Quién no ha odiado a su jefe, pues el mío era el peor del mundo tenía un genio de la fregada, su nombre era Alonso MONTEZ Fuentes un hombre frío, nunca se le había visto sonreír, era conocido en el mundo de los negocios por ser el más poderoso e inteligente y yo era su simple asistente a más bien su exclava.
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Cena
ALONSO
Después de los estúpidos comentarios mi pequeña se le lanzó pero perdió las fuerzas cayendo inconsciente la trasladaron a un hospital, por fortuna todo había salido bien era solo la herida reciente, que le causó esos mareos pues tenía que guardar reposo sus abuelos tuvieron que llevarse a la loca de Estefanía, que no estaba descuerdo con la aparición de Paulina en la vida de sus padres pues ella sería el impedimento para quedarse con toda la fortuna de su familia, aunque cuando despertó casi quería golpearme, debido a que todos sus análisis habían salido muy bien la dieron de alta, sus abuelos nos esperaban en nuestro hogar pero ni pequeña se negó a verlos pues estaba demasiado enojada.
--- Que hacen aqui?, ustedes no son bienvenidos a esta casa---
--- Pequeña ni debes de ser tan grosera--- dije tratando de conciliar pero fue imposible.
--- Eres nuestra única nieta queremos estar dentro de tu vida---
--- Eso lo hubieran pensado antes de echar a mi padre por su culpa ellos están muertos---
--- Hija se que no nos quieres ver pero al menos toma está tarjeta por si necesitas algo---. yo tomé la tarjeta ya que Pau se negó hundiendo su cabeza en mi cuello como una niña pequeña, me disculpé en su nombre pues ella no quería verlos, la subí a la habitación y ella se soltó a llorar pues extrañaba mucho a sus padres, yo la abrace y consolé, la deje dormir en la habitación desde que le habían disparado habíamos dormido separados pues era mucha la tentación, pasaron los días y Pau ni siquiera hablaba con sus abuelos y que decir de Estefanía siempre andaba tras de mí o de mi padre, su esposo siempre atrás de ella se veía que el tipo la amaba a pesar de todos sus desplantes el la perseguía lastima esa mujer tiene podrido el corazón.
Pasó el mes debía de hacer algo especial por mi pequeña tenía que volver hacerla mia, no se cómo pude soportar todo un mes sin sexo, al parecer mi cuerpo solo quería tener a mi pequeña Pau, era como si me fuera a convertir en un monje fue mucho el tiempo de astinencia, la invite a cenar a un restaurant muy lindo, ella se veía más hermosa, ese vestido azul rey pegado a su cuerpo la hacia ver mucho mejor y ese escote en los pechos hacia que se me antojara más, pero tenía que recisistir un poco más, durante la cena no puede evitar subir mi mano hasta sus muslos para después tocar su feminidad, ella se encontraba tan mojada que saque mi mano y lleve mis dedos a la boca para después darle un fuerte besó
--- Sabes muy bien--- dije y volví a meter mi mano bajo su vestido, seguí masajeando su clítoris, besándola hasta que ella dijo:
--- Alguien nos puede ver--- Era cierto pues aunque mis caricias eran por debajo de la mesa nuestros ligeros gemidos eran escuchados siendo el blanco de todas las miradas curiosas.