Luciana Alame Alcalá, Como era de esperarse después de conocer a sus padres, es una mujer fuerte, hermosa, inteligente, decidida, valiente y claro también obstinada. Ha trabajado muy duro por lo que quiere, saliendo victoriosa, pero ahora se enfrentará a un gran reto, por primera vez en la vida sentirá que no tiene el control, ¿cómo responderá a esto?, ¿Qué papel juega un importante hombre en todo esto?
Te invito a que lo averigüemos.
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¿Accidente?
Lu, ¿Qué fue lo que paso? – Llega una completamente asustada Bibiana hasta el centro médico, pues allá termino Luciana de una forma muy extraña.
Pero no es la única pues segundos después entra corriendo Franco quien se nota que salió con lo que tenía puesto.
- Señorita, ¿se encuentra bien? – Es lo primero que pregunta observándola de pies a cabeza para ver que daños pudo hacerse, encontrando que tiene curitas en las manos y su pie derecho enyesado.
- Señor Soler, estoy bien, pero ¿Qué hace usted aquí?, hoy es su día de descanso. – Pregunta Luciana intrigada.
- Señorita mi prioridad es su seguridad y si usted termino en el hospital significa que algo estoy haciendo mal. – Responde Franco entre aliviado y molesta, le alivia ver que no paso a mayores, pero le molesta profundamente verla herida, ese pie se ve mal, está seguro que tiene un esguince grado 2 mínimo, pero lo peor es que no puede creer que sus subalternos hayan permitido que algo así pasara, alguien se quedara sin empleo ese día y el está seguro.
- Por favor señor Soler no le vaya a llamar la atención a los chicos, no fue su culpa. – Explica Luciana percatándose de que Bibiana lleva unos minutos ahí parada sin decir nada viendo su interacción con el jefe de seguridad. – Bibi no era necesario que vinieras. No fue nada. – Dice Luciana para tranquilizarla, aunque en realidad su pie parece una gran pelota de fútbol.
- ¿Cómo que no fue nada?, mira nada más como tienes el pie – Reacciona Bibiana, reprochándole su tranquilidad ante la situación, además de preocupada por la poca importancia que su jefa le da a su propio bienestar. - ¿Me vas a contar que paso? – Interroga Bibiana. A lo que Franco pone total atención, pues él también quiere saber eso.
- Bueno, estaba en casa trabajando, pero sentí que ya era momento de descansar así que se me antojo un helado de maracuyá, como no había en casa, decidí ir a la tienda que está cerca del edificio de paso para caminar un poco. – Inicia su relato Luciana.
- Espera, espera dime que no saliste sin seguridad. – La interrumpe Bibiana casi previendo lo que diría. Mientras Franco escuchaba atentamente esa parte, el dio órdenes claras de que no la podían dejar sola bajo ninguna circunstancia.
Luciana era consciente que era su culpa, así que sabiendo que Franco estaba ahí escuchando todo, decidió aclarar la situación, para no meter en problemas a nadie, ya le bastaba con estar en problemas ella, como para arrastrar a alguien más.
- Bueno no… la cuestión es que como solo iba a ir a dos cuadras, les dije que solo una o máximo dos personas me siguieran desde lejos, sin que se notara, no quiero exagerar, por ahora nadie sabe de mi llegada aquí, así que no debería correr ningún riesgo. – Se excusa Luciana haciendo de Bibi quiera golpearla, pero no lo hace porque es su amiga y además su jefa.
- No deberías ser tan imprudente. – Empieza a decir Bibiana, pero es rápidamente interrumpida por su querida amiga que siempre tiene una respuesta para todo.
- Bibi, en realidad solo fue un accidente por descuidada, es que no me has dejado terminar de contarte, así que, si me permites hablar, sigo. – Expone Luciana con fingida indignación, haciendo que Bibiana ceda.
- Bien, si dinos, ¿Qué paso?
- Bueno después de comprar el helado, Sali directo a la casa, pero cuando iba a pasar la calle, no me percaté de una moto que venía así que por esquivarla me caí, eso fue todo. – Explica tranquilamente Luciana, aunque en realidad está casi segura que la moto se abalanzo sobre ella, pero no quiere preocupar a Bibiana y tampoco encender las alarmas con Franco, pues existe la posibilidad que se haya equivocado.
- Ya veo, Lu debes tener más cuidado, imagínate donde no puedas esquivar y la moto te arrolle, es muy peligroso, se precavida, ¿sí? – Pide Bibiana, pues sabe que Luciana es bastante despreocupada y no mide los peligros.
- Si no te preocupes, mira ya me van a dar de alta, vete tranquila a descansar y nos vemos mañana.
- ¿Mañana?, no pensaras ir a la oficina en ese estado, ¿verdad? – Pregunta incrédula Bibiana.
- Claro que si, por favor no es tan grave. – Termina de decir Luciana, cuando llega uno de sus hombres de seguridad con las muletas, pues obviamente no puede sostenerse con el pie así, haciendo que Bibiana la mire, como diciendo, ¿no tan grave no? – Bueno quizás no sería buena idea ir mañana, de todas formas, aun puedo adelantar trabajo en casa. – Sonríe Luciana con dulzura
Bibiana solo puede negar con la cabeza. Pero se despide para irse, ya está más tranquila pues ya Franco está ayudando a Luciana y la llevara a casa.
Aun cuando Luciana contó todo naturalmente, Franco pudo percatarse de una pizca de inquietud en el relato de su cliente, por lo que mientras escuchaba todo enviaba un mensaje de texto.
- “Necesito las grabaciones de las cámaras de seguridad de esta zona, para ya”.