Los hijos menores de Luriel y Anahí deberán enfrentar el peso de sus decisiones, aunque eso signifique destrozar sus corazones para proteger a su gente. El amor tal vez, no pueda cambiarlo todo.
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Como siempre...
Guaci lo abrazó fuerte y no lo soltó cuando intentó desprenderse de sus brazos.
No dejes de insistir... – le hablaba para que solo él lo escuchara – tal vez pueda retroceder su decisión.
Yo la lastimo...
Pues deja de hacerlo... – se impacientó – ella no tiene nada con Itiaté...
Itiaté no es el problema... – dijo soltándose del abrazo – soy yo...
¿Te vas a la universidad? – le gritó antes que cerrara la puerta del frente de la casa, pero no le respondió
No pudo evitar preocuparse, era tan testarudo y tan imprudente que temía que se lastimara. Pero en ese momento, debía saber cómo estaba Itatí y salió rumbo a la pérgola. Estaban Itatí y Araí sentadas, pero en completo silencio. Se acercó a ellas y le hizo señas a Araí para que las dejara solas.
Ambas quedaron viendo como caminaba con pasos pesados, como si llevara un gran peso sobre su espalda. Había escuchado todo, pero no se había atrevido a hacer ni el más mínimo sonido.
Tenía solo 13 años y tampoco había conocido a ningún joven que le interesara hasta el momento, así que no entendía como si ambos se decían que se amaban, no pudieran encontrar la manera de estar juntos.
Guaci se sentó en silencio y solo le pasó el brazo por la espalda y la atrajo hacia ella. Itatí se recostó en ese hombro y luego de unos segundos los sollozos aparecieron, cuando volvieron a acallarse, recién fue el momento de hablar.
Me dijo que quieres terminar el compromiso... – la sintió asentir y luego se incorporó limpiándose las lágrimas con las manos - ¿estás segura?
Yo no voy a poder verlo con otra... – estaba acongojada – si me dolió ver que la bese... no me quiero imaginar lo que va a ser ver que tenga sexo con ella...
¿De que estas hablando? – no entendía lo que le decía
Yo no sabía que la esposa del cacique tenía que verlo con sus otras esposas... – negaba desesperada – yo no quiero ver eso....
Pero... ¿quién te dijo eso? – no sabía si espantarse o reír
Pitá me dijo que, si él quería, yo estaba obligada a mirarlo...
¿Cuándo te dijo eso...?
Cuando esa chica lo besaba y yo quise ir con ustedes... – explicaba y lloraba otra vez – me hizo volver y mirarlos...
Mi hermano es un completo idiota... pero solo trataba de darte celos.... – no pudo evitar empezar a reír – no te puede obligar a ver nada de eso... si mi padre intentara obligar a eso a mi madre, te puedo asegurar que no viviría para contarlo...
¿De verdad...? – seguía incrédula
Se que eres muy jovencita, pero te aseguro que el día que mi hermano haga el amor contigo... ni siquiera se va a acordar que existen las demás mujeres...
Guaci seguía riendo, pero le daba tanta ternura la inocencia de Itatí que no le quedó otra que aclararle todas sus dudas.
Papá me dijo que había una gran diferencia entre tener sexo y hacer el amor – comenzó a relatarle – y que recién a sus 39 años, cuando hizo el amor con mi madre, fue el momento en que lo descubrió... por eso quiere que nosotros nos casemos por amor...
Pero si se enamora de otra... – seguía llorando compungida
Si dedicaran a su relación, toda esa energía que ponen en buscarse problemas... te puedo asegurar que lo tendrías para siempre comiendo de tu mano... – como la seguía mirando confundida agregó – quiere decir que seguiría enamorado de ti por siempre como mi padre con mi madre...- le dio un empujoncito cariñoso – o mi abuelo con mi abuela... que siguen enamorados 40 años después...
¿Tu mirarías a Iván con otra mujer? – trataba de entender
Yo tuve celos de Camila cuando la conocí... – no podía parar de reír otra vez – y lo voy a asesinar si se le ocurre engañarme... Camila hasta se desmayó por un ataque de celos por unas jovencitas que hablaban con Karai y hasta sintió celos por ti cuando supo que tu padre quería comprometerte con él...
¿Celos de mi...? – estaba más incrédula que nunca
Eres hermosa... – le limpio las lágrimas – mucho más que cualquiera de esas chicas de la universidad...
¿Y entonces por qué está con ellas?
Por tonto... porque ellas son las que lo buscan... porque no sabe decirte que se muere de celos por Itiaté... – se le ocurrió de pronto – ponle de condición para seguir comprometidos que te tiene que ser fiel desde ahora...
No va a aceptar eso.... – dudaba de absolutamente todo
Itatí... tienes que tener confianza en ti... en que puedes tenerlo enamorado el resto de tu vida si eso es lo que quieres... – le sonrió con paciencia – vamos a comer...y mañana vemos la manera de hacerle hablar... para que veas que está enamorado de ti...
¿Se fue a su universidad...?
Supongo que si... – dijo Guaci – no creo que se quede en la calle... sé que te estas imaginando que está con ella, pero rompieron el compromiso... esta vez no sería su culpa...
Caminaron hasta la casa y buscando a Iván, lo encontraron espiando por una ventana.
¿Qué estás haciendo...? – Guaci lo miraba sonriendo
Miro a mi cuñado... – contestó mirándolas – desde que te fuiste con Itatí, yo lo estoy vigilando... se sentó en el piso, contra la columna del pórtico y prácticamente no se ha movido...
Guaci sonrió encantadoramente y miró a Itatí
Aun cuando ya no están comprometidos... no se fue con ella ni con ninguna otra... – la vio acercarse a la ventana para verlo – son muy jóvenes los dos... si no funciona es por los temperamentos de ambos... no porque no haya amor entre ustedes...
Yo lo amo de verdad... – dijo emocionada sin apartar la mirada – y tal vez tengas razón y él también me ame más de lo que cree.
¿Quién rompió el compromiso? – Iván estaba curioso
Itatí... porque creía que la esposa del cacique está obligada a ver a su esposo teniendo sexo con las otras esposas... – dijo Guaci sin poder evitar reírse otra vez
Iván alternada la mirada entre ambas, una riéndose y la otra completamente avergonzada.
No te sientas mal... yo también lo hubiera creído... – señaló la cocina – tu abuelito ya cenó y se fue a acostar... pongan la mesa... yo voy a salir a buscarlo...
No va a querer entrar – dijo Guaci
Yo me encargo... – le guiñó un ojo a Itatí - solo atiéndelo como siempre lo haces en la mesa... así le damos aliento para que te pida para volver...
Las mujeres fueron a la cocina super entusiasmadas, e Iván inspiró profundamente antes de abrir la puerta y salir...
Que hermosa es esta casa – dijo mientras se giraba y miraba el pórtico – ya está la cena... te vine a buscar.
Coman ustedes... – dijo mirando hacia la puerta – ya tuvo demasiadas emociones negativas Itatí, como para arruinarle la cena también...
Me dijo tu hermana que terminaron... – lo vio asentir – si yo le hubiera hecho caso a tu hermana las veces que me echó... no estaríamos casados ahora...
Yo la lastimo...
Deja de hacerlo... – le hizo un gesto de obvio con los hombros – si no quiere nada contigo va a poner distancia... si todavía tienes alguna oportunidad cuando se le pase el enojo, vas a poder notar detalles...
¿Qué detalles? – por primera vez se interesó en lo que le decía su cuñado
Si te mira... si te habla... si te pasa el agua... – comenzó a enumerar – lo que siempre hizo mientras que estaban juntos...
Se levantó rápido e inspiró fuerte para darse valor. En cuanto llegaron al comedor, vieron que Guaci y Araí estaban terminando de poner los cubiertos.
Ve a lavarte las manos en la cocina y ayuda a Itatí a traer las cosas – habló fuerte y le hizo señas para que aproveche para acercarse a ella...
Cuando Pitá se fue, se miraron entre los tres y sonrieron cómplices. Guaci se acercó y le tomó el rostro con ambas manos y lo besó efusivamente... para agradecerle que lo había convencido de intentarlo.
No hablen en guaraní – les susurró – para que él tenga que traducirle como siempre....