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Lucía La Princesa De Rubí

Lucía La Princesa De Rubí

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Familias enemistadas / Batalla por el trono / El Ascenso de la Reina / Familia Ensamblada
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Atenea

La vida de Lucía era perfecta… hasta que invadieron el reino. Sus padres murieron, su hermano desapareció, y todo fue orquestado por su tío, quien organizó una revuelta para quedarse con el trono.
> Lo peor: lo hizo desde las sombras. Después del ataque al palacio, él supuestamente llegó para salvarlos, haciendo retroceder al enemigo y rescatando a la pequeña princesa, quedando así como un héroe ante todos.

> ¿Podrá Lucía descubrir la verdad y vengar a su familia?

NovelToon tiene autorización de Atenea para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La capitana del escuadrón Dorado

POV: Lucía Montclair

Al día siguiente, Rosalin se detuvo un momento en medio del jardín. La brisa jugueteaba con su cabello mientras el aroma dulce de las flores llenaba el aire. Con una sonrisa tranquila, se volvió hacia Lucía y empezó a hablar en voz baja, casi como si fuera un secreto:

—Danea te va a encantar, es un lugar que parece salido de un sueño. La gente allá es cálida, sencilla, siempre dispuesta a compartir una historia o una sonrisa. Pero lo que realmente hace especial ese lugar es la finca de mi familia…

Lucía la miró con curiosidad y Rosalin siguió:

—La finca está rodeada por un lago enorme, al que llamamos Lago Espejo. No solo por su tamaño, sino porque sus aguas reflejan todo: el cielo, los árboles, las montañas… Es como si hubiera un mundo invertido justo debajo de tus pies. Al amanecer, el lago se pinta de dorado con la luz del sol y, al atardecer, parece que el fuego del cielo se esconde en sus profundidades.

Los senderos que bordean el lago están cubiertos de flores silvestres y árboles altos que susurran con el viento. A veces los pájaros se posan en las ramas y cantan; es un espectáculo hermoso.

—Me lo has contado muchas veces y muero por conocerlo —le dije— pero hoy tenemos que ir a conocer a los soldados que voy a dirigir. Estoy nerviosa, ¿crees que lo haré bien?

—Por supuesto —me respondió Rosalin— eres excelente y lo vas a hacer genial. Además, son tus soldados y te deben respeto.

—Sí, pero quiero ganarme ese respeto por mérito —le contesté— y lo haré. Pero primero tenemos que ir a verlos.

—¿Qué unidad vas a comandar? —me preguntó curiosa.

—El Escuadrón Dorado —respondí.

—¿En serio?

Mientras caminábamos hacia el cuartel, no podía evitar sentir un nudo en la garganta. El Escuadrón Dorado sonaba imponente y, aunque Rosalin me aseguraba que lo haría bien, yo no podía dejar de preguntarme si realmente estaba preparada para liderar a esos soldados.

Al llegar, vi a un grupo de hombres en uniforme, algunos charlando entre ellos. Me dije a mí misma: Lucía, debes estar tranquila. Es por esto que has trabajado tanto. Recuerda: ya llegaste hasta aquí.

El comandante Elías, mi maestro en estrategia, nos saludó a Rosalin y a mí.

—Princesa —dijo haciendo una reverencia.

—Lady Lauren —comandante respondimos Rosalin y yo.

—Comandante, vengo a conocer a los soldados que estarán a mi cargo —dije con firmeza.

—Por supuesto, Alteza. Sígame.

Lo seguimos y, al llegar al patio principal, me sorprendió ver alrededor de cien hombres formados. El comandante Elías se posicionó al frente y con voz firme anunció:

—¡Atención, soldados!

Todos se pusieron firmes.

—Hoy les presentaré a su nueva capitana: la princesa Lucía Montclair. Estará a su cargo a partir de hoy.

Me adelanté, respiré hondo y los saludé con voz clara:

—Soldados del Escuadrón Dorado, a partir de hoy soy su capitana. Espero que cada uno cumpla con su deber con disciplina y profesionalismo. No estoy aquí para dar discursos largos, sino para trabajar con ustedes y asegurar que esta unidad funcione al máximo.

—Confío en que todos harán su parte y qué juntos mantendremos el nivel que se espera de nosotros.

—Cuento con su compromiso y respeto para cumplir las misiones que se nos asignen.

Todos respondieron al unísono:

—¡Bienvenida, capitana!

🌿🌿🌿🌿🌿

La presentación con los soldados había terminado, y aunque mi postura seguía firme como capitana, por dentro sentía el alivio de volver a respirar entre flores. Caminé junto a Rosalin por los senderos del jardín, donde la noche comenzaba a envolver el palacio con su manto de estrellas. Las antorchas encendidas lanzaban destellos dorados sobre los pétalos, y el aire olía a jazmín y tierra húmeda.

Nos sentamos en uno de los bancos de piedra, justo bajo el rosal donde nos habíamos conocido años atrás. Rosalin se acomodó su vestido color lavanda, con bordados de hilo dorado que brillaban bajo la luz tenue.

—¿Recuerdas que nos conocimos aquí? —dijo con una sonrisa suave, mirando el rosal—. En ese entonces no podías ni sostener bien la espada.

Solté una risa baja, recordando mis torpes intentos de entrenamiento.

—Es cierto —admití—. Tú eras muy buena con la espada en aquel entonces.

Rosalin se encogió de hombros con elegancia.

—Lo era, pero solo porque mi padre insistía en que debía aprender a defenderme. Aunque tú sabes que lo mío no son las espadas —dijo, girando la muñeca como si blandiera una invisible—. Yo prefiero los vestidos, los bordados… y las joyas. Sobre todo las joyas.

—¿Las joyas? —repetí, divertida.

—Sí —dijo con un suspiro soñador—. Mi mayor sueño es encontrar el amor… y que sea muy rico, para que me regale muchas joyas. Rubíes, esmeraldas, zafiros… quiero que mi tocador brille más que el sol.

Me reí con un tono burlón, cruzando los brazos.

—Entonces quieres casarte con alguien con mucho oro, ¿eh? Pues sabes qué… te tengo a la persona ideal.

Rosalin me miró con los ojos entrecerrados, curiosa.

—¿A quién?

—Mi tío Carlos —dije con una sonrisa traviesa—. Es guapo, y tiene bajo su mando las minas de piedras preciosas más grandes del continente. ¿No te interesaría ser reina? Tendrías todas las joyas más hermosas y mucho oro.

Rosalin se sonrojó al instante, llevándose una mano al pecho.

—¡Lucía! ¡Estás demente! ¿Cómo puedes decir eso? —exclamó, toda avergonzada.

—Piénsalo —insistí, solo para molestarla un poco más—. Mi tío es muy guapo.

—¡Lucía, por favor! —dijo, tapándose el rostro con ambas manos—. Me vas a hacer explotar de vergüenza.

Justo en ese momento, un carraspeo nos interrumpió. Nos giramos, y allí estaba él: mi tío Carlos, de pie con su porte regio y expresión seria. Rosalin y yo nos levantamos de inmediato e hicimos una reverencia.

—Majestad —dijimos al unísono.

Carlos asintió con cortesía.

—Lucía. Lady Lauren.

Lady Lauren, su padre, la busca. Ya se va a retirar.

Rosalin se apresuró a responder, aun con las mejillas encendidas.

—Gracias por avisarme, Majestad. Adiós, princesa. Hasta luego, Majestad.

Hizo una reverencia más y salió casi corriendo, con el vestido ondeando tras ella.

Mi tío me miró con una ceja levantada, cruzando los brazos.

—¿En serio, Lucía? ¿Me estabas ofreciendo como mercancía?

—¿Escuchaste eso, tío?

—Cada palabra.

—Perdón… pero dime, ¿no crees que Rosalin es bonita?

Carlos suspiró, aunque una sonrisa se asomó en la comisura de sus labios.

—He de admitir que la señorita Lauren es hermosa. Pero eso no quita que sea una niña. Además, tengo la edad para ser su padre.

—Tío, tú aún estás joven —dije con tono conciliador.

—Gracias, pero es la última vez que haces algo así.

—Está bien. Solo quería bromear un poco con Rosalin. Era solo eso, lo digo en serio.

Carlos me miró con firmeza.

—Bien. Pero no quiero que bromees con esos temas. Si alguien te escuchara, sería un escándalo.

—Ya entendí —dije, bajando la mirada.

Su expresión se suavizó.

—Perfecto. Si ya lo entendiste, entonces ahora te diré el motivo por el que vine. El duque Lauren me informó que parten mañana a Danea.

—¿Tan pronto? —pregunté, sorprendida.

—Sí, princesa. Ya he ordenado todo para tu viaje. Espero que te vaya muy bien, pequeña.

Me acerqué y lo abracé brevemente.

—Gracias, tío. No te preocupes, sé cuidarme muy bien. Además, no iré sola.

Carlos me acarició el cabello con ternura.

—Lo sé. Pero eso no evita que me preocupe.

═༺༻══༺༻══༺༻══

La luz de las antorchas se filtraba por las ventanas altas del cuartel, tiñendo las paredes de piedra con tonos dorados y rojizos. En una de las habitaciones compartidas por los soldados del Escuadrón Dorado, el ambiente era relajado pero cargado de murmullos. Algunos limpiaban sus armas, otros revisaban sus mochilas, y unos pocos simplemente descansaban antes del día siguiente.

Leopold, un joven soldado de cabello revuelto y expresión inconforme, se dejó caer sobre su litera con un suspiro exagerado.

—No entiendo cómo llegamos a esto —dijo, rompiendo el silencio—. Yo me uní al ejército para ser un guerrero, para vivir aventuras, recorrer tierras desconocidas… ¿Y ahora termino como escolta de la princesa?

Varios compañeros lo miraron, pero fue Mark quien respondió primero, con tono firme.

—Silencio, Leopold. No sabes lo que dices.

Leopold se incorporó, frunciendo el ceño.

—¿Qué? Solo digo lo que todos piensan. Dicen que somos sus subordinados y que ella es nuestra capitana, pero no es justo. ¿Qué experiencia puede tener una princesa?

Mark se levantó de su asiento, cruzando los brazos con autoridad.

—La princesa Lucía Montclair no es cualquier noble. Es un excelente espadachín y será una gran líder. ¿Sabes quién la entrenó?

Leopold parpadeó, confundido.

—No… no lo sé.

—Fue el comandante Saúl —dijo Mark, con una sonrisa orgullosa.

—¿¡Qué!? ¿El comandante Saúl fue su maestro? —exclamó Leopold, incrédulo.

Otro soldado, Dorian, se unió a la conversación desde su litera.

—Exacto. Practicó con él desde que tenía ocho años. Ocho, Leopold. Mientras tú jugabas con palos, ella ya blandía acero.

Leopold se quedó boquiabierto.

—No puede ser… ¿Estás bromeando conmigo?

—¿Bromeando? —intervino otro soldado, riendo—. ¿Recuerdas lo que fue nuestra semana de entrenamiento con el comandante Saúl? Yo casi no salgo vivo.

—Fue una tortura —agregó Dorian, asintiendo—. Y ella lo soportó durante años. Eso no es cualquier cosa.

Mark se acercó a la ventana, mirando el cielo que comenzaba a oscurecerse.

—Eso significa que tenemos a alguien verdaderamente impresionante al mando. No por nada será la próxima monarca. Tenemos que sentirnos honrados de servir a la futura reina.

Hubo un momento de silencio. Las palabras de Mark parecían haber calado en todos.

—Así que, muchachos… alistaos. Partimos mañana. Y esta vez, no como simples soldados, sino como parte del escuadrón personal de la capitana Lucía Montclair.

Leopold se puso de pie, con una expresión más seria.

—Desde luego, Mark. Ya entendimos.

1
Marta Aleida Sagarra Casamayor
Si la princesa supiera, quien asesino a sus padres.
Atenea
"Gracias, me alegra que les guste 🤗."
Limaesfra🍾🥂🌟
esta historia es impactante, cada capitulo.es mejor que el.otro
Alcira Castellanos
está muy interesante
Its_PurpleColor
Tu talento es inigualable, no detengas🙌
🦩NEYRA 🐚
Quiero más😃
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