Hace mil años, en un valle oculto de Nørhaven, se conocia una leyenda que el dragón legendario, conocido como el "Dragón Dorado", nacerá en un "receptor", el oráculo profétizo, que" una joven guerrera lo tendrá en su interior, y solo encontrando a quien su corazón anela despertara".Los clanes idearon una batalla de guerreros, fue cuando el poder de Aria despertó pero.. Su poder aun era una parte,
Aria, una hermosa Joven muy dulce, pero su gran error fue confiar en su amiga Lyra, quien astuta y ambiciosa, llena de celos al ver como los príncipes la querían, motivada por su deseo de obtener poder para sí misma y proteger sus propios intereses, comienza a planear su muerte, lleno de mentiras a los príncipes, culpando de estar aliada con el príncipe Kael, el villano , quien ni quiera la conoce, Muriendo cruelmente frente a todos.
..Pero nadie se vio venir que ese fue su final para el valle, desatando la furia de los dioses, quien dio la reencarnación de otra alma a Aria.
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Crow Being
Ely llegó con Javier, y tal como había dicho, su doncella le contó que Lyra estaba en el despacho con las demás mujeres, disfrutando su “victoria”.
—Seguro se quedarán ahí hasta que termine la competencia… pero no saldrán —dijo Ely.
—Ely… ¿quién eres? —preguntó Aria riendo.
—No dejaré que esas tontas se salgan con la suya —respondió Ely, mirando a su doncella y susurrándole algo al oído. Ella asintió y se marchó.
—Deja de enseñarle cosas, Aria —reclamó Javier, abrazando a Ely.
—Ay, pobre de ti… no es lo único que le enseñé —rió Aria con picardía.
—¡Ari! —protestó Ely, roja de vergüenza. Javier la miró nervioso mientras Aria seguía riendo.
Pasó el descanso y se realizó el sorteo de los combates. Lucas pelearía contra el idiota de Crick.
«Patearé tu estúpido trasero por decir que Aria debería acostarse contigo, imbécil», pensó Lucas.
Su pelea fue dura, pero la rabia y recordar esos comentarios le dieron la fuerza final para vencerlo; dejó todo su odio en el último golpe, dejando a Crick inconsciente sobre la arena.
Tyron ganó contra Tripot, quien hizo trampa arrojándole tierra en los ojos. Aun así, Tyron logró ejecutar un giro con llave que Aria le había enseñado, dejándolo desmayado.
Javier le dio una paliza a Girf, rompiéndole los dientes. Había estudiado sus movimientos y supo exactamente cuándo intentaría usar el mismo truco de la arena.
Aria estaba más que lista. Cuando Javier terminó, Crow subió al podio, altanero y prepotente.
«Tú puedes, Aria… contrólate», pensó Kael, respirando hondo mientras trataba de calmar su ansiedad.
—Aria… tú puedes —dijeron los chicos.
Aria subió al podio. Crow la miró de reojo y sonrió.
—Eres la primera mujer a la que golpearé en toda mi vida —dijo Crow.
Aria sonrió.
—Qué halago… potrillo.
—¿Eres chistosa? No te durará mucho —gruñó él, apretando los dientes.
—Soy muy insoportable, mejor dicho. ¿Qué pasa? ¿El caballo quiere patearme? —dijo ella con burla.
El cuerno sonó. Crow, ya molesto por sus palabras, avanzó. María y Ricardo observaban aterrados.
Carlota y César se tomaron de las manos; estaban preocupados, pero tenían fe en ella. Kael se mordía las uñas, ansioso. Quería sacarla de ahí; solo pensar en que Aria pudiera morir o resultar herida lo volvía loco.
Dario, en cambio, reía entretenido mientras tomaba una copa de vino.
—Mira nada más… esa niña no durará ni dos minutos —rió—. Qué lástima, tan rica que se ve —suspiró.
Kael lo miró de reojo. Carlota sostuvo la mano de Kael, sabiendo que tenía ganas de golpearlo, pero ese no era el momento.
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Crow atacó directo, lanzando un golpe hacia el costado de Aria, quien se corrió y logró impulsarse sobre su cuerpo, terminando detrás de él con un golpe a su espalda que lo hizo caer.
No le dio tiempo a nada y atacó de nuevo, pero Aria era rápida: sus movimientos eran lentos a su vista, pero su cuerpo era veloz. Nadie podía creer que cada ataque lo esquivaba y devolvía el doble.
—¡¡Vamos, cariño!! —gritó Ricardo, arremangado y emocionado al ver cómo ella esquivaba todo.
Aria no le quitó la mirada a Crow, pero sonrió ladina al escuchar a su padre.
—¿Sonríes todavía? No terminé contigo, cariño —gruñó Crow con su voz gruesa. Atacó con todo lo que pudo; esta vez fue veloz, estaba realmente enojado y logró acertarle un golpe en el rostro que la hizo caer.
Aria se levantó escupiendo sangre, pero sonreía. No usó su poder de curación; simplemente se puso en posición.
«Imposible… debería estar desmayada.»
—Ari… ya sé qué planeas —balbuceó Ely.
—¿Qué planea? ¡La va a matar! ¡Tiene que salir de ahí! —dijo uno de los chicos.
—No. No lo hará… mírala, lo está provocando. Presta atención —dijo Ely.
Los chicos miraban atentos. Aria sonreía con cada golpe como si fuera una maniática, dejándose golpear a propósito.
—Lo disfruta —dijo Lucas.
—Se está conteniendo… quiere que él estalle. Ari está furiosa, solo que no lo muestra. Ella va a ganar —aseguró Ely.
Lucas sonrió entre dientes. «Por los dioses, mujer…»
Aria golpeaba y esquivaba, pero cada vez que Crow lograba conectarle algún golpe, ella respondía con una risa burlona que solo lo enfurecía más.
—Increíble… sigues en pie —jadeó Crow.
—¿Qué pasa? ¿Espírit está relinchando enojado? —rió ella. «Aguanta un poco más… respira…»
—¡Deja de tratarme como un caballo, maldita mujer! —rugió él.
«Bingo.»
Aria sonrió y se dejó golpear con todo: él la pateó, la tomó del cabello y, enrredando su cadena alrededor de su cuerpo, la lanzó con fuerza al suelo de arena.
Un polvo espeso se levantó, y el suspenso por saber si seguía viva dejó al público en pánico. Kael se levantó de golpe; María y Ricardo estaban en shock; Ely apretó los dientes hasta casi romper la madera de la baranda con las uñas.
Lucas sentía su corazón latir con violencia. Los chicos tenían las manos en la cabeza, paralizados.
—¡Ariaaaa! —gritó Lucas.
El polvo empezó a disiparse. Crow levantó los brazos victorioso, riendo, y la gente comenzó a aplaudir… pero de repente todo quedó en silencio.
Crow se dio vuelta. Las cadenas que envolvían el cuerpo de Aria empezaron a moverse.
—Imposible… —balbuceó agotado.
—Clock, clock, clock… caballito —dijo Aria con una risa de mil demonios.
—¡¡ARIA, PATÉALE EL TRASERO A ESE MALDITO CABALLO!! —gritó Ely a todo pulmón.
Los chicos gritaron de emoción, la gente se levantó impresionada. Kael suspiró aliviado; sus padres sonrieron.
—JAJAJAJA, no puede ser… ¡esa perra sigue viva! —dijo eufórico Dario.
—Ni dos minutos, ¿eh? —comentó burlón León mirando a Dario, quien rechinó los dientes y volvió a sentarse.
—Aún puede morir cuando libere su poder —murmuró Dario.
En un movimiento rápido, Aria apareció detrás de Crow. Parecía que jugaba con él: lo golpeaba en la retaguardia mientras, sin que él notara, le quitaba la chapa del cinto. Lo mareó. Crow pensó que atacaría por detrás de nuevo; se incorporó preparado… pero Aria llegó desde arriba, dándole un golpe tan fuerte que lo tiró al piso. Aprovechó y, con su poder, tomó su cabello y lo estrelló contra el suelo de arena.
El público gritó de emoción.
Crow se arrastró por la arena, dejando un camino de polvo. Soltó un quejido ahogado.
—Imposible… tú… ¿quién carajos eres? —logró decir, tambaleándose, con el rostro cubierto de sangre y las piernas sin responderle.
—Parece que te falta algo, caballito —dijo Aria, levantando su larga trenza.
—No… ¿qué…? —Crow se tocó la cabeza—. ¿En qué momento…? —balbuceó. Fue al recordar cuando Aria lo había arrojado del cabello: en ese instante ella había usado la chapa para cortar su trenza justo antes de caer.
—¡Lo hizo, le cortó el cabello! —gritó Félix emocionado.
La gente estalló en gritos eufóricos y en shock al ver que ella había cortado su trenza de poder. León se rió con fuerza; Kael sonrió de lado, orgulloso.
—¿Y bien, caballito? ¿Te rendirás y conservarás algo de tu gran ego de guerrero? —se acercó a él, mirándolo fijamente—. ¿O quieres que te haga mil pedazos sacándote todo de él?
Crow sonrió. «Esta niña… me encanta.»
—Si ese es el deseo de los dioses… entonces no pienso rendirme. Si me ganas, mi destino ya estaba escrito —respondió, levantándose.
Su cuerpo empezó a liberar vapor. Sus músculos crecieron, no tanto como antes por la falta de su trenza, pero aún era fuerte.
«Llegó la hora.»
Aria ató la trenza de Crow a su cintura, respiró hondo y se puso en posición. Todos le gritaban que se moviera, que atacara, pero ella esperaba el golpe. Concentró su poder en la pierna: no pensaba fallar.
—¿Qué hace…? ¡¡Aria, muévete!! —Lucas estaba al borde del colapso.
—Cálmate… confíen en ella —dijo Ely, más orgullosa que nunca. «Lo controlaste, Ari… lo lograste.»
Un rugido hizo temblar el lugar. El polvo se arremolinó. Crow corrió directo hacia ella.
Aria esquivó y, apoyándose en un solo pie, giró en un triple giro mortal, golpeando con su pierna su cuello. La sangre y el cuerpo de Crow volaron.
El público quedó boquiabierto. El cuerpo de Crow retumbó en el suelo como si cayera una tonelada de ladrillos, envuelto en sangre.
Aria esperó un movimiento más, con el corazón a mil. El vocero se acercó, tomó sus latidos y anunció:
—¡La ganadora de la ceremonia de Krigerprøve es la señorita Aria Eldrida!
La gente explotó en gritos. Lucas y los demás corrieron a la lona. Aria dejó caer su cuerpo en los brazos de Ely, que lloraba de alegría.
—Lo lograste, Ari… lo controlaste —le decía al oído.
En ese instante, la doncella de Ely cerró la puerta donde estaban Lyra y las otras mujeres, ordenando a los guardias que no las dejaran salir hasta recibir la orden.
En el podio, Aria levantaba el gran cinturón con la trenza de Crow. Él estaba sentado en la tarima, con hielo en la cara, pero sonriendo.《 Increíble mujer 》
– !!Valle de Nørhaven.¡¡Es un honor nombrar a la nueva ganadora, Aria Eldrida, como la primera mujer guerrera que le ha ganado al gran Crow. ¡Un fuerte aplauso! —anunció Kael, entregándole una enorme copa de oro.
Lucas y los demás la ayudaron a sostenerla. Félix y Lucas la alzaron sobre sus hombros mientras la gente gritaba de alegría y Aria mostraba el trofeo.
María y Ricardo lloraban emocionados, abrazándola cuando por fin la bajaron.
«Esa copa pesa toneladas… increíble…» pensó Kael.
El Oráculo, quien había permanecido en silencio durante toda la pelea, sonrió y tomó un poco de vino mientras observaba a Aria.
—Magnífico… más que magnífico… eufórico… —balbuceó para sí mismo, antes de retirarse.
—Tch… Crow, maldito inútil —gruñó Darío.
Crow lo miró con odio.
—Felicidades, tienes un nuevo amigo, príncipe —dijo León en tono burlón, viendo la mirada asesina que Crow le lanzó a Darío. Este tragó grueso, solo se levantó y se marchó con su madre.
Lyra, al escuchar el nombre de Aria, intentó salir, pero las puertas trabadas la dejaron paralizada del susto. Las mujeres empezaron a desesperarse, pidiendo ayuda.
Kael subió al podio y levantó la mano, calmando a todos.
—Este día no solo será una celebración… sino también un día para recordar. Hoy anunciaré, frente a todos los presentes, un grave delito relacionado con una mujer que no merece respeto —dijo con firmeza y un profundo odio.
En ese momento, los guardias aparecieron arrastrando a Lyra y a las demás. Ester, que estaba entre la multitud, intentó escabullirse, pero un guardia la detuvo y la llevó con Lyra.
—Lyra Vexar —proclamó Kael con voz fuerte—. Serás castigada por intentar culpar a la ganadora de los juegos de actos que tú cometiste. Difamaste con rumores sobre una maldición que la princesa Ely nunca tuvo.
Lyra estaba de rodillas, sujeta por los guardias ante la mirada de todos. Su cuerpo temblaba. Buscó ayuda con la mirada, pero nadie le devolvió los ojos. Vio a Ely sonriendo junto a Aria, quien la saludó burlona.
«No… no puede estar pasándome esto… malditas mierdas…»
—Yo no fui, Majestad, esto es una trampa —rogó Lyra.
—¡¡Silencio!! Tengo pruebas y testigos que escucharon tus actos, intentando hacer creer a todos que fue la señorita Aria —Kael bajó a su altura—. Dale las gracias a tus amigas Larisa y Marisa.
Lyra giró la cabeza hacia las dos hermanas en la multitud; ambas bajaron la mirada, furiosas con ella.
Lyra apretó los dientes. «Hijas de pta…»*
—Y eso no es todo… Ester Vexar —continuó Kael—, por orden real, estás obligada a devolver todo el dinero que debes en el valle del reino. No podrás sacar nada hasta devolver cada moneda de oro.
La gente murmuró, sorprendida.
—¡¡YO NO DEBO NADA!! —gritó Ester.
—Debes más de lo que podrías tener alguna vez. Tenemos todas tus cuentas. Es mi última palabra. Si no devuelven todo… serán exiliadas del valle —sentenció Kael.
Ester entró en pánico. Miró al Rey, pero este desvió la mirada al instante. Rosa, al notar eso, apretó los dientes con odio.
«Ester… no dejaré que te vayas ni saques ni un peso de este inútil… maldita bruja, morirás…» pensó, viendo esas miradas.
Los guardias se llevaron a todas las mujeres, pues Kael ordenó que las cómplices no quedaran fuera.
Aria, junto a su grupo y los príncipes, fue llevada al frente para recibir las medallas, el cinturón y la copa de oro ante todo el valle.
—Estuviste increíble, Aria —le susurró Lucas al oído.
—Gracias, ustedes igual. Ven… que todo se puede —sonrió ella.
Los chicos levantaron sus medallas mientras el público ovacionaba.
El Oráculo se acercó y le entregó a Aria la medalla de oro a mejor guerrera.
«Te encontré, Dragón Dorado…»
Aria lo miró; él sonrió. Ella se quedó callada, pero disimuló con una sonrisa al verlo dirigirse hacia Kael.
—¿Quién es…? ¿Lo conocen? —preguntó Aria.
Los chicos negaron. Ella lo observó atentamente mientras él entregaba las medallas a los demás.
Autor/a cambia al personaje 😭😭😭😭
Lo confirmo excelente creatividad