Apariencia de Ángel tenía ella, una mujer que se vio obligada a casarse con un hombre que no conocía , mejor dicho que no conoce durante los tres primeros años de dicho matrimonio , acostumbrada a su soledad en aquella mansión un día de la nada se ve obligada a actuar como toda una señora ante su regreso . El era tan frío con una apariencia de demonio que nadie podía llegar a pensar que en su vida existiera lugar para la familia o el amor pero todo cambia cuando se ve en la obligación de cumplir su papel dentro de aquel matrimonio y la conoce a ella .
¿ Podrá existir entre ellos más que una unión por obligación ?
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capitulo 8
Anna pasó un buen rato observando a Axel dormir. Su rostro, sereno y relajado, la cautivaba. Quería apartarle un mechón de cabello de la frente, pero no quería despertarlo. Con cuidado, se deslizó lentamente de la cama, evitando cualquier movimiento brusco que pudiera interrumpir su sueño. Se puso una bata sobre el pijama y bajó a desayunar, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.
—¡Buen día, señorita! —saludó Eddi en cuanto Anna entró al comedor, su voz cálida y familiar.
—¡Buen día! —respondió Anna, sirviéndose una taza de café humeante que llenó la habitación con su aroma reconfortante.
—¿Cómo la pasó en su cumpleaños? —preguntó Eddi mientras le servía el desayuno, su mirada llena de interés.
—Bien, Eddi. Ni en diez años pensé que mi cumpleaños lo celebraría con Axel, pero todo ha salido bien —dijo Anna, llevándose la taza a los labios para disimular la sonrisa que se le escapó al recordar el beso.
—Me alegra mucho, señorita Anna. Y también me da gusto que se esté llevando bien con el señor —le aseguró Eddi, con una sonrisa cómplice.
—Bueno, no sé si bien del todo, pero al menos no nos hemos matado el uno al otro —respondió Anna, y Eddi no pudo evitar reír al escuchar eso.
—No sea cruel, señorita. El señor Axel es una muy buena persona, ya verá —le aseguró, con un tono de confianza.
—Quizás deba creerte, pues conoces a Axel mejor que yo —replicó Anna, sintiendo una chispa de curiosidad.
En ese momento, Axel hizo su entrada triunfal en el comedor, vestido con unos shorts y una sudadera, su cabello alborotado y desordenado. Nada que ver con el imponente hombre de traje que había conocido.
—¿He escuchado mi nombre por aquí? —exclamó Axel, con una sonrisa pícara.
—¡Buenos días, señor! —exclamó Eddi, sirviendo una taza de café a Axel con rapidez.
—¡Buen día, Eddi! ¿Sabe si ha llegado ya Jhon? —pregunto Axel.
—No sé, señor, pero enseguida averiguo.
—De acuerdo.
Eddi se retiró, dejando a la pareja en la mesa. Ninguno de los dos se miraba; ambos tenían la mirada fija en sus platos. Fue Axel quien interrumpió el silencio.
—Anna, tenemos que ir a casa de mis padres. ¿Te apetece conocerlos antes o el día de la gala?
—¿Qué gala? —preguntó, aunque ya sabía cuál era.
—Mis padres darán una fiesta por su aniversario el sábado y vamos a ir —le informó Axel, con un tono que intentaba ser casual.
—¿Es obligatoria mi presencia, Axel?
—Por supuesto que sí, Anna. Mis padres desean conocerte.
—Si no se interesaron por conocerme antes, ¿qué ha cambiado ahora? —espetó ella, con un dejo de desconfianza.
—Han querido conocerte desde que nos casamos, Anna. Solo que siempre busqué una excusa para no aparecer por aquí, eso es todo —dijo Axel, evitando su mirada. Anna sospechó que había algo más detrás de sus palabras.
—Entonces que sea en la gala, Axel. Necesito tiempo para digerir estos cambios en mi vida —dijo Anna con sinceridad.
—Me parece perfecto.
Ambos terminaron de comer y se dirigieron a la sala.
—¿Qué solías hacer aquí los fines de semana, Anna? —preguntó Axel, intentando romper el hielo.
—No gran cosa. Algunos sábados, mi amiga Lauren y yo salíamos al club o al centro comercial, y los domingos iba a su casa y pasábamos el día en la alberca —respondió Anna, dándose cuenta de que Axel torció el gesto al mencionar el club.
—Vale. ¿Y hoy, qué piensas hacer?
—No sé, Axel. Creo que quedarme aquí. ¿Y tú qué harás? ¿Cuándo regresarás a tu vida?
—Esta es mi vida, Anna —respondió con total sinceridad.
—¿Y qué harás con tu empresa? ¿La manejarás desde aquí?
—Hay oficinas aquí, Anna, y puedo trabajar desde casa. No por nada soy el dueño.
—Vale, vale.
—¿Te parece si vamos a la sala de proyección a ver una película? El día parece que estará nublado y no tengo ánimos de salir —sugirió Anna.
—De acuerdo, pero la película la escojo yo.
—Te habías tardado en querer controlar todo —dijo Anna, poniendo los ojos en blanco. Axel se limitó a reírse y la siguió a la sala de proyección.
—¿Y tú piensas pasar el día en pijama? —preguntó, mirándola de arriba a abajo.
—Sí, total, no saldré de casa —respondió Anna, restándole importancia.
—De acuerdo.
Axel eligió una película de suspenso, y Anna no paraba de interrumpir, tratando de adivinar lo que pasaba. Axel la reprendía cada vez que lo hacía, y así pasaron toda la tarde. Eddi les llevó comida y vieron tres películas seguidas. De repente, Anna se quedó dormida y se recostó sobre el hombro de Axel. Él la observaba, sintiendo una calidez en el pecho, y le apartó un mechón de cabello que se había escapado del moño en especie de nido que tenía en lo alto de la cabeza.
Axel no recordaba haber conocido a ninguna mujer que no le importara ser vista sin maquillaje y sin peinarse, pero Anna se veía hermosa y tan relajada así, en pijamas y con el cabello desordenado.
Eddi interrumpió en la sala para informarle a Axel que Jhon había llegado. Axel trató de no despertarla, se levantó con cuidado y le colocó una manta que estaba allí, antes de salir junto a Eddi. En cuanto entró al despacho, allí estaba su asistente con un sobre en la mano.
—Buenas, señor. Aquí está todo lo que me pidió —dijo Jhon, entregándole el sobre.
—De acuerdo, gracias. Puedes retirarte.
El título de la historia debería ser,
"Alcohólica por inmadura".
Tener todo a manos llenas, no siempre es bueno. 🤔😒🤨🇨🇴