Josh es un joven psicólogo que comienza su carrera en una prisión de máxima seguridad.
¿Su nuevo paciente? Murilo Lorenzo, el temido líder de la mafia italiana… y su primer amor de adolescencia.
Entre sesiones de terapia peligrosas, rosas dejadas misteriosamente en su habitación y un juego de obsesión y deseo, Josh descubre que Murilo nunca lo ha olvidado… y que esta vez no piensa dejarlo escapar.
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Capítulo 19
El sol aún no había amanecido cuando los hombres de Murilo irrumpieron en el apartamento de Rafael. El chico se despertó con un trapo metido en su boca, cuerdas atando sus muñecas antes de que pudiera gritar.
— **¡Mmpphh!**
— **Cállate, guapo** —gruñó uno de los matones, metiéndole una bolsa en la cabeza.
El coche avanzó por caminos llenos de baches hasta llegar a un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. El sótano era húmedo, el olor a moho y sangre vieja impregnado en las paredes de hormigón.
Rafael fue arrojado al suelo, la bolsa finalmente retirada.
— **¿D-Dónde estoy?** —su voz temblaba, los ojos muy abiertos en la oscuridad.
La puerta del sótano se abrió con un chirrido.
Pasos firmes.
Botas de cuero negro aparecieron en su campo de visión.
— **Señor, encontramos al tipo** —dijo uno de los matones.
Murilo Lorenzo sonrió, encendiendo un cigarrillo lentamente. La llama del encendedor iluminó sus rasgos afilados por un segundo.
— **Excelente. Que empiece la diversión.**
Rafael tragó saliva cuando vio bien el sótano. Era pequeño, sucio y oscuro, pero eso era lo de menos. Las manchas marrones en el suelo no eran de agua.
— **¿Q-Qué he hecho?** —su voz resonó en la habitación vacía.
Murilo sacó su arma favorita de la cintura, una Glock personalizada con detalles en oro.
— **Hablas demasiado, ¿sabes? Eso me irrita.**
— **¡No he hecho nada! ¡Déjeme ir, por favor!**
Murilo soltó una risita baja, acercándose.
— **Sí que lo hiciste. Te insinuaste a mi novio.**
Una pausa. Miró al techo, pensativo.
— **Ah, está bien... todavía no es mi novio. Pero lo será.**
Rafael comenzó a llorar.
— **¡No lo sabía! ¡Lo juro!**
Murilo suspiró, aburrido.
— **Mejor haberlo sabido.**
Levantó el arma, apuntando entre los ojos de Rafael.
— **Mira, normalmente me gusta torturar a la gente. Me gusta oír gritos, ¿sabes?** —Murilo inclinó la cabeza—. **Pero qué sé yo... eres tan aburrido que ni siquiera quiero.**
— **POR FAVOR, SEÑOR MURILO, NO ME—**
***BANG.***
El disparo resonó en el sótano. El cuerpo de Rafael cayó hacia atrás, un agujero humeante en medio de la frente.
Murilo guardó el arma, volviéndose hacia los matones.
— **Saben qué hacer con el cuerpo, ¿verdad?**
Los hombres asintieron, ya sacando bolsas de plástico gruesas.
Murilo sacó el celular del bolsillo y envió un mensaje:
**"No tienes que preocuparte más por él, mi amor."**
Al otro lado de la ciudad, Josh se despertó con el sonido de la notificación. Su sangre se heló al leerla.
Sabía exactamente lo que eso significaba.
Y peor aún, una parte de él *disfrutó* saber que Murilo había hecho aquello por él.
El sol de la mañana entraba suavemente por la ventana del apartamento cuando Josh se despertó. Por primera vez en días, se sintió... **ligero**. El peso de las últimas semanas parecía haberse disipado, aunque solo fuera un poco.
Se levantó, se cepilló los dientes, se puso una camisa casual y unos jeans, nada de bata blanca hoy.
*"Un día normal"*, intentó convencerse a sí mismo.
La cafetería era acogedora, llena del olor a café fresco y pan de queso recién salido del horno. Josh se sentó en un rincón, abriendo su notebook mientras esperaba el pedido.
— **Café negro y pan de queso, ¿verdad?** —la empleada sonrió, reconociéndolo.
— **Eso mismo, gracias.**
Abrió el correo electrónico, y ahí estaba:
**"Estimado Dr. Josh Liri, tenemos el placer de informarle que ha sido seleccionado para el puesto de psicólogo en la Penitenciaría de Máxima Seguridad de Belo Horizonte..."**
Josh se congeló, el dedo flotando sobre el touchpad.
*Otra prisión. Otros criminales. Otra oportunidad de empezar de nuevo.*
Miró mentalmente el maletín de dinero en su apartamento, recordando que tenía recursos para desaparecer ahora, si quisiera. Podría tomar un vuelo, ir a otro país, empezar de cero.
Pero entonces...
*¿Por qué diablos no conseguía hacer clic en "ACEPTO"?*
Llegó el café, y él tomó un sorbo, dejando que el líquido amargo le quemara la garganta.
— **¿Está todo bien?** —preguntó la empleada, notando su expresión.
Josh la miró, forzando una sonrisa.
— **Todo genial.**
*Mentira.*
Porque en el fondo, él lo sabía.
Incluso si huyera, incluso si aceptara el empleo, incluso si enterrara el dinero y fingiera que nada sucedió...
**Murilo Lorenzo nunca renunciaría a él.**
¿Y la parte más aterradora?
Josh no estaba seguro de querer que él renunciara.
Cerró el notebook, decidiendo pensar un poco más.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Murilo observaba las cámaras, viendo cada movimiento suyo.
Amo la pareja de Josh y Murilo jsjsjs 😆❣️
nadamás que en algunas partes está como revuelta o repetido
te deseo muchos éxitos y gracias por compartir
👏👏👏👏👏💐💐💐💐💐👏
este cap ya se repitió... joder creo que es la desvelada /Shame/