Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
NovelToon tiene autorización de Foxtrot01 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El Eco del Mar
El sol se reflejaba en el agua turquesa de la laguna, creando un espectáculo de luz y color que hipnotizaba a Lyra. Se encontraba sentada en la playa de un pequeño islote en medio del Pacífico Sur, junto a Kael. Ambos compartían un silencio cómodo, contemplando el horizonte. El "Ethan Storm", su barco de sueños, ya era solo un recuerdo amargo. La tormenta había arrasado con todo: sus pertenencias, sus planes de viaje, y la ilusión de una vida en el mar sin contratiempos. Sin embargo, Lyra sabía que lo más importante se mantenía intacto: su amor por Kael. "Lyra," dijo Kael al fin, rompiendo el silencio con una voz baja y tensa. "No sé cómo puedo agradecerte que hayas estado a mi lado durante todo esto." Lyra se volvió a mirarlo, sus ojos se llenaron de compasión. "Kael, no hay nada que agradecer. Tú también has estado a mi lado. Siempre lo has estado." Se miraron a los ojos, y sin necesidad de palabras, se comprendieron mutuamente. Su amor había sido puesto a prueba, y había salido más fuerte que nunca. La isla era desolada, pero con el paso de los días, Lyra y Kael la convirtieron en su hogar. Aprendieron a vivir en armonía con la naturaleza, a cazar y recolectar alimentos, y a construir un refugio con las manos. La experiencia había sido dura, pero también liberadora. Se habían desprendido de todo lo material y habían descubierto la importancia de las cosas simples: la luz del sol en la piel, el aire puro en los pulmones, el calor de un fuego en la noche. Un día, mientras caminaban por la playa, Lyra se encontró con un pequeño trozo de madera que había sido arrojado por las olas. La madera era lisa y brillante, con un aroma a mar que la llenaba de tranquilidad. "Mira, Kael," dijo Lyra, mostrándole la madera. "Es perfecta para tejer." Kael se agachó para observarla. "Sí, es verdad. Y tiene un color increíble." Lyra tomó la madera y comenzó a tejer con ella. Sus dedos se movían con agilidad, tejiendo un pequeño pañuelo de seda con un diseño inspirado en las olas del mar. "Eres una artista, Lyra," dijo Kael, contemplando su trabajo con admiración. "No sé cómo lo haces." Lyra sonrió. "Es un arte que me relaja mucho. Y en este lugar, con tanta naturaleza a mi alrededor, la inspiración fluye con más fuerza."Kael asintió con la cabeza. "Me encantaría ver más de tus creaciones, Lyra. Eres una verdadera artista." Lyra se sonrojó, sintiendo un calor recorrer su cuerpo. Le encantaba la admiración de Kael, sus palabras la llenaban de alegría y de orgullo. Un día, mientras Lyra tejia en la playa, vio un pequeño barco de pesca acercándose a la costa. El barco era pequeño y destartalado, pero tenía un aroma a mar que la llenó de esperanza. "Kael, ¡mira!" exclamó Lyra, señalando el barco. Kael se levantó y se acercó a ella. "Es un barco de pesca," dijo con una sonrisa tranquila. "¿Crees que se han perdido?" Lyra observó el barco con atención. "No lo sé. Parece que están buscando algo." El barco se acercó a la costa, y un hombre saltó a la playa. El hombre era alto y delgado, con una mirada astuta y un aire de misterio que intrigó a Lyra. "Hola," dijo el hombre, mirándolos con curiosidad. "¿Son los dueños de esta isla?" "No, nosotros somos náufragos," respondió Kael con un tono amable, aunque con un poco de desconfianza. "¿Qué busca?" "Soy un explorador," respondió el hombre, con una sonrisa enigmática. "He venido a investigar una leyenda que dice que en esta isla se encuentra un tesoro perdido." Lyra y Kael se miraron, intercambiando una mirada de incredulidad. "¿Un tesoro perdido?" preguntó Lyra con curiosidad. El explorador asintió, con una sonrisa misteriosa que no dejaba de intrigarla. "Sí, se dice que un pirata llamado "El Ojo de Cielo" escondió un tesoro en esta isla hace siglos. Yo estoy aquí para encontrarlo." Lyra y Kael se miraron de nuevo, con una mezcla de curiosidad y de escepticismo. "No creo que haya ningún tesoro en esta isla," dijo Kael con un tono dudoso. "Es un lugar pequeño y deshabitado." "Tal vez sea así," respondió el explorador con una sonrisa enigmática. "Pero las leyendas siempre tienen un fondo de verdad." Lyra, que siempre había sido una amante de las aventuras y de los misterios, se sintió atraída por la historia del explorador. "Cuéntanos más sobre "El Ojo de Cielo" y su tesoro," dijo Lyra con una voz ansiosa. El explorador se acercó a ellos y se sentó en la arena, contemplando el horizonte.
"El Ojo de Cielo era un pirata legendario, un hombre cruel y ambicioso que aterrorizó los mares durante décadas. Se dice que escondió un tesoro en esta isla antes de morir. Un tesoro que contiene oro, joyas, y un mapa que lleva a un lugar donde se encuentra un tesoro aún más grande." Lyra se quedó con la boca abierta, fascinada por la historia del explorador. "Pero ¿cómo sabes que el tesoro está en esta isla?" preguntó Kael con una voz escéptica. "Yo tengo un mapa," respondió el explorador, sacando un rollo de pergamino de su mochila. "Un mapa que mi abuelo me dejó. Él era un historiador que se dedicó a estudiar la vida de "El Ojo de Cielo". " El explorador desplegó el mapa en la arena. El mapa era viejo y desgastado, con dibujos incrustados en la piel y letras que parecían de otro mundo. Lyra se acercó al mapa, contemplándolo con admiración. "Es increíble," dijo Lyra, con una voz baja. "Parece un mapa de verdad." "Lo es," respondió el explorador, sonriendo con orgullo. "Y creo que me va a llevar al tesoro." "Pero ¿cómo sabes que es esta isla?" preguntó Kael con insistencia. "Porque en el mapa aparece un dibujo de una palmera con una cruz en la cima. Y yo he visto esa palmera en esta isla. " Lyra y Kael se miraron de nuevo, con una mezcla de curiosidad, de escepticismo y de ilusión. "No sé qué pensar," dijo Kael, con un tono pensativo. "Por un lado, no creo que haya ningún tesoro en esta isla. Pero por otro lado, la historia del explorador es muy intrigante. " Lyra asintió con la cabeza. "Yo también estoy intrigada. ¿Qué te parece si lo ayudamos a buscar el tesoro?" Kael se quedó en silencio un momento, contemplando a Lyra. "No sé, Lyra. No queremos meternos en problemas. " "Pero es una aventura," dijo Lyra con una sonrisa brillante. "Y a mí me encantan las aventuras." Kael se sonrojó ligeramente, conmovido por la pasión de Lyra. "Está bien," dijo Kael, con una sonrisa un poco nerviosa. "Vamos a ayudarlo a buscar el tesoro. Pero no nos vamos a meter en ningún peligro."El explorador sonrió, aliviado de haber convencido a la pareja. "Gracias," dijo el explorador. "Yo les prometo que no los voy a dejar en ningún peligro." Lyra, Kael y el explorador comenzaron a explorar la isla, siguiendo el mapa del pirata. Caminaron por la playa, entre las palmeras y los árboles de coco. Subieron a las montañas, contemplando las vistas impresionantes del mar. El explorador era un experto en la interpretación de mapas y de símbolos antiguos. Descifró con habilidad las letras del mapa, las flechas que señalaban las direcciones, y los dibujos que representaban los lugares claves del tesoro. Lyra y Kael se impresionaron con su conocimiento. "Eres un verdadero Indiana Jones," dijo Lyra con una sonrisa de admiración. El explorador sonrió, sintiendo un poco de orgullo. "Mi abuelo me enseñó todo lo que sé," respondió. "Él me contagió su pasión por la aventura y por la historia." Después de varios días de búsqueda, el explorador creía haber encontrado el lugar donde el pirata había escondido el tesoro. Se trataba de una cueva oscura y misteriosa que se encontraba en la parte más alta de la isla. "Aquí es," dijo el explorador, señalando la entrada de la cueva. "Este es el lugar." Lyra y Kael se miraron de nuevo, con una mezcla de nerviosismo y de expectación. "No sé si deberíamos entrar," dijo Kael, con una voz un poco vacilante. "No sabemos qué nos podemos encontrar ahí adentro." Lyra, sin embargo, se sintió atraída por la aventura. "Tenemos que intentarlo," dijo con una sonrisa determinada. "Es una oportunidad única de descubrir un tesoro perdido." Kael asintió, conmovido por la pasión de Lyra. "Está bien," dijo con una sonrisa un poco nerviosa. "Vamos a entrar. Pero ten cuidado, Lyra. " Lyra tomó la mano de Kael, sintiendo la fuerza de su agarre. "No te preocupes," le susurró con una sonrisa tranquila. "Vamos a estar bien." Entraron en la cueva, con las antorchas en las manos. La cueva era oscura y húmeda, con gotas de agua que caían de las paredes y un olor a tierra húmeda que llenaba el aire. El explorador iba adelante, guiándolos con la antorcha. "Cuidado," dijo el explorador. "Se dice que la cueva está llena de trampas." Lyra y Kael se movieron con cuidado, observando cada paso que daban. Después de un largo trayecto, llegaron a una cámara grande y oscura. En el centro de la cámara, se encontraba un cofre de madera antiguo, con incrustaciones de oro y joyas."Lo hemos encontrado," dijo el explorador, con la voz temblando de emoción. "El tesoro de "El Ojo de Cielo" está aquí." Lyra y Kael se acercaron al cofre, contemplándolo con admiración. "Es increíble," dijo Lyra, con la voz baja. "Parece un cofre de un cuento de hadas." "Es más que un cofre," dijo el explorador con una sonrisa enigmática. "Es una pieza de historia." El explorador abrió el cofre, y de su interior apareció un montón de oro y joyas. "Es una fortuna," dijo el explorador, con los ojos brillantes de emoción. Lyra y Kael se quedaron en silencio, contemplando el tesoro con una mezcla de admiración y de indiferencia. "No sé qué pensar," dijo Kael, con un tono pensativo. "No hemos venido a esta isla para encontrar riquezas. Hemos venido a escapar de una tormenta, a encontrar un lugar seguro. " Lyra asintió con la cabeza, compartiendo la opinión de Kael. "El tesoro es bello," dijo Lyra, con un tono suave. "Pero lo más importante es estar juntos, Kael. Y poder volver a casa." Kael le sonrió, conmovido por las palabras de Lyra. "Tienes razón, Lyra. El tesoro no es nada comparado con lo que tenemos." El explorador, sin embargo, no compartía la misma opinión. Se había acercado al cofre y estaba recogiendo las joyas con avidez. "No puedo creer que haya encontrado este tesoro," dijo con una voz llena de emoción. "Esto va a cambiar mi vida." Lyra y Kael se miraron, sintiendo un poco de lástima por el hombre. Estaba claro que había estado obsesionado con la búsqueda del tesoro, y que había olvidado lo que realmente importaba en la vida. "Te ayudaremos a llevar el tesoro a tu barco," dijo Kael, con un tono amable, pero sin dejar de observarlo con cuidado. "Gracias," respondió el explorador, sin levantar la mirada del cofre. "Os debo una." Lyra y Kael lo ayudaron a llevar el cofre fuera de la cueva y hasta su barco. Mientras lo hacían, Lyra se dio cuenta de que el explorador tenía un aire de tristeza en los ojos. "No creo que el tesoro te haga feliz," le dijo Lyra, con un tono compasivo. "Lo único que te puede hacer feliz es encontrar la paz interior. " El explorador se quedó en silencio un momento, contemplando a Lyra. "Tal vez tengas razón," dijo el explorador, con un suspiro profundo. "He pasado toda mi vida buscando el tesoro, pero no me he dado cuenta de que ya lo tenía todo: mi familia, mis amigos, la naturaleza. "Lyra y Kael se miraron con una sonrisa comprensiva. "Es un viaje largo, el de la vida," dijo Kael, con un tono sabio. "Y a veces tenemos que perderlo todo para encontrar lo que realmente importa." El explorador asintió con la cabeza. "Gracias por enseñarme esa lección," dijo el explorador, con un tono de sinceridad. "Ahora sé que lo más importante no es la riqueza, sino el amor y la felicidad." El explorador se despidió de Lyra y Kael, y se marchó en su barco, dejándolos solos en la playa. Lyra y Kael se quedaron un rato en silencio, contemplando el horizonte. "Bueno," dijo Kael con una sonrisa. "Parece que nuestra aventura ha terminado." Lyra se rió. "Sí. Pero es solo el inicio de otra aventura: la aventura de construir un nuevo hogar, un nuevo barco, y una nueva vida juntos." Kael tomó la mano de Lyra y la acercó a su rostro. "Te quiero, Lyra," le dijo con una voz llena de amor. "Yo también te quiero, Kael," respondió Lyra, con una sonrisa radiante. Se besaron, un beso lleno de amor y de esperanza. Mientras el sol se ponía, tiñendo el cielo de colores vibrantes, ambos sabían que su amor, más fuerte que cualquier tormenta, los guía hacia un nuevo comienzo.