... Bento... Me... Ahhh...
Ella murmura, la voz necesitada. No termina la frase. Y ni siquiera necesita hacerlo, ya lo he entendido todo. Circulo su clítoris, y luego los dedos avanzan hasta encontrar los labios hinchados y resbaladizos. La piel está caliente, húmeda, latiendo bajo mi tacto.
Separo los labios del coño con dos dedos y paso el índice justo en medio de la hendidura, recogiendo la excitación que se escurre de ella como un néctar. Y lo chupo mirándola a los ojos.
Bento, joder... Sabrosa amor.
Murmuro con los ojos clavados en los de ella.
Bento, estás toda lista, amor.
Ella arquea el cuerpo contra el mío, y gime alto, un sonido desesperado e indecente, que vibra directo en mi polla. Las piernas se abren aún más, la cadera se mueve en busca de más toques, y los dedos de ella aprietan mis hombros con fuerza.
Bento, quieres mis dedos, amor, es eso lo que quieres.
Gruño, frotando despacio el clítoris con la punta del dedo, en un movimiento circular firme, torturante.
Bento, así mi amor, así me quieres, Anya.
Anya, sí, Bento.
Ella grita. Y cuando penetro dos dedos de una vez, no tan profundo, más firme, ella casi se desmorona. El coño me engulle con tanta hambre que necesito morderme el labio para no meter mi polla en ella ahora mismo. Está tan caliente, apretada y palpitando para mí.
Bento, grita para mí.
Exijo, colocando la boca pegada a la suya, nuestras respiraciones mezclándose.
Bento, grita, gime, quiero que te vengas en mi dedo, amor, di que este coño es mío. Y juro que voy a hacerte venir tanto que vas a implorar que pare.
Ella gime, contorsionándose, follando mis dedos con la cadera, completamente entregada.
Anya, es todo tuyo, solo tuyo... Ahhh... Amor.
Bento, toda mía.
Mi pulgar continúa presionando el clítoris, circulando con precisión, mientras mis dedos se deslizan por entre los labios resbaladizos de su coño virgen.
Ella es tan apretada, tan mojada, que solo con frotar mis dedos en el lugar correcto, mi mujer comienza a perder el control. Las piernas tiemblan, el cuerpo se arquea y los gemidos se vuelven más altos y desesperados.
Anya, ahhh, Bentooo...
Anya susurra, como si se estuviera rompiendo.
Bento, ven...
Murmuro contra su boca, rozando los labios con los de ella.
Bento, no era así como querías, que te tocara hasta que te deshicieras.
Ella suelta un gemido más agudo, como si fuera un pecado grave, como si el crimen de haber hecho que su cuerpo se entregara y se deshiciera en mis dedos.
Anya, hummm, amor, qué delicia.
Anya se abalanza sobre mí, me empuja con fuerza, pegando el cuerpo al mío hasta que mi espalda golpea contra la pared fría de la habitación.
Su respiración está pesada, las manos se hunden en mi piel desnuda, las uñas arañan con fuerza suficiente para marcarme. Ella me besa con mucha fuerza, sin coordinación, pero llena de deseo. Su boca toma la mía como si quisiera arrancarme todo lo que acabo de causar dentro de ella.
Bento, Anya, tu traviesa.
Murmuro contra sus labios, la voz inestable, grave, el cuerpo en combustión. Ella no quiere oír mi voz, pues me calla con otro chupetón en los labios, gemí a nuestros besos. La lengua invade mi boca sin delicadeza, salvaje, caliente y desesperada.
Intento sujetar su cintura fina, dominarla de vuelta, pero ella araña mi pecho, y se agacha de nuevo.
Anya, quiero que fodes mi boca de nuevo.
Gruñe, los ojos clavados en los míos. Anya me lame despacio, como si estuviera saboreando cada centímetro de mi polla, hasta que se detiene en el fondo de su garganta, ella vuelve toda la extensión succionando, sus chupadas son demasiado rápidas. Parece que me está desgarrando en pedazos, de la misma forma que hice con ella.
Anya, quiero toda tu leche, amor.
Bento, es tuya, traviesa, voy a hacer que te la bebas todita.
La risa que escapa de mi pecho es ronca, casi sin aire. Inclino la cabeza hacia atrás, exponiéndome más para ella, aceptando sus deliciosas chupadas.
Bento, haaaa, carajo amor, así me vengo.
Ella engulle mi polla toda de nuevo, más fuerte. Las manos van en vaivén con las chupadas sabrosas. Apoyado en la pared de la habitación, comienzo a follar la boca de Anya, sintiendo el aliento caliente de mi pequeña traviesa virgen. Solo oigo el sonido que sale de su boca cuando estoco sin piedad, no es eso lo que ella quiere, entonces toma.
El olor del sexo de ella todavía pegado en mi piel, en mi pecho arañado, en mis manos mojadas con el corrido que se escurrió de su coño, se mezcla con mi sudor, ver a Anya arrodillada, con mi polla en su boca es la escena más linda que ya vi, tenerla entregada a mí, no aguanté, y rocié toda mi mierda en su boca y la hice tragarme mirando, le acerté una bofetada leve en su rostro, y la levanté por el cuello, tomando su boca con mi sabor.
Bento, ahora voy a chuparte toda mi amor.
Anya, sí amor, mi cuerpo quiere tu boca, Bento.
Llevo a Anya en brazos hasta la cama, y tiro flores en su cuerpo, una perfección en un cuerpo de mujer, mi mujer, voy a marcarla tan bien, que será solo mi propiedad, nunca será de nadie más.
Bajé mis besos tomando sus senos abundantes, en la boca, Anya gime, y sujeta mis cabellos, paso para el otro, y me quedo en esa tortura deliciosa, entre sus senos, su pezón se pone rojo de tanto que chupo, bajo chupando cada parte de su barriga, hasta el coño de Anya, pasé la lengua, y ella jadea, gimiendo mi nombre.